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lunes, agosto 31, 2009

Reseña: Thirst (2009)

Otra de las películas más anticipadas de este año es la surcoreana Thirst (2009), nuevo trabajo del director Park Chan-wook, quien como ya todos sabéis se ha ganado su puesto como cineasta de culto gracias sobre todo a su trilogía sobre la venganza. Dejaremos los comentarios sobre dicha obra a los que saben y nos centraremos más bien en esta su nueva película, aunque una vez más su inclusión en esta bitácora responde a una decisión algo arbitraria, ya que muy a pesar del tema escogido, calificar Thirst como una película de terror es estirar bastante el término. Aún así, sigue siendo una gran historia de vampiros, una que da por sentados todos los aspectos de la mitología que rodea a los chupasangres (ahorrándonos así exposiciones innecesarias) y los utiliza para contar una cruel y bella historia de amor, lujuria y culpa.

El argumento consta de dos partes muy bien diferenciadas: la primera cuenta la historia de un sacerdote católico que, tras ofrecerse de voluntario para un experimento concerniente a un nuevo y mortal virus descubierto en África termina convertido en vampiro (hecho que debe ocultar a sus feligreses, que asumen su misteriosa curación como un hecho divino). La segunda parte, que constituye el grueso de la película, es una historia de amor clandestina que es en realidad una adaptación de la novela Thérèse Raquin, de Emile Zolá. Toda esta parte, por cierto, es sorprendentemente fiel al material original; únicamente los temas del vampirismo y la religión católica son invención propia.

La historia de amor a la que nos referimos está muy bien llevada y la mirada al mundo de miserias de culpa y auto-tormento que se asocian al catolicismo enlazan la película de Park Chan-wook con gran parte de la mitología vampírica narrada desde el punto de vista del monstruo. La película en su totalidad está asimismo salpicada con numerosos toques de humor en ocasiones gloriosos (por ejemplo la forma que encuentra el vampiro de procurarse su sustento diario). El protagonista Song Kang-ho (omnipresente actor surcoreano también protagonista de The Host (2006) y otras cintas de este país) hace un muy buen trabajo, pero es su compañera Kim Ok-vin la que prácticamente domina toda la película, sobre todo a partir de su último acto, en el que la cinta toma un giro un poco más convencional en cuanto a historias de vampiros se trata, pero en el que su personaje adquiere unas dimensiones fantásticas e impide que la película se decante por un tono demasiado serio.

A pesar de todo esto, reconozco que no consigo conectar del todo con el camino elegido por Park Chan-wook para contar su historia, y el principal motivo de esto está en la duración. Con 2 horas 13 minutos, la película es demasiado larga para lo que cuenta. Esto puede que sea un prejuicio de mi parte (siempre digo que si una película va a durar más de noventa minutos, más le vale tener una muy buena razón para ello) pero es que además su desarrollo es lento y parece en ocasiones no muy clara en cuanto a qué es lo importante. Hay varias secuencias y momentos en la película que no son desarrollados ni tienen importancia real para la trama, con lo que sólo se consigue alargar un metraje que hubiese sido mucho más potente de haber sido más breve, aunque reconozco que esto es una apreciación muy personal.

Por fortuna todo lo demás lo compensa con creces: Thirst es una de las más interesantes películas de vampiros que he podido ver últimamente, y su visionado es recomendable incluso para aquellos que no sigan la obra de Park Chan-wook. Solamente por su aproximación al tema de las pasiones humanas, su macabro sentido del humor y sus carismáticos personajes, es una experiencia que vale la pena. Y atención al final, uno de los desenlaces más bellos y poéticos que nos podemos echar a la cara, y la manera perfecta de cerrar una historia como esta.

sábado, agosto 29, 2009

Míticos: Roger Corman (1926 - )

A lo largo del siglo XX hemos asistido a toda una evolución del cine de terror que obedecía a las inquietudes culturales de cada década específica. Un cineasta que ha recorrido gran parte de esa evolución es Roger Corman, probablemente uno de los nombres más recurrentes de este tipo de cine, y también uno de los creadores más prolíficos que han pasado por esta bitácora, razón de más para aparecer en esta sección.
Roger Corman comenzó su carrera realizando modestas producciones serie B tocando todo tipo de género. El año de su debut, 1955, dirigió un western llamado Cinco pistolas (1955) y una cinta de terror/ciencia-ficción titulada Las mujeres del pantano (1955). Ya desde sus inicios, Corman solía trabajar con gran rapidez y eficacia a pesar de los escasos presupuestos que manejaba, y conocidas son las anécdotas según las cuales solía terminar muchas veces el rodaje de una película antes del tiempo pautado. Corman, viendo que todavía disponía del plató por unos días más, solía comenzar inmediatamente el rodaje de otro proyecto, casi siempre con el mismo equipo y elenco. Fue así como realizó durante estos años otras famosas películas como Conquistaron el mundo (1955), Un cubo de sangre (1959), La mujer avispa (1959) y La pequeña tienda de los horrores (1960), entre otras muchas. De hecho, la carrera como director de Roger Corman se extiende a lo largo de más de cincuenta películas, todas ellas de bajo presupuesto y todas ellas rodadas en tiempo récord.
Fue a partir de 1960 cuando la carrera de Corman tomaría un giro más ambicioso gracias a su proyecto para la American International Pictures en la que realizaría ocho películas basadas en la obra de Edgar Allan Poe, todas ellas rodadas entre 1960 y 1964. El presupuesto para estos trabajos fue relativamente mayor, aunque nunca llegando al nivel de otras producciones más comerciales. Sin embargo, algunos consideran estas ocho cintas la obra cumbre de Roger Corman como director, y motivos no faltan para ello. En casi todas ellas el protagonista es Vincent Price, quien para entonces ya era un nombre de primera fila en el fantaterror cinematográfico. Corman también trabajó con otros famosos actores del género como Peter Lorre, Basil Rathbone, Ray Milland y Boris Karloff, así como un entonces desconocido Jack Nicholson. Las películas no eran adaptaciones lo que se dice muy fieles, pero lograban de forma bastante sobresaliente la nada fácil tarea de llevar a la pantalla la atmósfera de Poe, esto gracias a la labor del escritor Richard Matheson, que trabajó de guionista en varias de ellas.
Fiel a su frenético ritmo de trabajo, Corman no se conformó con este proyecto sino que fue intercalando sus adaptaciones de la obra de Poe con otros trabajos como La torre de Londres (1962), El terror (1963) y El hombre con rayos X en los ojos (1963), que es probablemente una de sus películas más conocidas y admiradas.
Después de las Poe-movies, Roger Corman fue distanciándose cada vez más del trabajo como director. Su última película en este rol fue Frankenstein desencadenado (1990), una singular adaptación de la novela homónima de Brian Aldiss que "reinventaba" la historia del monstruo de Frankenstein. Sin embargo, Corman estaba muy lejos de la jubilación, pues siguió trabajando como productor de una serie casi interminable de cintas de serie B. La lista de producciones de Roger Corman es demasiado larga para abarcarla en este texto; IMDB registra casi cuatrocientas películas producidas por nuestro mítico de hoy. Por este motivo son muchos los que creen que es en su faceta de productor donde yace el auténtico legado de Roger Corman al cine. Tal argumento cobra fuerza una vez que nos damos cuenta de que produjo, efectivamente, todo tipo de películas, y no sólo de género sino también proyectos independientes que dieron el pistoletazo de salida a muchos grandes directores actuales como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, James Cameron y Joe Dante. Dante es quizás el mayor pupilo de Corman en el sentido de que ha sido aquel que en mayor medida ha continuado la obra de su mentor en cuanto a estilo, temática y alcance, pero todos estos directores que nombramos aquí han reconocido abiertamente la influencia en su carrera del que ha sido uno de los más prolíficos creadores que el cine de género ha tenido y que todavía sigue en activo.

viernes, agosto 28, 2009

Movie Body Counts

Nuevo vicio de la semana: la web Movie Body Counts, donde un montón de gente sin nada mejor que hacer recopila la cantidad exacta de cadáveres regados en una película y los desmenuza por escenas, actores e incluso géneros. Evidentemente las películas bélicas y de acción tienen una gran ventaja, sobre todo en esta época en que el número de extras puede ser inflado gracias a la tecnología, pero de todas formas no deja de ser gracioso.
De acuerdo con esta curiosa web, la película con el mayor número de bajas de la historia es El retorno del rey, tercera parte de la trilogía de El señor de los anillos, que se lleva el gato al agua con 836 fiambres a lo largo de su metraje. Claro está, dicha cifra no es tan difícil de alcanzar teniendo en cuenta que la mayoría de los que la palman son generados por vía digital. Amparados en nuestro recalcitrante antropocentrismo, podemos argumentar también que varios de los muertos no son de los nuestros, es decir, no son humanos. Sin embargo, esto no ocurre así en el segundo lugar de la lista, El reino de los cielos, que ocupa la segunda posición con 610 cadáveres.
En cuanto al género que nos toca, las tres películas con mayor cantidad de cadáveres en pantalla parecen ser las dos partes (juntas, como debe ser) de Grindhouse (310), la versión original de El amanecer de los muertos (175) y la película de Uwe Boll House of the Dead (141). Completando el Top 10 de terror tenemos las películas Blade Trinity (140), el remake de El amanecer de los muertos (131), Versus (127), Resident Evil: Extinction (124), Resident Evil: Apocalypse (123), Abierto hasta el amanecer (122) y Aliens vs Predator: Requiem (115).
No más revisar webs supérfluas (y por lo tanto, tremendamente adictivas) para mí esta semana.

miércoles, agosto 26, 2009

Reseña: La última casa a la izquierda (2009)

Para abrir esta reseña de La última casa a la izquierda (2009) se hace necesario remitirnos una vez más a la cinta original de Wes Craven de 1972. En aquella ocasión intenté explicar por qué me parecía que esta era, en el fondo, una película bastante pobre que para colmo había envejecido muy mal. Dicha opinión la mantengo hoy en día, y creo que las razones por las cuales la película ha sido tan idealizada se deben menos a una cuestión de contenido y más de estética; la cinta de Craven es un desastre a todo nivel (guión terrible lleno de situaciones aletatorias, dirección confusa sin un menor sentido de ritmo o estética, toques de humor muy mal integrados, actuaciones al nivel del cine porno, etc) y es precisamente esa condición tan desmedidamente amateur lo que convierte su propuesta en una transgresión formal que apela al sentimiento de rebeldía generacional de su particular momento histórico, haciendo que la película sea idolatrada por muchos de una forma excesiva. Si bien con el tiempo ha conseguido trabajos mucho mejores, para 1972 Wes Craven no era todavía un cineasta, sino un renegado universitario que experimentaba con un arte del que no por lo visto no tenía mucha idea (a diferencia de, por ejemplo, un Sam Raimi, quien aún en su debut muestra su talento e ideas como director).

Pero estamos en el 2009, y trataremos de centrarnos en la nueva versión. Detrás de la producción se encuentra el propio Wes Craven, quien vio oportuno el momento de rehacer su obra envalentonado por la buena acogida de Las colinas tienen ojos (2006). El proceso de creación de esta película fue largo y azaroso, con casi cien nombres barajados para el director hasta decidirse por Dennis Iliadis. Algo que no sabía es que esta nueva versión de La última casa a la izquierda estaba originalmente planeada para el mercado de directo-a-DVD, y que fue únicamente tras ver el resultado final que se decidió darle una oportunidad en salas de cine. Esto no debería extrañarnos, ya que si bien es verdad que no estamos ante una película perfecta (ni siquiera llegaría a considerarla buena del todo) tiene algunos puntos destacables y representa a todas luces un remake bastante eficiente que logra enmendar un poco al original, aunque por desgracia pasa desapercibida en medio del aluvión de películas similares de los últimos años. Del resto, sigue prácticamente el mismo argumento de la versión original (un grupo de psicópatas viola y asesina a un par de chicas en un bosque para luego alojarse por casualidad en casa de los padres de una de ellas, quienes desatan su justa y cruel venganza) con pocos pero sustanciales cambios, la mayoría de ellos para bien.

Los detractores de esta nueva versión a menudo argumentan que la escena de violación y asesinato de las jóvenes (pieza central en la película original) ha perdido fuerza en este remake. Personalmente estoy en desacuerdo con esta afirmación por dos motivos: el primero es que hoy en día dudo mucho que alguien pueda sentirse impactado por lo que muestra la película de Craven (leemos las palabras "violación" y "asesinato" e inmediatamente nos afectan, pero hay que pararse a ver lo que realmente consigue Wes con su ejecución, que es más bien poco), y en segundo lugar, en esta ocasión el auténtico centro de la cinta no es dicha secuencia (que efectivamente se ve reducida en cuanto a metraje) sino la venganza de los padres, que es cien veces más brutal y terrible en esta nueva versión. El otro gran cambio, y aquí viene un spoiler de los gordos aunque muy probablemente cualquiera que lea este reseña ya habrá visto la película, es que, a diferencia de lo que ocurría en la cinta de Craven, en esta ocasión Mari sobrevive al brutal ataque de sus captores. Dicho giro argumental, que también ha sido bastante criticado por algunos, es sin embargo un gran acierto a nivel dramático ya que hace mucho más creíble la acción de venganza por parte de los padres (recordemos que uno de los momentos más sonrojantes de la original era cuando los padres de Mari descubrían por casualidad y porque sí su cadáver junto al lago).

A decir verdad, la credibilidad de lo que sucede es mucho mayor en esta versión que en el original de Wes Craven, principalmente porque el guión es a todas luces muy superior, con un desarrollo mucho más natural y con ciertos giros narrativos que hacen, por ejemplo, mucho más creíble el hecho de que los padres permitan a los agresores pasar la noche en su casa (a diferencia de la original donde esto ocurría casi porque le salía de los cojones al guionista). Las reacciones de los personajes también son mucho más razonables (a excepción de ese absurdo momento de silencio dramático tras la violación), y aunque los villanos todavía son retratados como unos psicópatas, al menos no son tan condenadamente tontos y caricaturescos como en la película original, lo que los hace en mi opinión mucho más amenazantes. También ayuda mucho que esta nueva película haya cortado de raíz la absurda subtrama de los ineptos policías paletos, un agregado cómico de la cinta original que literalmente te sacaba de la película y no producía más que pena ajena.

Tal solemnidad y crueldad es, sin embargo, la norma en el cine de terror actual, por lo que a pesar de todos sus aciertos, La última casa a la izquierda redux no pasa de ser un thriller medianamente eficaz que destaca principalmente comparándolo con el original de Craven. Aparte del hecho de no ofrecer nada nuevo al género, lo único que realmente puedo criticarle es la infame escena final de la película, un breve epílogo innecesario, absurdo y bobalicón que resulta imposible tomar en serio. Os juro que de no haber tenido esa última escena (que por desgracia es lo que el público recordará tras terminar de verla) esta película hubiese tenido un puntaje mayor y habría pasado los tribunales de esta bitácora como uno de esos remakes buenos. De momento se queda sólo en eficiente, pero al menos mucho más disfrutable que el original.

lunes, agosto 24, 2009

Reseña: Trick 'r Treat (2008)

Una de las películas más esperadas de los últimos años (recordemos que originalmente su estreno estaba previsto para Halloween del 2007), Trick 'r Treat (2008) finalmente parece abrirse paso gracias a la gran cantidad de comentarios positivos que ha cosechado en varios festivales del mundo. Todo ello, sin embargo, no ha sido suficiente para que la Warner le haya dado un estreno comercial apropiado en su país de origen, donde pasará a engrosar la lista de producciones destinadas al mercado de directo-a-DVD. Difícilmente podemos encontrar una mayor injusticia; tras haberla visto, considero que con ella llega no sólo una gran película de terror, sino también una de las que mejor representa el auténtico espíritu de la Noche de Brujas y su imaginario estético. Sin miedo a exagerar, creo que estamos ante un nuevo clásico de dichas festividades que todo visitante de esta bitácora debería ver.

La película es, como ya sabéis muchos, una cinta de antología compuesta por cuatro historias entrelazadas, todas ambientadas en el mismo pueblo y en la misma noche, y todas ellas abordando el tema de Halloween y lo que representa en el panorama cultural americano. No hablaré sobre dichas historias porque, francamente, mientras menos sepáis de la trama mejor, pero sí os adelantaré que la película es muy clara a la hora de reconocer sus influencias, que quedan en evidencia con esos créditos en forma de tebeo de horror que nos remiten inmediatamente a los famosos cómics de la EC como Cuentos de la cripta y sus derivados. Al igual que dichas obras gráficas, Trick 'r Treat no está exenta de uno que otro toque de humor, pero estos están perfectamente integrados y nunca sientes que te saquen de la película.

Los segmentos aquí son muy diversos en cuanto a argumento y alcance, pero por la manera como están enlazados realmente se sienten fluídos y como parte de la misma película. Esto representa un gran acierto ya que de esta forma evita el que muchas veces suele ser el principal defecto de estas películas de antologías: tener un episodio tan bueno que opaque excesivamente a los demás, o por el contrario tener un segmento tan pobre que termine dañando el resto de la cinta. Al mismo tiempo, y a pesar de que en ellos encontramos nombres conocidos como Anna Paquin, Brian Cox o Dylan Baker, se trata de un esfuerzo coral en cuanto a la relevancia de los personajes, y de hecho el (para mí) mejor segmento de todos no incluye a ninguno de estos actores sino que se centra en un grupo de niños que resumen, en un relato de apenas unos minutos, el auténtico espíritu no sólo de Halloween, sino también de un tipo de cine en particular que explora el género de terror tanto en su vertiente emocional (causar miedo en el espectador) como en su capacidad de estimular un imaginario colectivo lleno de monstruos, demonios, brujas y otras criaturas tenebrosas, lo que acerca la película a los terrenos de la fantasía. No es casualidad en este sentido que una de las historias sea una versión bastante particular de Caperucita roja.

La película es el primer largometraje del director/guionista Michael Dougherty, quien ya había trabajado como guionista a las órdenes de Bryan Singer, productor de esta cinta. Los numerosos elogios que ha recibido su trabajo en todas partes donde se ha presentado me hacen preguntarme seriamente por qué ha sido tan maltratada por el estudio, y la única teoría que tengo al respecto tiene que ver con el hecho de que estamos ante una película ciertamente distinta, quizás demasiado para un mercado saturado hasta la náusea de repetitivas muestras de humanos torturando a otros humanos. De todas formas, ninguneos aparte, Trick 'r Treat es una película indispensable que no tiene nada que envidiar a otras grandes antologías como Creepshow (1982) o Twilight Zone: The Movie (1983), y que está destinada a ocupar un sitio privilegiado entre nuestros visionados rituales de Halloween. Recomendable sin reservas.

sábado, agosto 22, 2009

Reseña: Hellraiser: Hellseeker (2002)

La sexta entrega de la saga iniciada por Hellraiser (1987), y segunda de las secuelas directo-a-DVD, se conoce con el título Hellraiser: Hellseeker (2002), y es una película que sigue el camino trazado por Hellraiser: Inferno (2000) al ofrecernos una historia independiente sin continuidad alguna con entregas anteriores, en el que la Configuración de los Lamentos y los cenobitas que tras ella se ocultan no son más que el marco narrativo de una historia que va más por los derroteros del thriller psicológico con un ambiguo envoltorio sobrenatural. Ya habíamos hablado anteriormente de cómo la quinta entrega partía de una buena idea pero al final dejaba bastante que desear. Por desgracia esta sexta padece de los mismos problemas, y de hecho, los profundiza, continuando así la vertiginosa caída libre de una franquicia de terror que terminó teniendo un perfil bastante bajo.

El argumento, transplantado casi enteramente de la película de Adrian Lyne La escalera de Jacob (1990), no tiene realmente nada que ver con Hellraiser aparte de algunas superficiales referencias a la película original, siendo la mayor de ellas la presencia de la actriz Ashley Laurence, protagonista de la primera y segunda entrega de la saga. La señorita Laurence (a quien por cierto, le han sentado bastante bien los años) no es, sin embargo, la protagonista, sino un personaje referencial en la historia de su marido, que es el verdadero centro de la historia. El hombre en cuestión comienza poco a poco a descender por una espiral de locura tras un accidente en el que muere su mujer y del cual él, sin embargo, no recuerda nada. La cosa se complica cuando, tras el inevitable encuentro con el puzzle demoníaco de los cenobitas, varias personas a su alrededor comienzan a caer como moscas y él se convierte en el principal sospechoso de una investigación policial, que por supuesto se mezcla con las bizarras visiones del inferno de dolor que poco a poco se cierne sobre él. El énfasis en este aspecto psicológico sobre todo lo demás no es sino uno de los muchos elementos que me hacen pensar, al igual que en el caso de la entrega anterior, que estamos ante un guión "original" sin conexión alguna con Hellraiser en su concepción inicial, y que luego fue retocado para convertirlo en parte de la saga.

Dejando aparte las evidentes limitaciones del directo-a-DVD, esta sexta entrega de la saga se nota incluso más barata que su antecesora, y con un look mucho más plano y convencional que se asemeja más al de un trabajo televisivo, lo cual me refuerza en mi idea de que la nueva dirección de la saga (historias independientes enmarcadas por la Configuración de los Lamentos) hubiese quedado bien para una serie de televisión con episodios más cortos. Por desgracia, esta cinta se siente también muy estirada y en general de una desgana bastante evidente. De hecho, si no fuera por la presencia de Doug Bradley como Pinhead (único punto en común de las ocho películas) ni siquiera estaríamos poniéndolas al mismo nivel de comparación del resto de la saga. Aquí, evidentemente, no vemos la temática de Clive Barker por ningún lado, y de "nueva carne", nada de nada.

Al final de la película, por cierto, hay una muy predecible revelación sorpresa que termina dañando la historia aún más de lo que ya estaba, pero evidentemente no lo contaré aquí por si hay alguien que desea sufrirla en carne propia. El director de esta película, Rick Bota, sería contratado para las dos secuelas posteriores, pero sería injusto decir que el despropósito de Hellraiser: Hellseeker o sus continuaciones se deba principalmente a él. Con un guión tan desastroso (que para colmo es casi un plagio de una película anterior) este renovado esfuerzo de los cenobitas por regresar al mundo real estaba condenado prácticamente desde el principio.

jueves, agosto 20, 2009

Tres tristes trailers 22




El primero de nuestros nuevos avances va dedicado a la película Triangle, un thriller sobrenatural que da un giro curioso al arquetipo terrorífico del barco fantasma. El argumento, que toca la historia de una mujer que encuentra junto con un grupo de amigos un barco en alta mar completamente vacío en el que cree haber estado antes, no parece realmente muy original, ya que es una trama que se ha visto retratada en muchas ocasiones anteriores, e incluso, a juzgar por lo que nos muestra el trailer, puedo recordar un episodio de Star Trek: The Next Generation exactamente igual con el mismo giro sorpresa y todo. Veremos de todas formas si cumple con los requerimientos mínimos que (particularmente) espero de su director, el británico Christopher Smith, quien empezó de forma modesta con Creep (2004) y mejoró notablemente con Desmembrados (2006).





El segundo avance a destacar en esta ocasión es el de Legion, la última entrada de "cristianismo pop" que intenta explotar el siempre rentable tema del Apocalipsis, mezclado esta vez con grandes dosis de acción cortesía del enfrentamiento entre un grupo de personas refugiadas en un restaurante de carretera y un ejército de ángeles enviados por Dios para castigar a los perversos humanos. La verdad es que el trailer se ve como una caspa bastante risible en el mejor de los casos, pero que, bien ejecutada, podría alcanzar los niveles de disfrute de The Prophecy (1995) siempre y cuando no se tomase a sí misma demasiado en serio (la pinta de los ángeles, no me negaréis, es estrafalaria hasta lo indecible).





Y ya para finalizar menciono el que me ha parecido el más interesante de los tres, uno que seguramente todos vosotros habréis visto. Se trata del estreno de House of the Wolfman, un curioso experimento cinematográfico destinado (no lo dudemos ni por un instante) a ser reclamo publicitario para el inminente aunque retrasado estreno del remake de El hombre-lobo (2010). La película, como sabréis ya, está realizada al estilo de las viejas piezas de monstruos de la Universal, en blanco y negro, con sonido monoaural, y contando en el elenco con Ron Chaney, nieto de Lon Chaney Jr., quien interpretara al licántropo original. La cinta es también un intento por completar una trilogía no oficial compuesta además por House of Frankenstein (1944) y House of Dracula (1945), las cuales, al igual que esta, también incluían a los tres grandes monstruos del estudio compartiendo escena. De entrada la idea me parece buena pero desconfío de ella por un motivo: el tono de los actores me parece demasiado caricaturesco, como si todos ellos hubiesen tomado como modelo no el cine clásico, sino otras parodias del cine clásico. El tiempo nos dirá si estoy equivocado, aunque dudo mucho que lleguemos a ver esta película en carteleras españolas.

martes, agosto 18, 2009

Reseña: Pitch Black (2000)

Y ya para rematar nuestro particular homenaje a la saga de Alien, la tercera película a comentar es, como no, Pitch Black (2000). La escogencia de esta cinta no podía ser más adecuada, entre otras cosas porque en su momento fue publicitada como la heredera del Aliens (1986) de James Cameron, algo que muchos consideran un grave error ya que si bien la trama guarda algunos parecidos superficiales con típicas historias sci-fi de alienígenas hostiles (nave que se estrella en planeta desconocido y supervivientes acosados por las criaturas locales), los monstruos no son el verdadero centro de la trama, e incluso estos tardan un buen tiempo en aparecer y nunca nos son mostrados con detalle.

Lo que sí es sin duda el centro de la historia es la presencia de Riddick, el misterioso asesino que viaja como prisionero en la nave y cuyo accidente le pondrá en libertad para convertirse en una amenaza más para la indefensa tripulación. Hoy en día ya no hay mucho misterio alrededor de este personaje, pero en aquel entonces la película lo presentaba como un auténtico villano o al menos un antihéroe del que esperabas lo peor. La capacidad casi sobrenatural de Riddick para ver en la oscuridad le hace el contrincante perfecto para las criaturas que habitan el planeta, cosa que en la película otorga un conflicto interesante según el cual la tripulación se ve obligada a depender precisamente de aquel en quien menos deberían confiar. Este personaje es interpretado por Vin Diesel en lo que fue básicamente un vehículo de lucimiento, ya que para ese entonces el estudio tenía un gran interés en lanzar a este actor como el heredero de los grandes héroes de acción de los ochenta y noventa. La verdad es que, viendo la película hoy en día, resulta fácil ver por qué Vin Diesel se convirtió en una estrella: en Pitch Black hace un trabajo muy sobresaliente, hasta tal punto que, honestamente, no logro imaginarme a otro actor haciendo su papel. Vin Diesel logra el balance entre la bravura necesaria en las escenas de acción y el carisma indispensable para convertirse en el héroe de la historia. Esto me refuerza en mi creencia de que el marketing de la película no fue el más correcto, ya que Riddick comienza en verdad como un villano y al final el público termina poniéndose de su parte, en un arco argumental muy interesante que se destruyó con una publicidad que intentaba venderlo desde el principio como el héroe.

El padre de esta criatura, por cierto, es David Twohy, un director muy interesante que por desgracia siempre ha pasado por debajo del radar. Pitch Black es probablemente hoy en día su película más famosa, aunque desde aquí recomendamos el acercamiento a una de sus cintas más interesantes: The Arrival (1996), thriller de conspiraciones mundiales mezclado con alienígenas que demuestra el buen hacer de un director que, casi invariablemente, se ha mantenido fiel a sus orígenes de ciencia-ficción. Y es que si bien el esquema es el de la clásica película de terror con monstruos, Pitch Black hace algo digno de las grandes obras sci-fi al dejar intuir, con muy pocos rasgos, una mitología y un universo que posteriormente se ha explorado en "continuaciones" como Las crónicas de Riddick (2004) y Dark Fury (2004), otorgando a la obra de David Twohy un tono ambicioso con aspiraciones de Space Opera. No resulta casual en este sentido la presencia de la actriz Claudia Black, que para ese entonces era una de las protagonistas de la serie de ciencia-ficción Farscape, con la que las películas de Riddick tienen más de un punto en común en cuanto a estilo y alcance.

Los monstruos, asimismo, son increíbles. A pesar de estar realizados con tecnología informática, la general oscuridad de la película ayuda a ocultar efectivamente cualquier carencia de efectos especiales, y si bien tardan mucho en aparecer, la anticipación del peligro está latente desde el principio. Con unas criaturas intimidantes, unas actuaciones notables y una atmósfera de maravilla afianzada por una gran fotografía extraterrestre, Pitch Black es un muy buen homenaje a las películas de monstruos y una que podemos recuperar para el futuro, mucho más interesante y efectiva sin duda que otras producciones más rimbombantes y espectaculares. Recomendable a más no poder.

domingo, agosto 16, 2009

Reseña: Deep Rising (1998)

Siguiendo con nuestro particular homenaje a la saga de Alien, toca en esta ocasión acercarnos a una muestra proveniente del director Stephen Sommers. La gran mayoría hoy en día asocian inmediatamente a este cineasta con lo que fue su mayor éxito comercial, La momia (1999), una reinvención del clásico de Universal en clave de aventura con toques de comedia. Sin embargo, muchos olvidan (voluntariamente en ocasiones) que justo el año anterior Stephen Sommers había intentado dicho éxito con Deep Rising (1998), conocida en España como El secreto de las profundidades. A pesar de haber sido un rotundo fracaso a nivel de crítica y taquilla, la película fue un gran avance en la carrera de su director, quien para ese entonces sólo era conocido como el artífice de las adaptaciones con actores reales de Las aventuras de Huck Finn (1993) o El libro de la selva (1994), ambas para la Disney. En otras palabras, Sommers era considerado un director de inofensivo entretenimiento familar. Pues bien, con Deep Rising el hombre parece haberse desquitado; de todas las películas que ha hecho, es sin duda la más cruel y sangrienta. También es una película exageradamente maltratada por la crítica, y que aquí intentamos reinvindicar.

El argumento es, como ya sabemos, un cuasi-plagio del esquema de Aliens (1986), sólo que situado en alta mar: un crucero de lujo es abordado por piratas modernos en medio del océano Pacífico, sin saber que el momento de su entrada no podía ser peor, ya que han inhabilitado el barco justo en el territorio de unos terribles monstruos marinos con gran apetencia por la carne humana. Cuando estas criaturas de repente invaden la nave y empiezan a masacrar a todo el mundo, escapar se convierte en la mayor de las prioridades.

No quiero revelar aquí el aspecto ni la naturaleza de las criaturas porque verlas por primera vez es uno de los mejores momentos de la película. Basta decir que, de todas las cintas que tratan el tema de los monstruos marinos, esta es una de las que más me han impactado, y se debe principalmente a los monstruos. El diseño de estos corrió a cargo de Rob Bottin, quien ya había trabajado como diseñador de monstruosidades en clásicos como El aullido (1981) y La cosa (1982). Sin embago, a diferencia de estas películas, los monstruos de Deep Rising son elaborados completamente por medio de tecnología informática, algo que se convirtió en la norma tras el estreno de Parque Jurásico (1993). Con todo y esto, las criaturas están muy bien hechas, y cada vez que aparecen las sentimos de verdad como una amenaza.

Por cierto, uno de los elementos más curiosos de la película es que no hay héroes; todos los personajes son unos maleantes y forajidos, tanto el jefe de los mercenarios interpretado por Treat Williams (quien compone un antihéroe de la escuela de Bruce Campbell) como su compañero de aventuras (interpretado por el amigo y frecuente colaborador de Sommers, Kevin J. O'Connor) , así como la guapa ladrona a la que da vida Famke Janssen. Todos estos personajes (y los demás) conforman una pandilla de desgraciados de lo más detestable, algo realmente inusual y que rompe con aquella imagen de cine familiar de la que hablábamos anteriormente.

Claro que la película tiene sus fallos y detalles sonrojantes a nivel de historia, y si uno tiende a tomársela demasiado en serio, saldrá sin duda decepcionado ante la subordinación total del argumento a las necesidades del típico cine de acción, pero, al igual que con las otras películas de este homenaje, si uno hace el esfuerzo de apreciarla por lo que en el fondo es, Deep Rising se convierte en un auténtico placer. Atención a la imagen final, por cierto, una que pide a gritos una secuela que, por desgracia, jamás llegaría a realizarse.

viernes, agosto 14, 2009

Reseña: Species (1995)

Comenzamos nuestro particular homenaje a la saga de Alien hablando de una de las películas con las que más fácilmente podemos conectarla, una modesta cinta de mediados de los noventa conocida como Species (1995). Todos sin duda la conoceréis, y coincidiréis conmigo en que la influencia de la película de Ridley Scott es más que evidente. Species incluso cuenta entre sus responsables al artista suizo H.R. Giger, quien no sólo se encargó del diseño de la criatura sino que también estuvo muy involucrado en el rodaje, hasta el punto de pagar de su propio bolsillo la realización de alguna de las secuencias de efectos especiales. La cinta, a pesar de no ser ninguna obra maestra, sí que tiene un encanto especial que se debe principalmente a lo disparatado de su concepción y a un argumento un tanto insólito para una película comercial.

Dicho argumento es el siguiente: la película trata acerca de un híbrido humano-alienígena con forma de rubia cañón que se escapa de un laboratorio secreto del gobierno y comienza un largo viaje en busca de un semental humano que logre fertilizarla, dando paso así a una invasión de pequeños monstruos en toda regla. El gobierno, dispuesto a ponerle freno, arma un equipo especial formado por una científica, un asesino a sueldo, un antropólogo y un psíquico con poderes empáticos, con la sola misión de localizar a la criatura y destruirla. De entrada este es un detalle que me gusta: normalmente en este tipo de cintas el objetivo del gobierno es siempre atrapar con vida al monstruo para estudiarlo, pero en esta ocasión no se andan con remilgos y directamente tiran a matar. Otra cosa curiosa es que entre este grupo especial de cazadores se encuentran actores de relativo renombre que difícilmente asociaríamos a un producto como este (al menos en su momento): Ben Kingsley, Michael Madsen, Alfred Molina y Forrest Whitaker, sin duda un gran elenco que da a esta película un perfil de aparente seriedad, cuando en el fondo su guión es más apropiado para una porno de temática sci-fi.

De todas formas, la auténtica estrella de la película es la alienígena, interpretada aquí por Natasha Henstridge. Para el momento en que se estrenó la película, ella no era más que una modelo canadiense prácticamente desconocida, pero esta cinta la puso inmediatamente en la mira de la industria, y no es para menos porque en esta película está realmente increíble. Cuando está en su forma humana, la chica es absolutamente perfecta, hasta el punto que difícilmente puedo culpar a los especímenes masculinos que caen como moscas a su paso. Curiosamente, la señorita Henstridge supo jugar muy bien su carta y dominar su carrera casi de inmediato, porque nunca más volvió a despelotarse como en esta cinta (a excepción de su secuela inmediata). Pero aparte de sus evidentes atractivos físicos, la verdad es que su trabajo es notable: la criatura realmente es amenazante en cuanto a presencia, aunque su belleza la haga tremendamente atractiva. Los diseños de Giger cuando el monstruo nos muestra su verdadera forma también son sobresalientes, llevando al paroxismo el componente erótico del artista suizo y permitiéndonos unos vistazos fugaces al mundo extrarrestre del que la chica proviene.

El éxito de la película fue en su momento toda una sorpresa, ya que difícilmente creo que el estudio esperara mucho de ella. Hoy en día, cuando el auge de Internet hace que tengamos cientos de reseñas, avances y material de cualquier película incluso antes de su estreno, dicho éxito hubiese sido imposible, pero en aquel entonces fue toda una sensación. Por supuesto, ha generado hasta la fecha tres secuelas, de las cuales solamente una se estrenó en cines; las otras dos quedaron relegadas al formato doméstico, aunque siguen su propia historia y tienen poco que ver con las dos entregas cinematográficas. Esta, por lo que toca, sigue siendo una película muy recomendable siempre y cuando nos la tomemos con la ligereza que amerita (después de todo, en el fondo no es más que el sueño húmedo de un trekkie: una tía buena alienígena dispuesta a follarse a los tíos de la Tierra). Por todo esto puedo decir que, en lo particular, nunca me cansaré de recomendarla.

miércoles, agosto 12, 2009

Tres mujeres y otros tantos monstruos

Como estos días ando un poco liado debido a asuntos extraños a los quehaceres de esta bitácora, tendréis que perdonarme (como otras tantas veces) el post de transición. De todas formas, por si acaso, repetiré lo que comentaba anteriormente: las tres próximas reseñas estarán dedicadas a otras tantas películas evidentemente inspiradas en la saga iniciada por Alien (1979). Dichas reseñas forman parte del minúsculo homenaje que desde estas líneas queremos hacer a la película de Ridley Scott.
Las tres películas tienen varias cosas en común: todas ellas son consideradas películas menores, aunque en mi opinión dicha calificación sea bastante injusta, ya que las tres son memorables dentro de lo que sus expectativas y aspiraciones dejan entrever. Cada una de ellas está asimismo representada por una de las tres féminas cuyos rostros sugerimos en la imagen de esta entrada (ojo: no necesariamente son las protagonistas). Ya seguramente muchos de vosotros sabréis a cuales películas me refiero (y aquellos que tengan la desdicha de conocerme personalmente lo saben mejor que nadie), así que no diré más.
Hasta dentro de un par de días.

lunes, agosto 10, 2009

Reseña: Alien (1979)

En realidad no me considero capaz de decir algo sobre Alien (1979) que no se haya dicho ya mil veces, pero dado que estamos en su trigésimo aniversario, es justo que aparezca en esta página. No intentaré hacer realmente una reseña ya que hay literalmente miles desperdigadas por la red, la mayoría sin duda mejores de lo que puedo escribir aquí. Así que simplemente me limitaré a compartir un par de impresiones personales sobre la película y también sobre algunas cuestiones referentes a su concepción, las cuales son casi tan interesantes como la cinta misma.

Para empezar, podemos decir que Alien es, antes que nada, una película clásica de monstruos en todo sentido, y un regreso a las raíces mismas de dicho género a lo largo de los años cincuenta. En ella, un grupo de currelas del espacio acuden a la llamada de una señal de auxilio que los lleva a un planeta desconocido del cual terminan trayéndose (contra su voluntad) a una criatura alienígena que va despachando a los miembros de la tripulación uno tras otro. En el fondo, dicha trama es prácticamente un remake encubierto de El terror del más allá (1958), hasta el punto que los responsables de esta incluso se plantearon demandar a la Fox por plagio, algo que por fortuna para todos nunca llegó a ocurrir. La película de Ridley Scott también toma una página del libro de estilo de Tiburón (1975) al no mostrar a la criatura más que en contadas ocasiones, aunque esto último (dicen) se debió a que el director no deseaba que el público notase demasiado las semejanzas del alienígena con la raza humana, cosa que en mi opinión es uno de sus factores más inquietantes. Este misterio tejido alrededor del monstruo es algo que, evidentemente, las secuelas perderían, y que hacen de esta una película mucho más afincada en la tensión propia de anticipar el peligro, y sobre todo, una genuina cinta de terror en la que la ambientación espacial es lo único que la vincula al género sci-fi. De hecho, el argumento de la película habría podido ser trasladado a un barco en medio del mar en la Tierra del siglo XIX y hubiese tenido la misma fuerza.

Se habla mucho de Ridley Scott y poco, por desgracia, de los demás artífices en lo que fue un trabajo de equipo. El guionista y padre de la idea, Dan O'Bannon, resucita para Alien el concepto de "camioneros espaciales", que contrasta con la visión típica de los hombres del espacio como nobles e intrépidos exploradores, y que el autor ya había utilizado junto con John Carpenter en Dark Star (1974), allá por los albores de sus carreras. Al igual que en aquella película, los protagonistas de Alien distan mucho de ser héroes, y forman más bien una pandilla de vulgares funcionarios cuya única preocupación real es la comisión que recibirán por entregar su carga a tiempo, y que prácticamente tienen que ser obligados a llevar a cabo la misión que los pondrá en contacto con la criatura. Su guión original, sin embargo, fue retocado entre otros por Walter Hill para incluir muchos de los elementos que hoy identificamos con la saga y que no se encontraban originalmente, como la presencia del robot.

El otro nombre que siempre sale a relucir es el de H.R. Giger, el artista suizo responsable del ahora icónico diseño de la criatura. Giger había sido en gran medida un desconocido para la maquinaria hollywoodense, pero atrajo su atención gracias a sus diseños para la nunca realizada película que Alejandro Jodorowski preparaba basándose en la novela de Frank Herbert, Dune. El resultado está en la línea del artista, una criatura estéticamente basada en una especie de preciosismo oscuro que en él es habitual, y es bien sabido que el guión original contemplaba que fuera al principio transparente y que se fuese haciendo más negra a medida que envejecía gracias a su metabolismo superacelerado. Este fenómeno, sin embargo, nunca llegaría a hacerse una realidad debido a las limitaciones de la cinta en cuanto a efectos especiales.

Quizás hayan sido precisamente esas limitaciones las que lograron que la película fuera tan contenida a nivel de exposición y jugara más con el misterio acerca de la criatura, así como el suspense y anticipación generadas por su presencia en aquella claustrofóbica nave espacial en la que el monstruo acecha en cualquier rincón y puede aparecer en cualquier momento. Esto tiene su mérito, ya que difícilmente podemos encontrar un escenario más lejano a nosotros como espectadores que el espacio exterior. Por eso y muchos otros motivos Alien es una de las grandes que han pasado por aquí.

Y preparaos, porque la próxima tríada de reseñas estará dedicada a comentar tres películas menores pero reinvindicables que, de forma bastante evidente, se inspiran en esta famosa saga de criaturas xenomorfas del espacio exterior. Advertidos quedáis.

sábado, agosto 08, 2009

Reseña: Eden Lake (2008)

La británica Eden Lake (2008) es probablemente una de las películas de las que más he escuchado hablar este año, una que venía envuelta en un manto de hype que la catalogaba como la más brutal película de terror que nos podíamos echar encima, con unas irreales e inexplicables expectativas similares a las que en su momento despertó Wolf Creek (2005). Pues bien, al final ambas parecen haber tenido más de una cosa en común. La película, que cuenta los horrores vividos por una pareja atacada en su fin de semana por una pandilla de escoria adolescente, está sin duda bastante bien rodada y se hace progresivamente más cruel a medida que transcurre su metraje, pero es en definitiva algo que está mil veces visto y que difícilmente justifica el desmedido entusiasmo que ha despertado.

El principal problema de Eden Lake es que es exactamente igual a la mayoría de las películas de terror que vemos hoy en día. De haber llegado unos años antes hubiésemos podido impresionarnos ante un survival horror lleno de violencia y rematado con una losa nihilista sobre nuestras cabezas acerca de la maldad del ser humano, pero hoy en día, tras tantos exponentes similares (se me ocurren al menos diez ahora mismo), ya deberíamos estar bastante desensibilizados ante todo esto. No sólo la situación y los giros sorpresa de la trama están ya muy vistos e increíblemente manoseados, sino que toda la carga pesimista del último tramo de la película es en realidad la norma en la mayoría de las historias pertenecientes a este subgénero en los últimos años, así que el típico argumento del "aire fresco en medio de tanto happy end americano" se cae por su propio peso.

Lo que pasa es que nosotros como espectadores (aquí me incluyo) muchas veces caemos en el error de abrazar cualquier cosa por el solo motivo de no venir del circuito hollywoodense, sin prestar atención a que, en el fondo, nos estén sirviendo exactamente lo mismo que Hollywood nos ha estado empujando por la garganta los últimos años, sólo que en un acento diferente.

Pero hablemos también de cosas destacables: como decía antes, la película se va haciendo cada vez más cruel y logra mantener el suspense de una forma bastante eficiente, cosa nada fácil teniendo en cuenta que maneja (muy bien, eso sí) pocos recursos: desde el principio sabemos quiénes son los villanos y únicamente hay dos víctimas, quienes definitivamente se lo pasan muy mal enfrentados a los críos, que en la película están representados prácticamente como descerebrados monstruos fácilmente manipulables por el salvaje cabecilla del grupo. Si algo consigue la película muy bien es aumentar cualquier displicencia que podamos tener con los adolescentes urbanos actuales de las clases marginadas (intención que queda clara gracias a la presentación de la protagonista como maestra de escuela que "cree en los niños"), aparte de hacernos abogar en favor del porte legal de armas. Es verdad que, como típicamente sucede en estas películas, los personajes toman a menudo decisiones bastante absurdas e inverosímiles, y muchos de los toques de violencia se sienten gratuitos y con el único objetivo de explotar aún más la empatía del público con el personaje de la mujer y el desprecio hacia sus agresores, pero en fin, no es nada a lo que no estemos acostumbrados ya, y la verdad es que ese detalle no pasa de ser meramente anecdótico.

En fin, si uno es bastante joven o no ha visto muchas películas de terror en los últimos seis años, igual hasta puede considerar Eden Lake como una película sobresaliente. El resto me temo que no encontrará demasiados logros, ya que se trata de una cinta muy repetitiva y poco ambiciosa, así como bastante parecida a otros recientes trabajos británicos como The Descent (2005), con la que comparte escenas casi calcadas. He leído, por cierto, una gran cantidad de reseñas que comparan esta película con Funny Games (1997), cosa que creo no viene mucho al caso. Si bien las dos parten de una premisa similar (pareja acosada en un lugar idílico por desalmados jóvenes), las semejanzas acaban allí; Funny Games hacía, únicamente con el arma de la sugestión, una crítica hacia la violencia en los medios. Eden Lake hace a su vez una crítica a la violencia real, pero lo hace de una forma bastante explotativa, superficial y obvia. Aquí realmente no hay muchas reflexiones posibles, y al final la cinta únicamente deja al espectador rebosante de un muy fuerte y básico odio.

jueves, agosto 06, 2009

Reseña: Exorcismo en Connecticut (2009)

Lo primero que hay que saber de Exorcismo en Connecticut (2009) es que es una película de Lionsgate, y como casi todas las cintas de terror de esta productora, tiene una estética muy reconocible que se caracteriza por su suciedad muchas veces monocromática. La otra cosa evidente es que su argumento es increíblemente parecido a cualquiera de las películas de la saga de Amityville, con la que tiene varios paralelismos, siendo el principal de ellos la historia de una familia con problemas que se muda a una antigua casa afectada por un pasado tortuoso y cuya maligna influencia comienza poco a poco a afectar a sus nuevos habitantes. Por fortuna esta cinta, aunque no deja de caer en numerosos lugares comunes de este sub-género de caseríos encantados, está mucho mejor resuelta que cualquier entrega de la anteriormente nombrada saga, sobre todo el reciente remake producido por Platinum Dunes. También tienen en común el hecho de que, supuestamente, esta película está basada en una historia real (que, obviamente, no lo es).

La película nos trae de nuevo a Virginia Madsen, una mujer interesante que cometió el mortal pecado de querer seguir siendo actriz en Hollywood después de los treinta. Por este motivo, en los últimos años ha sido desperdiciada en insulsos roles de madre, algo de lo que por desgracia esta película no escapa. Siguiendo fielmente el guión de este tipo de historias, esta mujer traslada a su familia a una antigua casa escogida por su cercanía con el hospital donde recibe tratamiento su hijo enfermo de cáncer. Es este joven el auténtico protagonista de la historia, que comienza cuando empieza a descubrir el misterio de la casa y sus antiguos dueños, uno que por supuesto sólo puede ser resuelto desde el presente. Reconozco que el detalle de la enfermedad del chico es una buena excusa para explicar la omisión de lo que hubiese sido la acción lógica por parte de la familia al empezar los hechos sobrenaturales: salir pitando de allí. Esto, por desgracia, no se explora mucho.

Para variar, el título que se le ha puesto a la película en España no resulta tan apropiado, ya que el supuesto exorcismo no tiene mucho que ver realmente con la película (en la cinta incluso se dice abiertamente que es la casa la que está "poseída", no una persona), con lo que el título original, The Haunting in Connecticut, hubiese estado mucho mejor. Eso no quita, sin embargo, que la cinta tenga momentos auténticamente siniestros, algunos baratos, por supuesto, como las típicas subidas de audio, pero otros están muy bien resueltos, y la historia de la casa es asimismo bastante interesante, más de lo que normalmente se ve en este tipo de producciones. Otra cosa que se agradece es que, si bien hay una presencia importante de efectos especiales, estos son un complemento de la historia y no al revés, como tantas veces ocurre. Este detalle en particular me hace perdonar en gran medida su falta de originalidad o el ya muy típico momento en que un personaje tiene una "visión" que cuenta en forma de película un evento del pasado. Este recurso, tan utilizado en thrillers sobrenaturales, me molesta un poco porque son muy contadas las ocasiones en que se hace bien, y la mayoría de las veces sólo delatan pereza argumental.

En resumen, Exorcismo en Connecticut no es una gran película, pero tampoco está tan mal como pensé anteriormente. Teniendo en cuenta que cuando la vi no esperaba mucho de ella, puedo decir que me ha dejado satisfecho. Si quien lee esto gusta de las historias de casas encantadas y desea ver una película que, sin ser inteligente, no insulte su inteligencia, definitivamente le podría ir mucho peor que dándole una oportunidad.

martes, agosto 04, 2009

La inútil lista de la década: el 2007

Llega agosto, y con él, nuestra particular lista de la década alcanza el año 2007. No debería ser sorpresa para nadie el hecho de que este año se incluya en el podio principal a la película REC (reseña aquí) de Paco Plaza y Jaume Balagueró, una de las cintas de terror españolas que mayor repercusión ha alcanzado fuera de sus fronteras. Esta historia de zombis narrada por entero desde la perspectiva de una cámara de televisión está a punto de estrenar su secuela este año, por lo que su influencia parece, de momento, no haberse detenido. Sin embargo, no fue esta la única pieza de interés del 2007; este mismo año vió también el regreso de Frank Darabont con su adaptación del relato de Stephen King La niebla (reseña aquí), la cual no hay que confundir con la famosa película de John Carpenter. Se trata, lo sabéis de sobra, de una cinta que no me canso de recomendar, y una que merece ser vista independientemente de la apreciación que se tenga de la obra de King como escritor. Aprovecho para repetir por enésima vez la necesidad de hacerse con la edición en DVD de dicha película para verla en blanco y negro, tal como su director hubiese deseado.
La tercera entrada de este año a destacar tiene que ser, definitivamente, para la francesa A l'intérieur, la cual criminalmente todavía no he reseñado pero que desde ya destaco como uno de los mejores exponentes de esta nueva moda de películas de terror francesas que nos han llegado en los últimos años. Más que su por su innegable desprecio a la contensión en cuanto a violencia se trata, A l'intérieur destaca sobre todo por la manera como aborda un tema tan espinoso como la obsesión de la maternidad, y si se tiene el estómago para aguantarla uno se asegura una gran película, al menos para el criterio de quien esto escribe. Ojo: cuando digo que hay que tener estómago no me refiero precisamente a la cantidad de hemoglobina desplegada en pantalla, sino más bien a ese pesado tono nihilista que impregna cada uno de sus fotogramas y que puede hacerla un tanto difícil de digerir. Al menos para mí lo ha sido.
Y bueno, en el apartado de nominadas tenemos suerte, porque el 2007 ha sido un año interesante. Siguiendo con los franceses tenemos una entrada un tanto más convencional pero no por ello menos efectiva, como es el caso de Frontiére(s), una emulación gala de La matanza de Texas con un (a veces demasiado) marcado subtexto político. Este año tuvimos también una gran secuela en la forma de Hostel 2 (reseña aquí) de Eli Roth, una que no sólo repite los esquemas de la primera parte sino que hasta cierto punto los amplía sin por ello abandonar su sentido del humor, sin duda lo mejor que tiene. El 2007 también nos regaló el estreno de Grindhouse, que en España tuvimos que ver dividido en sus dos componentes principales: Planet Terror (reseña aquí), de Robert Rodríguez y Death Proof (reseña aquí), de Quentin Tarantino, sin los falsos trailers que las hacían tan especiales. Por desgracia, nunca sabremos cómo hubiese sido la película si la hubiésemos podido ver en su totalidad tal y como fue concebida (y en una sala de cine, obviamente, porque si no no tiene ningún sentido), pero aún así, ambas son muy buenas, sobre todo la de Tarantino, que tiene la que probablemente sea la mejor persecución de coches que jamás haya visto en pantalla. Imprescindible.
No quisiera terminar sin antes recomendar una vez más, por cierto, echar un vistazo a Dead Silence (reseña aquí), una película que, lejos de ser perfecta, ha sido demasiado maltratada a pesar de que tenía varios elementos destacables y de auténtico cine de terror. La película no tuvo mucho éxito a pesar de que, en general, era mucho (pero mucho) más interesante que Saw, cinta del mismo director y que sin embargo disfrutó de un éxito mayor.

domingo, agosto 02, 2009

Dos posibles piezas de interés en el After Dark Horrorfest

Por increíble que parezca, hay un motivo que podría justificar que me acercara a las películas de la cuarta edición del After Dark Horrorfest, que comienza en enero del 2010. El motivo es el estreno en dicha muestra de dos películas de terror que han llamado mi atención más que cualquier otra de las que han ostentado. La primera de ellas, The Graves (2010) sin duda la conoceréis ya por la cobertura que le ha dado el amigo Joan, de Almas oscuras, así que no lo repetiré aquí; pasad por su página y comprobarlo vosotros mismos porque vale la pena. Si quería, sin embargo, comentar un par de cosas, y es que recuerdo que cuando vi el cartel y el primer avance me sonaron bastante la cara de la chica protagonista y el nombre del director, pero no sabía de donde. Pues bien, ya está resuelta la duda: la chica protagonista, Clare Grant, es aquella belleza que se despelotaba en el episodio de Masters of Horror Valerie on the Stairs (2006), que escribe y dirige Mick Garris basándose en un relato de Clive Barker.
En cuanto al nombre del director, Brian Pulido, quizás os suene a algunos como el creador de Lady Death, un personaje de cómics protagonista de una serie bastante autonconsciente de su desparpajo de gore y tetas que impulsó a su principal artífice a hacerse cargo de una larga serie de cómics basados en las sagas de Viernes 13 y Pesadilla en Elm Street. The Graves es el primer largometraje de Pulido como director, y a juzgar por el avance no estará muy alejado del estilo que ha impreso en sus viñetas. El caso es que habrá que verla.
La otra película a estrenarse en el Horrorfest es Dread (2010), nueva incursión cinematográfica de los relatos escritos por Clive Barker en los Libros de sangre y una cinta a la que, personalmente, le llevo siguiendo la pista desde hace tiempo. Todavía me pregunto cómo se puede trasladar correctamente la atmósfera de este relato a la pantalla, pero lo cierto es que pinta muy bien. Si todo sale como espero, podré verla en el Fantasy Filmfest de este año, así que os mantendré informados de qué tal está.
En fin, estas dos películas son un buen motivo para desviar la mirada hacia un "festival" (todavía no sé si es la palabra indicada al ser más bien una muestra pública de nuevas adquisiciones por parte de una distribuidora independiente) cuyo historial es bastante penoso. De hecho, yo sólo he llegado a ver completa la primera edición, de la cual he reseñado aquí dos cintas: Los abandonados (2007) y Penny Dreadful (2006). Por los general estas películas han sido tan mediocres (en el mejor de los casos) o directamente tan abominables que ni las he querido tocar. ¿Será la excepción este año que viene? Bueno, por lo menos en lo que respecta a estas dos cintas, sí que caerán por aquí sea como sea.