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martes, marzo 29, 2011

Reseña: Dream Home (2010)

Ahora que ha pasado la fiebre del mainstream occidental por el cine de terror asiático, es el momento perfecto para la llegada de una película como Dream Home (2010), una producción hongkonesa que no sólo es una gran muestra de humor negro y virtuosismo gore, sino también la primera cinta de terror (al menos que yo recuerde) sobre la burbuja inmobiliaria, argumento que le viene como anillo al dedo ahora que el auge de China en la economía mundial es un tema ampliamente reconocible. En la película, el personaje principal es una joven empleada de telemarketing con un solo sueño en la vida: hipotecarse hasta el cuello para tener un piso con vista a la bahía de Hong Kong, una idea que asocia irremediablemente a la felicidad. Cuando su deseo empieza a ponerse cada vez más cuesta arriba, la chica decide hacer lo que sea para alcanzar su objetivo, así tenga que hacer una carnicería con sus futuros vecinos.

La película no sigue una estructura lineal sino que va saltando entre diferentes flashbacks y episodios situados en el presente en el que presenciamos la masacre desatada por la protagonista. Estas secuencias son sin duda las que permanecerán en el recuerdo del espectador ya que son de una brutalidad bastante notable, aunque la característica más curiosa de estas escenas es la torpeza con la que se desarrolla una violencia para nada estilizada y dotada de un negrísimo humor que se aprovecha de la evidente falta de experiencia de la protagonista en las artes del asesinato. Pero sería un error quedarnos únicamente con esto y no apreciar por otro lado el ambiente opresivo que crea el director Ho-Cheung Pang a través de la muestra nada disimulada de una ciudad tan carente de espacio como Hong Kong, llena de rascacielos que se montan unos sobre otros y con una realidad cotidiana tan asfixiante que hace que el público inmediatamente asuma a la protagonista como una víctima que ejecuta una merecida venganza contra las circunstancias que la oprimen. Hay mucho de catársis en el arrebato violento de esta mujer que ejecuta su carnicería con vulgares herramientas que recuerdan mucho a la visceralidad setentera de The Toolbox Murders (1978).

Algunos han comentado una supuesta falta de equilibrio entre el contenido sociológico de Dream Home y su entrega a la casquería fina, aunque personalmente no me ha parecido así; por el contrario, creo que ambos lados de la historia están perfectamente balanceados no sólo a través de la estructura fragmentada del relato sino también gracias a la soberbia actuación de la protagonista, Josie Ho, quien consigue de forma sobresaliente la transición por la cual pasa su personaje de sufrida asalariada a psycho-killer sin por ello caer en excesivos dramatismos ni rehuir al humor. La actriz, por cierto, también produjo la película y según cuentan tuvo gran parte del control sobre el resultado final. Es cierto que el cine de terror con crítica social y el más dado a los excesos sanguinolentos no siempre encuentran el mismo público, pero este es un ejemplo que ciertamente marca una excepción y vale la pena. Acercaos a ella sin duda alguna.

domingo, marzo 27, 2011

Reseña: Altitude (2010)

Perdida en el limbo entre la distribución en cines y el directo a formato doméstico, Altitude (2010) es otra de esas películas de terror minimalistas que transcurren casi por completo en un solo escenario cerrado, en este caso la cabina de un pequeño avión donde cinco jóvenes han quedado atrapados en una tormenta que parece tener una procedencia sobrenatural. Hay en esta película una tendencia a caer en los lugares comunes de este tipo de producciones de terror juvenil, desde los estereotipados personajes hasta los típicos dramas de pasillo, pero con todo y eso me parece que estamos ante una de las pequeñas muestras de terror más interesantes del año pasado, una que al menos elude los dos principales clichés del cine de miedo mainstream de los últimos tiempos: las esquemáticas historias de fantasmas vengativos y las no menos genéricas copias del género slasher.

Otras reseñas ya han destacado las conexiones entre Altitude y The Twilight Zone, no sólo en cuanto las obvias referencias a episodios específicos sino también en cuanto a la atmósfera de tebeo de horror típico de muestras del género de los cincuenta y sesenta, algo directamente representado a través de la figura de un cómic de horror que funciona como elemento cohesionador de una trama que incluye monstruos gigantes, dimensiones paralelas y juegos con la linealidad espacio-temporal. Por desgracia la película sufre en ocasiones de un innecesario énfasis en momentos dramáticos que resultan involuntariamente graciosos, por aquella tendencia tantas veces discutida de algunos personajes en abordar problemas personales en medio de una situación de vida o muerte. Lástima porque todo lo demás está muy bien dosificado, y el suspense generado por la situación de peligro de los personajes es genuino por mucho que algunas salidas resulten bastante insólitas (aunque dentro de todo coherentes con el tono fantástico de la cinta).

Por desgracia la campaña publicitaria de Altitude (trailers e incluso el cartel promocional) revelaba sin piedad cosas que no se manifiestan hasta después de más de la mitad del metraje transcurrido. Y es que en general la "premisa" real de la película tarda mucho en aparecer, con lo que se evidencia que estamos ante una obra de terror que podrá haber sido un muy buen episodio de una hora, pero que se siente un poco estirada como largometraje debido a la supuesta necesidad de "ahondar" en los protagonistas.

A pesar de todo, el balance final es bastante positivo; amantes del terror tipo EC no deberían perderse Altitude por nada del mundo. La comparación con dichos tebeos es pertinente hasta que llega el final, el cual realmente me dejó sorprendido pero que convierte la película en algo muy distinto a aquello que empezamos a ver. Con todo y eso, la considero muy recomendable y una de las más sobresalientes del año pasado.

viernes, marzo 25, 2011

Reseña: Hatchet 2 (2010)

En el 2006, Adam Green sorprendió a todos con Hatchet (2006), película perteneciente al género slasher que parodiaba y a la vez reinvindicaba lo que incluso su material publicitario denominaba la “vieja escuela” del horror americano, personificado incluso en la corpulencia de uno de sus mayores símbolos, el stuntman Kane Hodder, quien con su personaje de Victor Crowley acaparaba la atención del espectador. Cuatro años después, y estimulado por su éxito inicial, Green vuelve a la carga con Hatchet 2 (2010), tomando además el riesgo de estrenarla “unrated” en muy pocos cines. El riesgo de esta decisión, que en los Estados Unidos equivale a poco menos que un suicidio taquillero, se hizo sin duda en la confianza de que el boca oreja funcionaría tanto como en la primera parte y daría a esta secuela su propio fenómeno de culto.

Pero hay algo que no funcionó esta vez, y muchos de vosotros sin duda sabréis ya que Hatchet 2 fue un severo traspié en la carrera de Adam Green. Tras verla, y con mi confianza en el director asegurada no sólo gracias a la primera parte sino también a la muy recomendable Frozen (2010), hay que decir que efectivamente esta secuela huele a oportunidad perdida; y no es exagerado afirmar que Green parece haber olvidado qué hacía interesante la entrega anterior. De hecho, su secuela parece ser poco más que un catálogo de ideas dejadas por fuera en el primer Hatchet, incluyendo una indagación un tanto más profunda en la “maldición” que dio origen al antagonista. Green repite en su voluntad de evidenciar la reverencia hacia los clásicos de los ochenta, principalmente a través del elenco, desde el cambio de la actriz protagonista por Danielle Harris (veterana final girl de Halloween 4 (1988) y Halloween 5 (1989), aunque por desgracia en un personaje poco atractivo) hasta la presencia como actor de Tom Holland, director de Noche de miedo (1985) y Child's Play (1988), en un papel de cierta importancia. El argumento esconde pocas sorpresas, con la protagonista regresando al pantano para matar a Crowley, acompañada de un grupo de paletos de Louisiana armados hasta los dientes.

Los problemas, sin embargo, son fáciles de señalar; el primero de ellos tiene que ver con el hecho de que sorprendentemente, y a diferencia de lo que ocurría en la primera entrega, gran parte del metraje de esta secuela se va en largas secuencias de exposición (honestamente, creo nunca había visto un slasher con tantos diálogos) y escenas que no llevan a nada, como una interminable discusión acerca de unas galletas. El personaje que se lleva la palma es sin duda el de Tony Todd, que en la primera película no era más que un cameo pero que aquí parece ser el personaje principal incluso por encima del propio Victor Crowley, el cual aparece en el prólogo y a quien luego no se le ve durante casi una hora (!).

Aparte de esta mayor abundancia en el diálogo, Hatchet 2 parece estar hecho desde la confianza en la calidad de la primera entrega, y sobre todo desde un intento por hacerla menos dada a la comedia y buscando un tratamiento más oscuro y "serio", dos términos que no siempre van de la mano. El énfasis en la violencia exagerada hizo una vez más que Adam Green tuviese problemas con la censura en su país de origen, que le obligó a cometer la osadía de estrenar la película sin clasificación por edades. La cosa no funcionó, y esta segunda parte dejó bastante indiferentes a los seguidores de la primera entrega. Es una lástima porque Green sigue mostrando sus buenas dotes y Kane Hodder sigue demostrando que está en plena forma teniendo en cuenta su edad, pero por lo visto la saga de Victor Crowley no tendrá más continuaciones. Habrá que ver si en el futuro los intentos de Adam Green por resucitar la vieja escuela del horror americano tendrán más éxito.

jueves, marzo 17, 2011

Tres tristes trailers 34

Insidious (2011) es la nueva película del director James Wan y el guionista Leigh Wahnnell, responsables de Saw (2004) y de la (para mí) más interesante Dead Silence (2007). Al igual que con esta última, los dos amigos parecen haber vuelto a poner sus preferencias en el horror sobrenatural en lugar de los excesos físicos, esta vez con la historia de un niño en coma cuya codición parece causar la llegada de amenazas de otras esferas. Esta es una que tengo en mi lista de preferencias, en la esperanza (quizás infundada) de romper con la montonía impuesta por estas historias de fantasmas en gran parte del mainstream actual.

Apollo 18 (2011), por otro lado, es la enésima entrada en la nueva fiebre por el horror documental, esta vez ambientado en el espacio exterior. Independientemente del hecho de que uno sienta algo de hartazgo por esta nueva ola de películas similares con metraje hallado, el principal problema que le veo a este avance es que parece revelar de entrada demasiado en cuanto al argumento, especialmente en cuando a la naturaleza del peligro que enfrentan los protagonistas y que resultaba un misterio mucho más interesante cuando la cinta se anunció originalmente. Queda la posibilidad, sin embargo, de que no nos estén contando todo, lo cual personalmente no creo.

Finalmente es Primal (2011) la que me llama más la atención del trío de trailers de hoy. Confieso que el inicio, con la llegada a la isla misteriosa, pinta mucho mejor que la resolución del misterio tras revelar la aparición de esos super-homínidos ataviados con calaveras que parecen ser la fuente del horror, pero la presencia de Lance Henrikseen en el elenco dispara las expectativas de una auténtica pieza de género de la vieja escuela. Habrá que esperar un poco más todavía para comprobar si dicha anticipación está justificada o no.

domingo, marzo 13, 2011

Reseña: 30 días de oscuridad 2 (2010)

Una de las cosas más curiosas de esta secuela directo-a-DVD de 30 días oscuridad (2007) es el hecho de que pudiendo haber adaptado el cómic en el que se basa (y que personalmente me gustó más que la primera parte), sus responsables hayan decidido ir a por libre y crear una historia independiente que referencia al original en papel a través de algunos elementos comunes pero con un argumento distinto. Incluso el título que han decidido ponerle en España, 30 días de oscuridad 2: Tinieblas (2010) parece jugar con esta idea al ofrecer algo que es simplemente el esqueleto de la trama ideada por Steve Niles para el cómic original. Hay que decir, sin embargo, que el propio Niles se encarga del guión, por lo que todo queda en familia. En la película vemos el regreso de Stella (ahora interpretada por Kiele Sánchez), la única superviviente de la masacre que los vampiros realizaron en su Alaska natal, quien intenta desesperadamente revelar al mundo la existencia de los chupasangres y ha terminado por llamar la atención que un grupo de cazadores de vampiros que solicitan su ayuda para acabar con la reina de estos monstruos, una criatura llamada Lilith (¡alerta de cliché!) aficionada a los baños en tinas de sangre.

El argumento, como decíamos, introduce ciertos cambios para aquellos que conozcan la obra original pero mantiene varios de sus elementos más conocidos, incluyendo la presencia de un vampiro aliado que ayuda a los héroes a cumplir su misión. Por desgracia la que me parecía en un principio la entrega más interesante de la trilogía vampírica de Steve Niles queda bastante malograda por las evidentes limitaciones que ofrece el pase directo a mercado doméstico para la mayoría de estas secuelas. La estética de la original, sin duda lo más llamativo de la película de David Slade, aquí está prácticamente olvidada y relegada a una muestra plana con sólo leves referencias a la fría oscuridad de la original, casi todas ellas contenidas en el "cuartel general" de los vampiros. Los cazadores tampoco son muy interesantes como personajes y me parece especialmente terrible que una belleza como Diora Baird pase aquí completamente desapercibida en un rol secundario poco aprovechado.

El principal problema en todo caso viene por el desarrollo aburrido y predecible que se apodera de todo, con larguísimas secuencias de diálogos y el ya cansino estereotipo del héroe destrozado por una pérdida, además de villanos poco interesantes. La muy predecible confrontación final entre Stella y Lilith es anticlimática a más no poder y para colmo está adornada por una imagen directamente calcada de The Descent (2005) sin el menor asomo de vergüenza. A pesar de que la primera película no me pareció especialmente destacable, reconozco que su esquema de pueblo asolado por zombis inteligentes estaba mucho mejor llevado que este monótono relato de venganza.

La saga de 30 días de oscuridad ha terminado por extenderse no sólo por el mundo del cómic y el cine sino también en una cantidad considerable de novelas y piezas de fan fiction que hacen de la obra de Steve Niles un fenómeno. Esta segunda entrega contiene algunos aciertos, pero su desesperado intento de hacer una pieza de vampiros lúgubre y deprimente (es decir, "seria") tiene como único resultado una película tremendamente aburrida que hace que la original, por comparación, parezca mejor de lo que realmente fue. Independientemente del oscuro y aún más depresivo final, habrá que ver si alguien se decide a llevar a la pantalla el tercer tomo de la trilogía, Regreso a Barrow, para comprobar qué posibilidades tienen estos chupasangres de seguir teniendo éxito.

martes, marzo 08, 2011

Reseña: And Soon The Darkness (1970)

And Soon the Darkness (1970) ha visto resurgir un tanto su popularidad en América debido al reciente remake que se ha dejado caer por las carteleras, pero por lo visto se trata de un thriller mucho más conocido en su Gran Bretaña de origen, aunque sea por el hecho de que entre sus responsables se cuenta el director Robert Fuest y los guionistas Brian Clemens y Terry Nation, responsables de la famosa serie Los vengadores, a la cual siguió esta historia de dos amigas inglesas que hacen un tour en bicicleta por la campiña francesa (1). Cuando una de ellas desaparece misteriosamente, la otra intenta resolver el misterio de su paradero a pesar de la escasa ayuda de los locales y de un misterioso personaje que ofrece su ayuda con sospechosas intenciones.

En mi caso reconozco que no la había visto nunca y al final ha resultado ser una película muy competente cuya principal virtud está en el ambiente creado por Fuest y la manera cómo llega a él muy a pesar de comenzar de un modo que augura cosas muy distintas, con una alegre melodía instrumental y el paisaje idílico de los campos franceses en el que las dos amigas se encuentran. Esa misma sensación de inmensidad y la forma en que pasa a ser opresiva y terrorífica aún a plena luz del día es una de las mejores cosas que tiene y que la aleja de thrillers más explícitos que compartieron su misma época. La idea de los turistas perdidos en tierra hostil es además afianzada por el nada casual hecho de que las conversaciones en francés del resto de los personajes nunca son subtituladas, lo que ayuda a incrementar la sensación de falta de comunicación que hace más desesperado el estado de abandono de la protagonista.

Pero no hay que confundirse: más allá de lo que su nueva versión nos hace creer, no estamos ante una película que busque la fuerza del impacto. De hecho, la violencia aquí brilla por su ausencia, y el verdadero terror viene de la angustia de la protagonista al encontrarse sola en medio de un paraje desconocido y en el que no puede confiar en nadie. Al final, la resolución del misterio es bastante cotidiana y sencilla, pero aún así componente de una larga tradición de turistas atrados antes incluso de que dicha vertiente se popularizara y mutara en muestras más violentas. En todo caso, la "oscuridad" a la que se refiere el título es algo mucho más sutil que ha terminado por convertirse en rareza en un género que en sus últimos tiempos opta muchas veces por el susto fácil y la ausencia de una auténtica atmósfera. Si os ha pasado como a mí, enmedad el error y acercaos a And Soon The Darkness cuanto antes.



(1) Robert Fuest pasaría tras esta película a dirigir El abominable Dr. Phibes (1971) y Retorno del Dr. Phibes (1972), convirtiéndose ya en un hito del horror británico.

jueves, marzo 03, 2011

Reseña: I Spit on Your Grave (2010)

Parecido a lo que ocurría en el remake de La última casa a la izquierda (2009), la nueva versión de I Spit on Your Grave (2010) hace gala de la ligereza actual de la censura en lo que a violencia se refiere para llevar el aguante del público hasta el límite. Si lo logra o no es algo que tendrá que decidir cada espectador por su cuenta, pero sin embargo creo que en esta ocasión el alcance de esta película va más allá que la simple repetición del efecto, algo que tiene su mérito ya que la cinta original de Meir Zarchi es considerada todavía hoy un clásico que no ha perdido su vigencia, a diferencia de lo ocurrido con otros varios trabajos de explotación de los años setenta. La versión del 2010, si bien cuenta exactamente la misma historia (una joven escritora citadina brutalmente violada y humillada por los lugareños paletos desata su terrible y cruel venganza) lo hace cambiando completamente el tono de la película y llevándola más dentro si cabe de los terrenos del auténtico cine de terror, cambio que es de agradecer y que dice mucho de las tendencias actuales de dicho género.

Una de las cosas que más me han llamado la atención es que esta vez, y a pesar de la premisa, la película no hace tanto hincapié como la original en la secuencia de la violación de Jennifer, que ocupa mucho menos metraje que en la original e incluso se permite omitir su violento clímax con una elipsis narrativa que ahorra al público los horrores vividos por la joven y cuya repetición insensata era uno de los aspectos más cruentos de la versión del 78. Sin embargo, toda la segunda mitad de la película, en la que Jennifer desata su terrible venganza, es mucho más brutal y despiadada. El cambio estructural afecta sin duda la reacción emocional del público, ya que era precisamente la tragedia de la protagonista lo que predisponía al espectador en contra de sus agresores y le hacía aplaudir la violencia que se desataba luego. En este remake dicha reacción no llega a ser tan visceral; si bien el público está llamado en un principio a simpatizar con Jennifer debido al terrible agravio que ha sufrido, su vendetta contra aquellos que la han vejado resulta tan cruel y sádica que en ocasiones se me ha hecho difícil de ver.

Aquí es donde viene, no obstante, lo curioso, y es que esta nueva versión utiliza ese mismo grado de violencia para crear una película completamente distinta; tal como se comentaba arriba, la historia es exactamente la misma salvo la introducción de un nuevo personaje (probablemente creado para corregir un famoso gazapo del cartel promocional de la versión del 78), pero esta película lo cambia todo una vez que llegamos a la venganza al trasladar el punto de vista de la narración y centrarlo ahora en los agresores, que pasan a ser las víctimas acosadas por el espectro tangible de aquella mujer que creían muerta y que ahora se manifiesta para hacerles pagar por sus fechorías. Este juego es muy significativo porque cambia el tono "realista" de la película original y se regodea en cambio en un catálogo estilizado de depravaciones en el que Jennifer ejecuta su venganza con métodos cada vez más elaborados y creativos que no están exentos tampoco de cierta carga irónica. Todo esto adrenta a este remake en los predios del slasher film y lo emparenta con la exhibición festiva de la tortura que cintas como Saw (2004) han conseguido popularizar. De hecho, considerando los medios a su disposición, la Jennifer Hills de esta película no tiene nada que envidiar el Jigsaw más inspirado.

La fórmula funciona bastante bien a pesar de que todo resulta bastante predecible y de que al final queda uno que otro cabo suelto en cuanto a argumento. Existe también el problema que ya esperábamos, y es que en medio de tantos estrenos similares y con la entrega actual del cine de miedo a los excesos del horror físico incluso dentro del mainstream, esta cinta se hace un tanto redundante y pasa inevitablemente desapercibida, sin causar el impacto cultural que la original trajo en su día. Con todo y eso, la considero una cinta bastante rescatable y, al menos como remake, mucho más interesante que la aburrida y fácil repetición del esquema e intenciones del original. Me parece incluso que, junto con Piraña 3D (2010), de Alexandre Aja, es el único remake realmente interesante de los muchos que nos llegaron el año pasado.