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martes, agosto 30, 2005

Míticos: Rick Baker (1950 - )

Si alguna vez te ha impresionado el trabajo de maquillaje de una película, lo más probable es que detrás de las cámaras haya trabajado Rick Baker, auténtico maestro a la hora de traer a la vida cuanto adefesio haya pasado por la mente de guionistas, directores ya afines. Si lo que se necesita es hacer realidad cualquier criatura, por imposible que sea, Baker es el hombre. Su trabajo, alabado dentro y fuera del mainstream hollywoodense, le ha valido (hasta la fecha), seis premios Oscar, aunque para ser justos, sólo uno de esos galardones ha sido por una película de terror.
Rick Baker nació el 8 de diciembre de 1950 en Binghamton, localidad del estado de Nueva York. Desde muy joven tuvo una extraña fascinación con los gorilas, y serán precisamente estos seres los que tendrán una influencia decisiva en su éxito como artista del maquillaje y los efectos especiales "a la antigua". Entre sus primeras anécdotas se cuenta que, a los 14 años, intentó maquillar a un amigo suyo para hacerlo pasar por un anciano y registrarlo en un asilo. Estando todavía en el instituto, confeccionó un traje de gorila que se pondría en varias ocasiones para trepar por los árboles y divertir a sus compañeros.
A los 18 años, Rick Baker vio la película El planeta de los simios (1968), que le dejaría marcado de por vida. Tras confeccionar una máscara de mono similar a las de la película, se dejó ver por numerosos autocines donde el famoso film de ciencia-ficción era proyectado, tan sólo para ver las reacciones de la gente. Ya estaba claro cuál era la vocación del muchacho.
Su primer trabajo fue en 1971, cuando diseñó el traje del monstruo principal en la película de bajo presupuesto Octaman. Por su labor le dieron 1.000 dólares. Durante los años sigiuentes se abrió camino gracias a otras películas de terror serie B que luego se transformaron en auténticos clásicos del género: It's Alive (1974) y Squirm (1976). En la primera, su labor fue crear las criaturas protagonistas de la película, una raza de bebés mutantes que despedazaban y devoraban a quien se le pusiera enfrente. En la segunda, tuvo que llevar a la realidad un ataque de millones de gusanos carnívoros, todo esto antes de que los efectos digitales se pusieran de moda.
La primera oportunidad de Rick Baker con una producción de altos vuelos fue cuando, en 1976, Dino de Laurentiis produjo el remake de King Kong, con Jeff Bridges y una debutante Jessica Lange. Baker fue contratado para sustituir a Carlo Rambaldi y a su gigantesco personaje animatrónico. Lo que Rick hizo fue confeccionar un traje de gorila mucho más barato y enfundárselo él mismo para hacer las escenas del simio. Su trabajo resultó aceptable (para los estándares de la época) pero la crítica destrozó la película, y Baker se vio de nuevo lanzado a la serie B. A pesar de haber realizado el maquillaje en Star Wars (1977), pasó prácticamente desapercibido en producciones menores por varios años, hasta que le llegó la oportunida de su gran regreso.A finales de los 70, Rick Baker fue contactado por el director John Landis, quien por aquel momento trazaba los planes para su película Un hombre-lobo americano en Londres (1981). Baker, que tenía pensado desde hacía bastante tiempo un proceso que le permitiría convertir a un hombre en licántropo de cuerpo entero, aceptó con la condición de poder trabajar con los actores MESES antes de que la película empezara a rodarse. Landis tomó aquel riesgo, y el resultado sigue siendo una de las transformaciones más espectaculares del cine de género. Rick Baker ganó con esta película su primer Oscar, pero sobre todo ganó el respeto de todos en la industria. Se le consultó para los efectos especiales de El aullido (1981), otra película de licántropos estrenada ese mismo año. Posteriormente su trabajo se multiplicó, aplicando sus conocimientos a grandes películas de género como Videodrome (1983), de David Cronenberg. También trabajó en el videoclip de Michael Jackson Thriller, donde además, en un alarde jocoso de sus propias habilidades, hizo el papel del zombi al que se le caen los brazos.

Rick Baker volvió a trabajar con gorilas en Greystoke: la leyenda de Tarzán (1984) y Gorilas en la niebla (1987), donde el reto no fue crear monstruos, sino seres que se pareciesen lo más posible a animales reales. Esta vez, sus simios fueron mundialmente alabados. Su regreso al género sería, sin embargo, tiempo después, cuando conviritiera a Jack Nicholson en licántropo para la película Lobo (1994). Ese mismo año ganaría su tercer Oscar trayendo de nuevo a la vida al actor de terror Bela Lugosi (sobre el rostro de Martin Landau) en Ed Wood, la película de Tim Burton.

En 1997 Rick Baker unió fuerzas con otro titán del látex y el maquillaje, Stan Winston, en la película Men in Black. Sin embargo, sería pocos años después cuando llegaría otro de sus mejores trabajos. Baker se enteró de que Tim Burton preparaba un remake de El planeta de los simios y, recordando aquellas experiencias en el autocine, le prometió al director que él podía preparar un maquillaje que superara al de la película original. Y así fue; los monos de Rick Baker (todos ellos diferentes entre sí) fueron la sensación de la película, que si bien ha sido destrozada por la crítica, sigue siendo una prueba del indiscutible talento de este hombre.

Hasta la fecha, los últimos trabajos de Rick Baker en el cine de terror han sido las dos partes de The Ring (2002). En el interín realizó los efectos especiales para Hellboy (2004) y los licántropos de Cursed (2005), aunque en esta última los resultados no han sido para nada positivos. Habrá que ver que prepara bajo la manga este hombre, en quien la palabra "mago" no está desperdiciada.

viernes, agosto 26, 2005

Viejos conocidos

¿Reconocen a la mujer de esta foto? Pues es Ellen Sandweiss, la Cheryl de "aquella peliculita" llamada The Evil Dead (1981). Después de más de veinte años en el paro, la primera deadite de la historia del cine vuelve en una nueva producción de terror "independiente" llamada Satan's Playground. La cinta está escrita y dirigida por Dante Tomaselli, quien ya se había hecho un pequeño espacio en el cine de culto, y según reza su página oficial, es una vuelta a ese antiguo cine de terror de los años 70 (como si eso no estuviera de moda hoy en día).
De todas formas, no importa. La película no es más que una excusa para ver el regreso de la señora Sandweiss y otros antiguos iconos del terror que comparten cartelera con ella, como Felissa Rose, de Sleepaway Camp (1983) o Edwin Neal, el inolvidable autoestopista de La Matanza de Texas (1974). Parece una reunión del instituto y todo, ¿no creen?

miércoles, agosto 24, 2005

Reseña: El maquinista (2004)

Desde hace algunos años, Filmax ha estado luchando por convertirse en la referencia ineludible del cine de género español. Después de varias películas, puedo decir que El maquinista (2004) es, sin duda, su mejor esfuerzo hasta la fecha. Rodada en Barcelona (aunque en inglés), esta película puso en primera fila a su director, Brad Anderson, y a su estrella principal, Christian Bale, en lo que fue para mí uno de los estrenos más memorables del año pasado. Quizá muchos no estén de acuerdo en que la incluya en el mismo grupo de las películas de terror puro y duro, pero pienso que la atmósfera de tensión creada por esta cinta fue tan fuerte que difícilmente se le pueda encontrar una mejor categoría.

El maquinista parte de la historia de Trevor Reznik (Christian Bale), un operario de fábrica que, por motivos que en un principio ignoramos, lleva un año sin dormir. El desgaste físico al que se ha visto sometido durante ese tiempo hacen que camine todo el día como un zombi, y han reducido su cuerpo a una delgadez alarmante, comparable a la de esas viejas fotos del Holocausto judío. A través de la película asistimos a su rutina de trabajo, a su costumbre patológica de lavarse las manos a cada momento, y a la relación que lleva con dos mujeres: una prostituta (Jennifer Jason-Leigh) y una camarera de aeropuerto (Aitana Sánchez-Gijón), que le proporcionan, respectivamente, un consuelo carnal y emocional. Pero entonces, coincidiendo con la llegada de un nuevo operario a la fábrica, Trevor comienza a sufrir alucinaciones que le revelan que podría ser víctima de una conspiración en su contra.

El director de esta cinta, Brad Anderson, no es ningún novato a la hora de presentar historias de atmósfera densa y fuerte. Al igual que en su anterior película, la historia se va desenvolviendo lentamente revelando la psicosis de Trevor (así como su pasado) como si fueran las capas de una cebolla. Pero lo importante no es la historia en sí, sino el como se va mostrando a nuestros ojos, esa cadencia narrativa que nos mantiene en tensión constante y nos hace, como Trevor, mirar por encima del hombro y sentir la desesperación de su quizá-no-tan-fortuito insomnio. Tanto es así, que poco importa el hecho de que el final te sorprenda o no (no me estoy jactando, pero creo que a partir de la mitad de la película es bastante obvio de qué se trata exactamente esta "sorpresa"). Lo esencial no es el final, sino la manera como te han llevado hasta él, en una historia con demasiados tintes a Kafka y Dostoievski como para creer en coincidencias.
Gran parte de este maravilloso ambiente lo proporciona sin duda Christian Bale, un actorazo que me sorprende otra vez. Bale es el alma de la película, y no solamente por su dramática pérdida de peso para el papel (un poco más de 28 kilos), sino por su innegable talento para los personajes límite. La verdad es que la cinta no sería lo mismo sin él. Se trata de una de esas ocasiones en las que el éxito de una película de género recae sobre los hombros de su intérprete.

Independientemente de si se le considera de género o no, la verdad es que El maquinista es de las películas más recomendables que he visto últimamente. Verla es hacerse a uno mismo un favor.

lunes, agosto 22, 2005

Reseña: The Frighteners (1996)

Antes de que los hobbits le cubrieran de gloria (y dinero), Peter Jackson dirigió esta maravillosa comedia de horror en su Nueva Zelanda natal. The Frighteners (1996) estaba destinada a ser parte de la saga de películas de Tales From the Crypt, siguiendo los pasos de Demon Knight (1995) y Bordello of Blood (1996), pero Robert Zemeckis, productor ejecutivo, quedó tan fascinado con el guión que decidió darle una oportunidad en solitario. La verdad es que fue una sabia decisión, porque así evitó el estigma de gran parte del público para con esta película, que cumple a cabalidad con la nada fácil tarea de producir una comedia utilizando los elementos clásicos del cine de terror. Nada fácil, en verdad.

La historia va de la vida y aventuras de Frank Bannister (interpretado por el eternamente joven Michael J. Fox), un arquitecto fracasado que, tras sufrir una experiencia traumática que le costó la vida a su joven esposa, ha desarrollado la extraña facultad de "ver" a los muertos. En vez de amargarse la vida por ello (como cierto niño), Frank ha entablado amistad con tres fantasmas que le ayudan a ganarse el pan a través de una serie interminable de estafas: los espectros aterrorizan casas de adinerados particulares que luego Frank, haciéndose pasar por experto paranormal, logra exorcizar a un módico precio. Pero un día sus habilidades son puestas a prueba cuando un espíritu no tan benévolo comience a matar sin piedad a cuantos se le cruzan por delante, y Frank tendrá que detenerle antes de que sea él el próximo.

Como dije antes, mezclar terror y comedia es difícil, pero en esta película se logra casi a la perfección. Esto no se debe únicamente a la hábil mano de Peter Jackson (quien ya había dirigido una comedia/horror de culto en 1993 llamada Brain Dead) sino a un elenco realmente ideal. Michael J. Fox resulta simpático, como siempre, Jake Busey se la pasa muy bien en su papel de asesino en serie, Peter Dobson está correcto como un parásito detestable que no puede aceptar el hecho de que ha muerto ("tengo solamente 29 años, hago ejercicio, como bien, ¡mi mujer es una jodida doctora!") pero el que realmente SE ROBA EL SHOW es el veterano actor de serie B Jeffrey Combs, quien está absolutamente GENIAL en su rol de un desquiciado agente del FBI tipo Mulder que sencillamente se ha vuelto loco de tanto lidiar con fenómenos paranormales (recomiendo ver la película en inglés para no perderse sus míticas frases como "estás intentando entrar en mi mente, ¿verdad?" y "mi cuerpo es un mapa de dolor").

Entre sus defectos padece la presencia de algunos personajes demasiado estereotipados (como ese fantasma negro de los 70) y un recurso final bastante insulso: el clásico "todavía no era tu hora", aunque esto no desmerece el buen rato que se pasa con sus habilidades cómicas. Pero lo mejor de todo es que, aún siendo graciosa, The Frighteners logra crear una atmósfera que en nada desentona con lo que debe ser una película de terror, por lo que considero que estamos en presencia de una obra hecha por gente que conoce el género, y sobre todo, lo aprecia. Altamente recomendable, sin lugar a dudas.

viernes, agosto 19, 2005

Reseña: The Skeleton Key (2005)

Algunas películas requieren (más que otras) de eso que llaman "suspensión de la incredulidad". Sin embargo, hay que reconocer que algunas personas (entre las que no necesariamente me incluyo) ven películas de terror buscando precisamente eso. Yo diría que es necesario dicho recurso si se quiere apreciar una película como The Skeleton Key (bautizada aquí en España con el amarillista título La llave del mal), en la que la historia misma parece advertir su propio handicap afirmando en algún momento que la magia negra sólo funciona si crees en ella.

El argumento de las supersticiones populares como "alimento" del Mal ya había sido explotado en Candyman (1992), aquella singular obra de Bernard Rose en la que Tony Todd interpretaba al espíritu malévolo de un esclavo negro asesinado por los "amos blancos" y que regresaba del más allá buscando venganza. Curiosamente, la película de la que hoy hablo (y que fui a ver principalmente por mi alegría de contemplar ALGO que no fuera una secuela o un remake) también tiene resonancias al pasado esclavista del sur de los Estados Unidos, específicamente Nueva Orleáns, ciudad poblada como pocas en el Nuevo Mundo de leyendas y ritos de magia negra. En la película, una estudiante de enfermería llamada Caroline (Kate Hudson, haciendo su mejor imitación de una rubia de Hitchcock) acepta un bien remunerado trabajo cuidando a un anciano moribundo en una mansión en las afueras de los pantanos de Lousianna. En aquella casa deberá enfrentarse no sólo a la repelente y celosa esposa del anciano, sino también a los espíritus de los antiguos habitantes de la casa, cuyas negras artes de hoodoo quedaron presas en las paredes de aquel caserío siniestro.

Desde hace un tiempo para acá el cine de terror vive una era marcada por el éxito y el prestigio de una película: Sexto Sentido (1999), la cinta revelación de M. Night Shyamalan que decretó la (aplaudida) caída del teen–horror e impuso nuevas reglas. Desde entonces, la mayoría de las películas del género que han llegado hasta nuestras pantallas han buscado menos sangre y gore en favor de un estado de tensión que acompañe al espectador durante al menos una hora y media. La llegada del J–Horror, impulsada por The Ring (2002), que por cierto fue escrita por el mismo guionista de The Skeleton Key, no hizo sino facilitar las cosas. Ciertamente que esta cinta trata desesperadamente de participar de eso, pero los resultados se producen con serios altibajos. Por un lado, la película tiene una ambientación lograda (la casa es realmente un escenario de miedo) pero se requiere un gran esfuerzo por parte del espectador para hacer creíbles las reacciones del personaje de Caroline al querer "investigar" las posibles causas de la embolia que sufrió el anciano que está a su cuidado, un misterio relacionado con esa puerta de la buhardilla que nunca ha sido abierta (buen detalle éste, por cierto, y es que en ambiente la película está muy lograda). Las cosas adquieren tintes de un muy buen thriller en el momento en que Caroline se da cuenta de que el viejo en realidad le está pidiendo ayuda y que en aquella casa (y sobre todo cuanto se refiere a la esposa del moribundo) hay gato encerrado. Lástima que la película no de para mucho más, ya que pronto nos encontramos ante el ya típico cliché de la chica que se enfrasca en el misterio y pretende averiguarlo todo por su cuenta y sin justificación alguna.

Sin embargo, si algo puede actuar en defensa de The Skeleton Key es su final, que me sorprendió incluso a mi, y miren que he visto tantas películas de terror que es difícil que me cuelen una. De manera que puedo al menos darle una puntuación decente y sugerir su colocación por encima de varias de las que he visto este año. Espero que los estrenos a partir de aquí mejoren un poco, pero solamente el hecho de que no sea un remake o una secuela ya tiene cierto mérito, al menos hoy en día.

miércoles, agosto 17, 2005

Antología nipona

Buenas noticias (al menos para algunos): el 23 de agosto sale en Zona 1 (no sé si lo hará también en la 2) Ringu Anthology of Terror, un paquete con las 4 películas que conforman la popular saga japonesa que ayudó a poner de moda en Occidente el mal llamado J-Horror (ya he dicho en una ocasión que el nombre no me parece apropiado, porque no todas las películas que conforman esta nueva ola vienen de Japón). Las películas en cuestión son Ringu (1998), Rasen (1998), Ringu 2 (1999) y Ringu 0: Birthday (2000). Yo solamente he visto la primera (que es la original) y Ringu 2 (su secuela), que me pareció aburridísima. En cuanto a Rasen (una secuela independiente) y Ringu 0 (una precuela) no las he visto aún, y estoy pendiente de echarles un vistazo. La puesta en las tiendas de este paquete hará sin duda las delicias de muchos, sean o no detractores del remake americano conocido como The Ring (2002), del cual yo me confieso fan acérrimo.
Este texto no podía venir en una mejor ocasión, ya que anoche precisamente volvi a ver la película original de Hideo Nakata. Prometo que dentro de unos días escribiré un par de reseñas sobre ella comparándola con la versión americana de Verbinski. Hasta entonces, hay cuatro películas que ver. No está tan mal.

lunes, agosto 15, 2005

Bienvenido otra vez, míster Marshall

El 2 de septiembre se tiene previsto el estreno en España de The descent, la nueva película de Neil Marshall, el mismo director de la genial Dog Soldiers. Lo único que podría decir de esta película es que ha sido muy bien recibida en Reino Unido, donde ya se considera al señor Marshall como una de las grandes promesas del cine de género. En cuanto a la trama, parece ser el reverso "femenino" de la película antes mencionada, ya que trata de un grupo de mujeres que, tras quedar atrapadas en una cueva inexplorada, se enfrentan a unas extrañas criaturas que viven permanentemente en la oscuridad (me suena mucho a Pitch Black, aunque sin el componente de ciencia-ficción). Pueden revisar el trailer en su web oficial, es decir, aquí.

sábado, agosto 13, 2005

Reseña: Entrevista con el vampiro (1994)

Basada en el best–seller de Anne Rice (quien también escribió el guión), Entrevista con el vampiro (1994) fue la respuesta de Warner Bros. al éxito obtenido por la versión que Coppola hiciera de Drácula dos años atrás. Los vampiros estaban de moda, y los chicos de Warner pusieron a Neil Jordan, un director sumamente exquisito, a retratar la historia de los refinados chupasangres sureño–parisinos de la popular autora americana. La película, además, sirvió de claro vehículo actoral para Brad Pitt, quien sin embargo se vio eclipsado por un Tom Cruise que acaparó toda la atención al interpretar por primera vez en su carrera a un malo–malo–malísimo: el vampiro Lestat, un personaje literario que hizo de “Werther” para todas las chicas góticas de los años 90, que suspiraban extasiadas con las aventuras y desventuras de este muerdecuellos que prolongó su existencia a través de varias novelas.

El guión de Rice conserva gran parte del espíritu del libro, aunque sacrificando casi todo su contenido filosófico en favor de ese estilo romántico–decadente que tanto caracteriza a esta escritora. Conocemos así la historia de Louis (Brad Pitt), un hombre de la Nueva Orleáns del siglo XVIII que, tras perder a su familia y con ella las ganas de vivir, se la pasa cortejando a la muerte en tabernas de mala reputación. Sus plegarias son atendidas por el vampiro Lestat (Tom Cruise con peluca de ricitos rubios) quien le da a escoger entre la muerte o la inmortalidad como habitante de la noche. Louis, que acaba de descubrir que eso de estirar la pata no es algo que deba ser tomado a la ligera, escoge la segunda opción, y pronto los dos se convierten en compañeros inseparables. Con el tiempo, sin embargo, nos damos cuenta de que Louis es demasiado bueno para andar mordiendo cuellos, así que Lestat le “fabrica” una compañera, una niña vampira llamada Claudia (Kristen Durnst, en su debut cinematográfico). Con ella, Louis intenta buscar el origen de los vampiros y la razón de su nueva existencia.

En un segundo nivel de lectura, quizá Entrevista con el vampiro se quede algo corta. Después de todo, la novela se hacía preguntas grandes sobre la vida después de la muerte, la imposibilidad del ser humano de estar solo y no depender del ser amado, o la inevitable decadencia de unos seres que no pueden morir pero tampoco cambiar. Muy poco de eso vemos en la película de Neil Jordan. Lo que sí vemos (y bastante) es una preocupación estética cuidada hasta el último detalle. La fotografía nocturna es increíble (al ser vampiros casi todos los personajes, las escenas sólo pueden ser de noche), ya que muestra sin tapujos la auténtica decadencia y descomposición de todo el ambiente en el que los protagonistas se mueven, algo que contrasta con la triste belleza de los vampiros. Su declive es mostrado principalmente de imágenes y diálogo, ya que la cinta tiene poca acción. A medida que la película avanza y vamos encontrado a aquellos que son aún más “antiguos”, esta decadencia se hace aún más palpable (en este sentido mi escena favorita transcurre en el teatro “Les Vampires” del París decimonónico, donde un grupo de chupansangres haciéndose pasar por actores mata en escena a una joven humana que suplica ayuda ante la mirada de un público asqueado que cree que está actuando).

El apartado de las actuaciones también merece un notable. Brad Pitt es meramente eficiente, pero Tom Cruise hace en mi opinión una de las mejores interpretaciones de su vida. Es cierto que su personaje está escrito para lucirse (de hecho, se rumorea que le hizo la vida imposible a Brad Pitt robando cámara) pero creo firmemente en que al darle el papel de un ser prepotente, egocéntrico y vanidoso, Neil Jordan dio en el clavo. Casi diría que Cruise ni siquiera tuvo que actuar. Otra que está genial es Kristen Durnst, además de que su personaje (que pasa de la ternura a la ferocidad constantemente) es uno de los más difíciles. Stephen Rea, uno de los actores fetiche de Neil Jordan, se ve cómodo en su papel de payaso amanerado. El único que resulta, a mi juicio, un desastre es Antonio Banderas como el vampiro Armand, un personaje que no le pega para nada.

Aunque tenga elementos del género, Entrevista con el vampiro no es exactamente una película de terror. Podríamos decir más bien que se trata de un melodrama en el que los personajes casualmente son vampiros. Aún así, soy sincero cuando digo que todos aquellos que tengan en alta estima a estos personajes deberían verla. Tiene todos los elementos de una buena película: una buena historia, unos personajes interesantes, una gran ambientación y (esto no lo había comentado) una excelente banda sonora. Pero sobre todo, no me negarán que fue a partir de esta película que los vampiros en el cine pasaron a ser hermosos, bellos, fascinantes y un poquito ambiguos (los vampiros de Rice son capaces de sentir amor tanto por hombres como por mujeres). El éxito de esta cinta fue tan grande que se intentó convencer a los actores para filmar una secuela, cosa que fue imposible. Por ahí corre una adaptación cinematográfica de La reina de los condenados (tercer libro de las Crónicas vampíricas) pero yo recomendaría alejarse de ella como de la peste negra.

jueves, agosto 11, 2005

Reseña: Jason X (2001)

A pesar de ostentar el numeral romano del 10, Jason X (2001) no es realmente una secuela. Más bien se trata de una parodia en la que el personaje de la saga de Viernes 13 es llevado al espacio, un camino que ya habían recorrido antes que él otros personajes de longevas sagas del cine de terror en cintas como Hellraiser: Bloodline (1996) y Leprechaun 4: In Space (1997). Sin embargo, en esta ocasión funciona, principalmente porque, a diferencia de lo que ocurrió con la entrega espacial de la saga de Pinhead, Jason X nunca comete el error de tomarse demasiado en serio a sí misma, y, contrariamente a Leprechaun, demuestra un genuino aprecio por la saga que le precede al aumentar exponencialmente todos los elementos que le hicieron famosa.

El director Jim Isaac, antiguo discípulo de David Cronenberg (quien por cierto hace un cameo como una de las primeras víctimas), es en gran medida el responsable al dar a la película un evidente y agradecido giro hacia la comedia que parte del hecho de no intentar dar demasiadas explicaciones a la situación de Jason en el espacio: el gigantón de Crystal Lake es congelado accidentalmente junto a una científica que estudiaba la forma de destruirlo, y ambos son despertados cuatro siglos después a bordo de una nave espacial repleta de estudiantes jóvenes y libidinosos a los que el asesino de la máscara de hockey se irá cargando de uno en uno con su acostumbrado estilo injustificado. El resto es un no parar de situaciones cada vez más extremas y descabelladas que incluyen una sexy androide armada hasta los dientes (uno de los escasos rivales dignos que ha tenido Jason), una reproducción del famoso Holo-Deck de Star Trek y hasta una visita al Crystal Lake de antaño. El propio Jason también recibe un upgrade convirtiéndose en una bestia cibernética que representa la mejor despedida que pudo tener Kane Hodder para el personaje que ayudó a popularizar al enlazar de forma bastante curiosa con su trabajo en Project: Metalbeast (1995). El tono paródico de la cinta está presente no sólo a través de los más que obvios guiños referenciales al resto de la saga, sino también en un sentido del humor bastante entrañable ("beam us out"?).

Por todo esto, además de por otorgar a la cinta un tratamiento estético de vuelos mayores a los que estabámos acostumbrados, esta entrega me sigue pareciendo una de las mejores y más disfrutables de la saga de Viernes 13, superada únicamente por el supuesto "capítulo final". Evidentemente, no todo el mundo lo vio así, empezando por la propia New Line Cinema: la película sólo obtuvo un estreno menor en su país, meses después de que rodara por las salas europeas, y en general el estudio únicamente vio esta película como un abreboca para la esperada Freddy vs Jason (2003), que finalmente sería estrenada dos años después. Por fortuna, los responsables directos de Jason X sí que creyeron en ella; la cinta está hecha por gente cuyo aprecio por la saga se nota, y esta entrega en particular dispone de una energía y ferocidad mucho más destacable que otras secuelas que sólo calificaron como sub-productos.

Y todo esto, no lo olvidemos, en una película que no deja de ser en el fondo una parodia y un auténtico placer del que para nada me siento culpable.

martes, agosto 09, 2005

Reseña: The Amityville Horror (2005)

"… ¿Señor Lutz? Le habla Homer Simpson…Escuche, cuando me vendió la casa, olvidó mencionar un pequeño detalle: ¡no me dijo que estaba construida sobre un cementerio indio! … ¡No, NO me lo dijo! …mmm… pues yo no lo recuerdo…entiendo… vale, adiós…"
-Especial de Halloween de Los Simpson I-

De un tiempo acá, a los amantes del cine de terror nos han tenido alimentados a base de remakes. Algunos inesperadamente buenos (The Ring, El amanecer de los muertos), otros medianamente pasables (The Grudge, The Toolbox Murders) y la mayoría francamente insufribles (13 fantasmas, La matanza de Texas). Vienen muchos más, por supuesto, desde la reelaboración de antiguos clásicos como The Evil Dead, The Fog, Los pájaros y El día de los muertos, así como las obligatorias versiones gringas de Dark Water (cuyo trailer me pareció horroroso, un gigantesco abuso de los efectos especiales digitales), 2 hermanas, The Eye y Missed Call. Creo sinceramente que no sería una exageración declarar una nueva regla en el cine hollywoodense: toda película de terror buena o exitosa (de sobra se sabe que ambas cosas no siempre van de la mano) producirá numerosas secuelas, y, casi seguramente, será rehecha algún día.

La última en gozar de este dudoso honor es The Amityville Horror (titulada en España La morada del miedo), una versión actualizada de la original de 1979 dirigida en su tiempo por Stuart Rosenberg y protagonizada en aquella ocasión por unos insufribles James Brolin y Margott Kidder. Curiosamente, a pesar de ser una película bastante mediocre, la original resultó ser tremendamente exitosa, en parte porque explotaba unos supuestos "sucesos reales" bastante dudosos (el propio James Brolin dice que conoció a estos personajes y afirmaba no creerles ni una palabra) que habían sucedido recientemente: una familia se muda a una casa donde el año anterior había ocurrido una masacre perpetrada por un joven muchacho llamado Ronald Defeo, que había matado a toda su familia porque "una voz dentro de su cabeza se lo había dicho" (yo me pregunto: ¿Acaso eso es lo único que una voz puede ordenarte? ¿Una voz no te puede ordenar, qué se yo, que atraques la ventanilla de Mc Donald’s?).

El éxito fue tal que pronto llegaron dos secuelas y al menos cuatro spin-offs que fueron directamente a vídeo. En esta desigual saga se encuentran, por cierto, los inicios actorales de Meg Ryan, pero no hablaremos de eso. "Amityville 2005" busca reelaborar la misma historia de su predecesora, tratando de enmendar las supuestas carencias de aquella película. He aquí su gran error; entre las pocas ventajas que tenía la original de 1979, estaba el hecho de que poseía una gran sutileza, y NUNCA llegábamos a "ver" aquellos espíritus que causaban los horrores de la casa, simplemente sus efectos sobre los miembros de la familia, especialmente el personaje de James Brolin, quien poco a poco comenzaba a perder la razón, agobiado por los fantasmas que le ordenaban la ejecución de toda su prole. Para la nueva versión, los productores (entre los que se encuentra mi archienemigo Michael Bay; debí suponer que este fetichista de las explosiones y las persecuciones en coche ni sabría lo que significa la palabra sutileza) han decidido no quedarse cortos en eso de las apariciones, ya que constantemente nos están bombardeando una y otra vez con los fantasmas de la casa, especialmente el de una pequeña niña que llega a aparecer en tantas ocasiones que llegamos a familiarizarnos con ella, perdiendo así toda probabilidad de que nos de miedo.

Otro problema que tiene esta película son los actores. La química entre ellos es prácticamente inexistente. Ryan Reynolds no está mal, pero los niños son francamente tontos e insoportables, hasta el punto en que, tras una media hora de película, llegas a desear que los espíritus de la casa acaben con ellos de la manera más espantosa y cruel posible.

Si le doy a esta película algo más que la puntuación mínima es porque tiene algunas escenas que me gustaron, aunque fácilmente pude olvidarlas después. Yo no llegaría hasta el punto de recomendar la original, pero ciertamente creo que después de ver esta versión de The Amityville Horror, la posibilidad de parodia es tan evidente que se justifica por completo el por qué puse la cita de Homer al principio de esta reseña. Ahí los dejo.

jueves, agosto 04, 2005

Míticos: John Carpenter (1948 - )

Una vez vi una entrevista en la que John Carpenter, uno de los más prolíficos directores que el género de terror ha tenido, afirmaba: "Cuando alguien ve alguna de mis películas puede que no le guste, pero al menos no puede dudar que es mía". Cuanta razón lleva. Este irregular pero genial realizador nación en Carthage (Nueva York) el 16 de junio de 1948, y desde muy temprana edad comenzó a meter las manos en el cine. Cuando digo "muy temprana edad" no estoy exagerando, puesto que sus primeros cortos datan de cuando tenía 14 años. En estos cortos, poblados de monstruos espaciales y criaturas grotescas, ya se vislumbraba la fascinación temática del autor. En 1970, con sólo 22 años, recibió el Oscar al mejor Cortometraje por su trabajo Bronco Billy: Resurrection. Curiosamente, hasta la fecha éste ha sido el único premio de la Academia que ha llegado a tener en sus manos.
Sin embargo, el galardón le abrió las puertas de la industria, y le aseguró un puesto entre aquella pandilla de noveles directores setenteros que ya comenzaba a abrirse paso a codazos en el cine americano; nombres de la talla de Steven Spielberg, George Lucas, Ridley Scott, Martin Scorsese y Oliver Stone. Casi todos estos hombres sacaron tajada del cine de género en sus inicios, y Carpenter no fue la excepción, ya que su primer largometraje, Dark Star (1974), una aventura épica de ciencia ficción, significó su colaboración con Dann O'Bannon, el guionista de Alien (1979). A esto le siguió el éxito de Asalto al Precinto 13 (1976), una película de ambiente carcelario sumamente violenta, con grandes guiños a Río Bravo, de Howard Hawks.
Pero el verdadero momento cumbre de John Carpenter llegó con Halloween (1978), su primera película de terror y el filme que inaugura oficialmente el género de los slasher films. La película, con fuertes referencias a la obra de Alfred Hitchcock, contaba la historia del asesino Michael Myers, perseguidor incansable de su hermana Laurie Strode, encarnada por Jamie Lee Curtis (la elección de la joven actriz no puede ser casualidad, ya que es la hija de Janet Leigh, otra famosa scream queen). La cinta (que dio inicio a la colaboración con Donald Pleasance, uno de sus actores fetiche) abrió las puertas de la fama a Carpenter, y como todas las grandes películas de terror, generaría una serie casi interminable de secuelas (ocho hasta la fecha).
Dos años después, Carpenter estrenó su segundo largometraje de terror: La niebla (1980), nuevamente contando con Jamie Lee Curtis. Esta película, dotada de una sorprendente fotografía de Dean Cudney, es una pieza de culto que hoy en día está a punto de ver su propio remake.
Tras jugar con la ciencia ficción en Escape de Nueva York (1981), Carpenter decidió tomar un riesgo y estrenar un remake de la famosa película de Christian Nyby The Thing From Another World (1951), aumentando el sentimiento de paranoia y añadiendo toneladas de gore que la película original no hubiera podido permitirse. Es así como nace La cosa (1982), una de las mejores películas de John Carpenter y la primera de su "trilogía del Apocalipsis", formada, aparte de esta cinta, por Príncipe de las Tinieblas (1987) y En la boca de la locura (1995), ambas libremente inspiradas en los escritos de H.P. Lovecraft.

La cinta fue un fracaso de crítica. 1982 era también el año de E.T., y el público estaba demasiado enternecido para soportar la historia de un asqueroso monstruo espacial que destruía a sus víctimas en medio de una explosión de sangre y vísceras. Esto, unido al moderado fracaso de Christine (1983), su particular adaptación de la novela homónima de Stephen King, dictaminó que Carpenter necesitaba ganarse de nuevo al público, y para ello lanzó su propia historia "tierna" de extraterrestres, muy "spielberiana" sin duda, llamada Starman (1984). Esta vez el éxito sí tocó a su puerta, hasta el punto de que es este el único largometraje de Carpenter que ha obtenido una nominación al Oscar (mejor actor para Jeff Bridges) aunque no lo haya ganado.
Tras el éxito de Príncipe de las tinieblas, Carpenter volvió a mezclar terror y ciencia ficción en They Live! (1988) su particular distopia de un hombre que consigue, por medio de unas gafas de sol "especiales" ver mensajes ocultos por doquier destinados a la dominación subliminal de la especie humana, así como los horribles monstruos que se ocultan bajo el disfraz de seres comunes y corrientes.
Los últimos trabajos de John Carpenter han sido bastante irregulares, películas con premisas interesantes pero con una factura un tanto mediocre han minado su nombre en los últimos años. Escape de L.A. (1996), Vampiros (1998) y Fantasmas de Marte (2001) no han podido preparar el regreso de este gran director. Actualmente prepara, como productor, el remake de La niebla y la novena parte de Halloween, titulada Retribution, y que verá la luz en el 2006. Como director, ese mismo año llegarán sus dos últimas películas: Psycopath y The 13th Apostle.
De momento, tenemos todavía sus viejas glorias, el trabajo inmutable de un gran director.