Una vez vi una entrevista en la que John Carpenter, uno de los más prolíficos directores que el género de terror ha tenido, afirmaba: "Cuando alguien ve alguna de mis películas puede que no le guste, pero al menos no puede dudar que es mía". Cuanta razón lleva. Este irregular pero genial realizador nación en Carthage (Nueva York) el 16 de junio de 1948, y desde muy temprana edad comenzó a meter las manos en el cine. Cuando digo "muy temprana edad" no estoy exagerando, puesto que sus primeros cortos datan de cuando tenía 14 años. En estos cortos, poblados de monstruos espaciales y criaturas grotescas, ya se vislumbraba la fascinación temática del autor. En 1970, con sólo 22 años, recibió el Oscar al mejor Cortometraje por su trabajo
Bronco Billy: Resurrection. Curiosamente, hasta la fecha éste ha sido el único premio de la Academia que ha llegado a tener en sus manos.
Sin embargo, el galardón le abrió las puertas de la industria, y le aseguró un puesto entre aquella pandilla de noveles directores setenteros que ya comenzaba a abrirse paso a codazos en el cine americano; nombres de la talla de Steven Spielberg, George Lucas, Ridley Scott, Martin Scorsese y Oliver Stone. Casi todos estos hombres sacaron tajada del cine de género en sus inicios, y Carpenter no fue la excepción, ya que su primer largometraje, Dark Star (1974), una aventura épica de ciencia ficción, significó su colaboración con Dann O'Bannon, el guionista de Alien (1979). A esto le siguió el éxito de Asalto al Precinto 13 (1976), una película de ambiente carcelario sumamente violenta, con grandes guiños a Río Bravo, de Howard Hawks.
Pero el verdadero momento cumbre de John Carpenter llegó con
Halloween (1978), su primera película de terror y el filme que inaugura oficialmente el género de los
slasher films. La película, con fuertes referencias a la obra de Alfred Hitchcock, contaba la historia del asesino Michael Myers, perseguidor incansable de su hermana Laurie Strode, encarnada por Jamie Lee Curtis (la elección de la joven actriz no puede ser casualidad, ya que es la hija de Janet Leigh, otra famosa
scream queen). La cinta (que dio inicio a la colaboración con Donald Pleasance, uno de sus actores fetiche) abrió las puertas de la fama a Carpenter, y como todas las grandes películas de terror, generaría una serie casi interminable de secuelas (ocho hasta la fecha).
Dos años después, Carpenter estrenó su segundo largometraje de terror: La niebla (1980), nuevamente contando con Jamie Lee Curtis. Esta película, dotada de una sorprendente fotografía de Dean Cudney, es una pieza de culto que hoy en día está a punto de ver su propio remake.
Tras jugar con la ciencia ficción en
Escape de Nueva York (1981), Carpenter decidió tomar un riesgo y estrenar un
remake de la famosa película de Christian Nyby
The Thing From Another World (1951), aumentando el sentimiento de paranoia y añadiendo toneladas de
gore que la película original no hubiera podido permitirse. Es así como nace
La cosa (1982), una de las mejores películas de John Carpenter y la primera de su "trilogía del Apocalipsis", formada, aparte de esta cinta, por
Príncipe de las Tinieblas (1987) y
En la boca de la locura (1995), ambas libremente inspiradas en los escritos de H.P. Lovecraft.
La cinta fue un fracaso de crítica. 1982 era también el año de
E.T., y el público estaba demasiado enternecido para soportar la historia de un asqueroso monstruo espacial que destruía a sus víctimas en medio de una explosión de sangre y vísceras. Esto, unido al moderado fracaso de
Christine (1983), su particular adaptación de la novela homónima de
Stephen King, dictaminó que Carpenter necesitaba ganarse de nuevo al público, y para ello lanzó su propia historia "tierna" de extraterrestres, muy "spielberiana" sin duda, llamada
Starman (1984). Esta vez el éxito sí tocó a su puerta, hasta el punto de que es este el único largometraje de Carpenter que ha obtenido una nominación al Oscar (mejor actor para Jeff Bridges) aunque no lo haya ganado.
Tras el éxito de Príncipe de las tinieblas, Carpenter volvió a mezclar terror y ciencia ficción en They Live! (1988) su particular distopia de un hombre que consigue, por medio de unas gafas de sol "especiales" ver mensajes ocultos por doquier destinados a la dominación subliminal de la especie humana, así como los horribles monstruos que se ocultan bajo el disfraz de seres comunes y corrientes.
Los últimos trabajos de John Carpenter han sido bastante irregulares, películas con premisas interesantes pero con una factura un tanto mediocre han minado su nombre en los últimos años. Escape de L.A. (1996), Vampiros (1998) y Fantasmas de Marte (2001) no han podido preparar el regreso de este gran director. Actualmente prepara, como productor, el remake de La niebla y la novena parte de Halloween, titulada Retribution, y que verá la luz en el 2006. Como director, ese mismo año llegarán sus dos últimas películas: Psycopath y The 13th Apostle.
De momento, tenemos todavía sus viejas glorias, el trabajo inmutable de un gran director.