Película a reinvindicar hasta el hartazgo, Los crímenes del museo (1933), de Michael Curtiz, es no sólo un interesante thriller sino también una muestra de historia del cine de horror. Durante años se creyó perdida en los anaqueles de la Warner Bros hasta que una copia perfecta apareció a finales de los sesenta. Hoy en día es principalmente conocida como una pieza de interés histórico, ya que este original, realizado un año antes de que entrara en vigencia el famoso Código Hays, contiene elementos que tardarían décadas en resurgir, así como una factura técnica que demuestra el alto nivel de producción con el que se dotó este género.
El argumento, ambientado en la Nueva York de los años treinta, cuenta la historia de Ivan Igor, famoso escultor de figuras de cera cuya obra entera (junto con él mismo) es entregada a las llamas por su inescrupuloso socio y mecenas. Años más tarde, postrado en una silla de ruedas e incapaz de utilizar sus manos para crear figuras, contrata la ayuda de unos siniestros aprendices, los cuales no sólo le sirven para reconstruir su exposición, sino también para tramar su venganza. Es precisamente esta venganza la que se intercala con una trama de carácter policial en la que una sagaz periodista investiga la misteriosa desaparición del cadáver de una famosa actriz de la morgue municipal.
Estéticamente, Los crímenes del museo no tiene desperdicio. Lo limitado de su paleta de colores ha sido compensado con un diseño de producción extravagante que aporta cierto sentido de irrealidad al conjunto, especialmente en lo que se refiere al terrible museo de cera que domina el argumento de la pelicula. Tanto el director Michael Curtiz como su diseñador Anton Grot supieron combinar los artilugios típicos del cine de masas americano de la época (grandes decorados, rocambolescas escenas de acción) con el estilo anguloso de algunas piezas del expresionismo alemán. Asimismo, la trama de investigación muestra por todos lados el desparpajo existente en Hollywood antes de la ola conservadora traída por el código Hays: aparte de una fuerte y salida protagonista femenina, el bajo mundo neoyorkino está mostrado como una mina de decadencia donde incluso los policías son frecuentemente tentados por la corrupción, prestándose al robo indecoroso de licor de contrabando o torturando a un adicto a la heroína haciéndole pasar por el mono con el fin de sacarle información.
Un detalle interesante a nivel técnico es que las figuras de cera de la exposición de Igor fueron interpretadas por actores "posando" para la cámara completamente inmóviles, debido a que las fuertes luces del Technicolor hubiesen derretido unas esculturas auténticas. El resultado da para ciertos momentos un tanto risibiles en los que vemos a las "figuras" respirar o parpadear de manera bastante notable, lo cual puede hacer que se pierda un tanto el efecto de la intriga. Aún así, Los crímenes del museo logra momentos genuinamente perturbadores, especialmente durante el clímax, cuando la actriz Faye Wray descubre la verdadera identidad del asesino y usurpador de cuerpos en un momento casi calcado de El fantasma de la ópera. La dirección de Curtiz durante este clímax es siempre dinámica y emocionante, sobre todo en lo que se refiere a la pelea final y el rescate de la damisela.
Los crímenes del museo se puede encontrar íntegra en los contenidos adicionales de la edición en DVD de Los crímenes del museo de cera (1953), un efectivo pero inferior remake cuyo mayor aliciente real es la presencia de Vincent Price en el papel del maestro escultor. Para todo lo demás, el original de Michael Curtiz es el que hay que ver y atesorar.
¿Se puede creer que he visto varias veces la versión de Price (rodada para 3D, si no me equivoco), y que poseo ese DVD, y que aún no he visto la que comenta?
ResponderEliminarNo tardaré en hacerlo, en todo caso...
Recuerdo que mencionaste esta película en mi blog cuando escribí sobre la "House of Wax" del 2005. El filme suena como algo que vale la pena conseguir, le echaré un vistazo cuando tenga oportunidad.
ResponderEliminarSaludos
Qué bueno que despuntes una crítica de un film tan olvidado y tan clásico, porque está bueno poder conocer tu visión del género sobre las producciones de aquella época de gloria. Saludos!
ResponderEliminarAñado que existe una version reciente escrita por Dario Argento y dirigida por uno de sus colaboradores habituales, Sergio Stivaletti, llamada "la mascara de cera", por si a alguien le apetece curiosear.
ResponderEliminarCosas de la vida, esta pareja tambien ha realizado junta una adaptacion de "El fantasma de la opera", que tambien sale mencionada en el post.
Ambas de calidad regulera, avisados quedan.
Buen blog. yo tambien me la pase mi niñes viendo pelis de terror. y por cierto te recomiendo que visites esta pagina: www.quieroverunfantasma.com
ResponderEliminarTalves te recuerde algo
Yo tampoco he visto esta versión, le pondré remedio pronto, la de Vincent Price si la he visto varias veces, y por cierto la de Stivaletti yo tengo la sospecha que fue parcialmente rodada por Argento, la escena de los cerdos me deja un tufillo claro a su estilo.
ResponderEliminarSaludos
Aún no comprendo cómo nunca he visto esta película, espero hacerlo pronto.
ResponderEliminarGracias por el post, muy bueno.
Saludos.
Está muy guapo este blog... te invito a conocer el mio, uno realmente idiota...
ResponderEliminarPresentamos DIABOLIK TRöNNER un blog realmente absurdo con las noticias sobre la escena musical y no, de NO.MUNDO...
diaboliktronner.blogspot.com/
Interesante donde las haya... lamentablemente nunca e podido verla entera, la e pillado muchas veces empezada cuando tenia TCM en casa... Si me dices que se incluye como extra en el DVD de la versión de los 50 creo que no tendre más remedio que hacerme con uno.
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