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lunes, octubre 31, 2011

Reseña: Grave Encounters (2011)

Y de tres van tres. Ahondando aún más en la manía actual por los falsos documentales llegamos a una pequeña producción canadiense llamada Grave Encounters (2011), que además sirve de prometedora carta de presentación para sus directores, que trabajan aquí bajo el pseudónimo de The Vicious Brothers. Confieso que estaba reacio a ver esta, no sólo por ser un ejemplo más de la moda del terror documental y el recurso narrativo del "metraje hallado", sino también por el hecho de que su trailer (que lleva rodando por la red alrededor de un año) ciertamente no auguraba nada demasiado destacable, si acaso una película de terror del montón de esas que suelen poblar Fangoria o Bloody Disgusting. Pero de hecho no ha sido así; la verdad es que hay aquí no sólo una película bastante eficiente, sino también un par de sorpresas para quienes puedan temporalmente dejar de lado sus prejuicios.

El argumento, que parte de la típica premisa de las cintas perdidas de un reality show (llamado precisamente "Grave Encounters") que tuvo un misterioso final, recicla muchas de las constantes de casas embrujadas y tiene grandes parecidos con otras películas de terror como House on Haunted Hill (1999), manteniendo conocidos esterotipos como el psiquiátrico abandonado y la leyenda negra de un doctor psicópata asesinado por sus pacientes, historia que el equipo de "Grave Encounters" decide no sólo investigar sino también explotar de una manera desvergonzada y arrogante; la película deja claro desde el principio que los protagonistas, si bien no pierden la esperanza de entrar en contacto con lo sobrenatural, quedan evidenciados como unos fraudes dedicados por encima de todo a excitar el morbo del público. En este sentido una de las cosas más interesantes es cómo la película comienza en un tono abiertamente cómico y se va poniendo progresivamente más seria hasta alcanzar un clímax que es puro horror del bueno. 

Aparte de los clichés de casas embrujadas y fantasmas iracundos (lugares comunes que ciertamente abundan), la cinta tiene algunas salidas argumentales muy interesantes gracias a un uso curioso de las convenciones del fantástico para plantear juegos espacio/temporales dedicados a desorientar al espectador y romper con el tono "realista" de la trama y su ambientación. No puedo hablar de dicho recurso narrativo sin revelar sorpresas clave del argumento, así que tendréis que confiar en mi palabra que cuando este momento llega la cinta toma un giro mucho más siniestro que nos obliga a abandonar gran parte de nuestro recelo e incluso lleva a los personajes a un nivel de sufrimiento superior. Es un toque inusual en este tipo de producciones y francamente de agradecer.

Ahora, si algún problema tiene Grave Encounters es sin duda el mal aprovechamiento de su condición amateur, que lleva a momentos francamente un tanto cutres cuando opta por los efectos especiales digitales, que son bastante rudimentarios y de andar por casa. De hecho la película es mucho más efectiva en aquellas secuencias más sutiles y ambiguas en las que la principal fuente de terror viene del muy efectivo uso de esa maravillosa locación que es el psiquiátrico abandonado. Pero estas son cosas que podéis comprobar vosotros mismos. No es casualidad que las más interesantes muestras de este sub-género del horror documental nos estén llegando precisamente de la mano de estas propuestas independientes. Desde aquí recomendamos acercarnos a esta como precisamente uno de esos ejemplos positivos.

sábado, octubre 29, 2011

Reseña: Paranormal Activity 3 (2011)

Con los grandes estudios desesperados por encontrar cualquier cosa que pueda ser rentabilizada, no es de extrañar que Paranormal Activity (2009) esté poco a poco convirtiéndose en la franquicia de terror por excelencia de esta segunda década del siglo XXI. El descomunal éxito de la primera entrega ha dado paso no sólo a una saga que no tiene pinta de terminar pronto, sino también a una obsesión por el formato de metraje hallado que empieza a plagar la cartelera, con al menos cinco (!) películas estrenadas este año con ese mismo formato. Sabiendo esto, y tras la brutal decepción de una segunda entrega en la que misteriosamente el público de masas se tragó algo que parecía una pieza de arte y ensayo de largos planos fijos en los que no ocurría absolutamente nada, Paranormal Activity 3 (2011) queda expuesta como un vulgar intento de explotación taquillera. Esto es innegable, pero mentiría si no dijera que he salido al menos un poco impresionado; no es una experiencia tan intensa como fue la original, pero es definitivamente mucho mejor que la segunda ya que retoma varios de los elementos que hicieron la primera parte exitosa.

De hecho el argumento es en gran medida un remake inconfeso de la original, tanto que podría perfectamente haber sido vista sin haber visto antes la primera parte: Paranormal Activity 3, a pesar de ostentar dicho número en el título, es una precuela ambientada en 1988 que cuenta el primer encuentro de Katie y su hermana menor Kristie con lo sobrenatural, cuando su joven padrastro (un aspirante a cineasta por lo visto) instala una serie de cámaras en la casa para averiguar la procedencia de unos ruidos extraños y termina metido hasta el fondo en un asunto de ultratumba). Esto es, como ya podéis intuir, prácticamente el mismo argumento de la primera película, y los nuevos directores Henry Joost y Ariel Schulman repiten varios de los trucos estéticos de dicha primera parte, como el plano fijo diseñado para que el público escudriñe la imagen o el súbito adelanto de la cinta para indicar el paso del tiempo. Otros trucos nuevos incluyen un paneo automático de izquierda a derecha que juega con imágenes que se ocultan y revelan intermitentemente. Eso sí: aquella estructura cíclica en la que los horrores únicamente ocurrían de noche se ha ido. Esta vez los sustos vienen también de día.

Es en este apartado puramente de terror donde Paranormal Activity 3 consigue sus mejores momentos. A diferencia de la segunda parte en la que la película se dedicaba a frustrar al público con aquellas escenas nocturnas en las que no ocurría nada, esta vez el horror se manifiesta progresiva pero continuamente. Siendo el miedo una sensación puramente subjetiva, debo decir sin embargo que la película tiene grandes momentos en los que la interacción de la entidad conocida como "Toby" y las niñas produce escenas realmente pavorosas, y personalmente he agradecido que casi ninguna de las escenas del trailer aparezca en la película final. Algunos sustos son predecibles, otros ingeniosos y otros mantienen en velo esperando el clímax que a veces no resulta ser el esperado. En mi opinión, lo mejor es sobre todo ese final, que aunque se ve venir desde antes, es sin duda de lo mejor de la película gracias a su (no tan) velada referencia a El proyecto de la bruja de Blair (1999), con la diferencia de que aquí el elemento fantástico se desmadra dando punto final a una película bastante aceptable.

Por este motivo yo terminaría recomendando Paranormal Activity 3 a todos aquellos a los que les haya gustado la primera, aunque la segunda les haya decepcionado. No es una cinta que vaya a permanecer mucho tiempo en la memoria de nadie, pero es un cuento de miedo bastante eficiente que me reconcilia un poco con un estado del género de terror actual en el que la mayor parte de los cineastas incluso independientes han tirado la toalla en cuanto a eso de "meter miedo". Ese, al menos a mí, me parece el mayor valor de una película si no memorable al menos simpática.

domingo, octubre 23, 2011

Reseña: Apollo 18 (2011)

Si dudábais como yo acerca de echar un vistazo a Apollo 18 (2011) es hora de dejar los prejuicios atrás y darle una oportunidad. Si bien es cierto que esta cinta americana dirigida por el español Gonzalo López-Gallego representa el enésimo ejemplo de esta ya fastidiosa tendencia del falso documental o "metraje hallado", no es menos cierto que al menos es de las más eficientes de dicho estilo, sobre todo debido a su gran sencillez argumental y el buen uso que hace de los recursos, siendo el último de ellos (curiosamente) el formato narrativo que se ha escogido. Trataremos de ahondar en esta idea en los siguientes párrafos.

Lo cierto es que, como decíamos arriba, estamos ante una película tremendamente sencilla cuyo argumento ya fue destripado incluso desde el primer trailer: la historia (supuestamente verdadera) de la última expedición humana a la Luna, mantenida hasta hoy en absoluto secreto, y el perturbador registro audiovisual de la misión que muestra entre otras cosas por qué la Humanidad no volvió a pisar la superficie de nuestro satélite. Esa es básicamente la premisa y seguramente aquellos que hayan visto los avances o se hayan interesado un poco al menos por saber el argumento de la cinta sabrán cual es el supuesto "misterio": una presencia en los solitarios parajes de la Luna que será la fuente de terror durante gran parte del metraje.

Siguiendo esta premisa, la idea de situar una película de terror de este tipo en el espacio es buena y tanto López-Gallego como los guionistas Brian Miller y Cory Goodman dan en el clavo al retratar de manera muy eficaz el ambiente de soledad y aislamiento absoluto de la misión. Pero ojo: dicha atmósfera es lograda no gracias al recurso narrativo del metraje hallado sino debido al uso de componentes básicos de la ambientación, contraponiendo las imágenes del apretado pero familiar y seguro entorno de la nave y la vastedad inmensa y amenazante de la superficie lunar. Esta idea de la soledad aplastante y del astronauta que se enfrenta a lo desconocido está muy bien lograda y emparenta a la película con la también reciente Moon (2009), de Duncan Jones, la cual si bien es muy diferente sí que comparte similitudes acerca del efecto que crea en el público el paisaje escogido para la trama. Esta idea de la Luna como un paraje enorme y desconocido tiene mucho más peso en sí misma que la estética de registro audivisual; de hecho el recurso del metraje hallado se olvida tras pasar poco tiempo de metraje, y la película está montada de una forma tan dinámica y con tantas "cámaras" y perspectivas diferentes que al final termina pareciéndose mucho a una narración convencional.

Tampoco se trata de la película definitiva del género falso documental ni mucho menos, y tiene el problema que suelen tener muchas de estas producciones al tardar en arrancar y ser bastante aburrida en su tramo inicial, pero una vez que comienza realmente el terror la cosa mejora mucho y logra dar el componente de terror atávico del Alien (1979) de Ridley Scott de una forma muy sutil pero llena de sustos genuinos y momentos francamente siniestros que hacen del viaje espacial una experiencia genuinamente aterradora. Aquellos que estén cansados ya de esta nueva moda narrativa de cintas encontradas harían bien en acercarse a Apollo 18 y dejarse llevar por una cinta particularmente bien hecha, sencilla pero efectiva en la nada difícil tarea de hacer cine de terror de ambientación espacial. Bastante recomendable.

jueves, octubre 20, 2011

Ya estamos en la red (sí, de verdad)

En caso de que no os hayáis dado cuenta, en la columna de la derecha está la prueba irrefutable de que tras años de actualizaciones y rozando las cuatrocientas cincuenta reseñas finalmente tenemos una página de Facebook desde la cual correr la voz acerca de lo que realmente nos interesa: películas de terror de todo tipo. La idea con todo esto es poco a poco ir dejando el blog únicamente para las reseñas y relegar a las redes sociales todo aquello que en años anteriores solíamos llamar "posts de transición". Confiamos en que esto permita un mayor dinamismo y a la vez una presión menor en cuanto a tener siempre algo de qué hablar que no sean películas en concreto. Así que ya estáis tardando en seguirnos en FB y disfrutar en dosis pequeñas de aquello que en la medida de lo posible intentamos proporcionar aquí. 
Os esperamos.

martes, octubre 18, 2011

Reseña: Noche de miedo (2011)

Noche de miedo (2011) es, junto con La cosa (2011) uno de los remakes de terror más anticipados de este año, al menos por quien esto escribe, ya que como todos saben ya, la original de Tom Holland de 1985 es una de mis películas favoritas de vampiros. Esta nueva versión, dirigida por Craig Gillespie, recupera gran parte de su legado y repite la mayor parte de su estructura, aunque al menos se esfuerza por sacar algo nuevo de su material base y no se contenta con simplemente repetir la misma fórmula. Esto es ciertamente algo que hay que agradecer ya que no tenía muchas esperanzas con ella y al final he quedado ligeramente sorprendido con un proyecto concebido como una película de terror de verano.

Como decíamos arriba, la premisa es bastante parecida en su base: la historia de un joven de suburbio llamado Charlie Brewster que descubre que su nuevo vecino, Jerry, es en realidad un vampiro. Hasta ahí todo es similar a la de Tom Holland, pero esta nueva Noche de miedo introduce algunos cambios al menos curiosos; uno de los mayores aciertos a mi parecer ha sido el de situar la película en los suburbios ubicados en medio de un desierto junto a Las Vegas, ciudad que ya de por sí tiene un largo y auténtico historial de desapariciones que hacen más que apropiada la historia de un misterioso depredador que empieza a cargarse a sus vecinos.

En realidad las alteraciones que hay tienen que ver principalmente con una diferencia en cuanto a tono con la original. Tal como se podía apreciar con los primeros avances, esta versión no parece estar tan inclinada hacia la comedia; hay sin duda momentos cómicos, pero se ve que esta vez han intentado ir más en la dirección de una genuina película de terror de suburbio aún a costa de ciertos detalles tremendamente distintos a los que nos había traído Tom Holland. Algunos de estos cambios, en mi opinión, son un tanto desafortunados, siendo el principal de ellos la inexplicable transformación de Peter Vincent en un mago con un conocimiento bastante arbitrario de los vampiros y su mitología. El cambio de Peter Vincent no funciona entre otras cosas porque despoja a la película de su contenido referencial hacia el cine de terror, que era una de las cosas más interesantes de la primera Noche de miedo. Por fortuna esto al final termina siendo bastante marginal puesto que no es este el principal enfoque de la película y la participación del propio Peter Vincent es bastante limitada (casi no sale en toda la película) y reducida a un personaje cómico explotado de forma bastante evidente por el actor David Tennant.

Pero estas concesiones a la comedia son minoritarias; Noche de miedo redux tiene momentos genuinamente terroríficos en cuanto a imaginario, desde su ambientación de penumbra perpetua en medio de un suburbio prefabricado y solitario hasta una secuencia en particular (la mejor de la película en mi opinión) en la que Charlie Brewster va al rescate de una joven y guapa vecina secuestrada por el vampiro. Dicha secuencia, con su sorprendente desenlace, destaca por su efectivo manejo del suspense heredado de toda una tradición de vecinos psicópatas. Todo esto además aderezado con la genial actuación de Colin Farrell, un actor que a mí particularmente nunca me ha llamado mucho la atención pero que está que se sale en esta película y borda su papel de depredador dotado de un magnetismo sexual completamente salvaje, un complemento perfecto y a la vez diferente del playboy ochentero de Chris Sarandon en la original, al que hace algún que otro guiño. Farrell es una de las mejores cosas de la película y aporta muchísimo en una época en la que la imagen de los vampiros como seductores ha sido sustituida por la blanda y banal fantasía adolescente que muchos asocian con Crepúsculo pero de la que tiene mucha mayor culpa la escritora Anne Rice. La nueva Noche de miedo es por el contrario una cinta que nos devuelve la imagen del vampiro como monstruo inmundo e invasor que tantos placeres nos ha dado. Esta película puede que no llegue a los niveles de la original, pero me ha parecido lo bastante interesante para por lo menos merecer un vistazo.

Casi lo olvido: en un intento de sacar mayor rentabilidad de la taquilla, esta nueva versión de Noche de miedo ha sido estrenada en 3D, pero como suele ocurrir en muchas ocasiones, el efecto es bastante esporádico y a todas luces superficial, con uno que otro objeto saltando hacia la pantalla. Lo realmente lamentable es precisamente el hecho de que (al menos en mi ciudad) no haya sido posible verla sin este efecto añadido y por lo tanto el pase por caja haya sido más contundente. Mucho me temo que en determinadas producciones esto se vaya convirtiendo en una práctica cada vez más habitual.

miércoles, octubre 05, 2011

Reseña: The Woman (2011)

The Woman (2011), una de las películas de horror más comentadas de este año, marca el regreso de Lucky McKee al mundo del terror "independiente" tras el fracaso comercial que supuso El bosque maldito (2006), aunque ya había tenido una más modesta entrada al thriller con Red (2008). Al igual que sucedía en el caso de esta última, en The Woman McKee se adentra en el mundo del escritor Jack Ketchum y sus historias llenas de crueldad y sadismo pero también portadoras de un interesante comentario (no muy positivo) sobre la condición humana que ha hecho que dicho autor trascienda los límites de la pura provocación. Ketchum es un autor brillante que lleva escribiendo varias décadas pero que recientemente ha visto incrementada su popularidad gracias a varias adaptaciones cinematográficas de su obra, principalmente (creo) debido al también reciente renacer del horror físico.

Para aquellos que no lo sepan, The Woman es en realidad la secuela de una película anterior, Offspring (2009), pero no hace falta haber visto la primera parte para entenderla ya que las dos historias son perfectamente independientes. Si bien su antecesora era una película hasta cierto punto mucho más convencional en el género de familia-que-se-enfrenta-a-salvajes-caníbales, esta segunda parte revierte los roles de cazador y presa creando un argumento mucho más apropiado al discurso de empoderamiento femenino que caracteriza gran parte de la obra de Lucky McKee. Aquí vemos como un aparentemente normal hombre de familia captura a una feroz mujer salvaje en medio del bosque y la mantiene prisionera en su casa, en la certeza absoluta de que podrá reeducarla y convertirla en alguien civilizado. Lo que realmente se viene encima es un sinfín de torturas y humillaciones con las cuales este pater familias y su prole se ven enfrentados a la parte más oscura de sí mismos, diferenciándose muy poco del monstruo que mantienen prisionero.

La mayor parte de la película se va en esta guerra psicológica que mantiene el personaje del padre (brillantemente interpretado, por cierto, por el actor Sean Bridgers) no sólo contra la mujer atada en su cobertizo y que se convierte en el blanco de todo su sadismo acumulado, sino también contra las mujeres de su propia familia, en quienes percibimos a lo largo del metraje toda una historia de dominación y opresión que pone los pelos de punta una vez que McKee y Ketchum (autores de un guión escrito a cuatro manos) van revelando poco a poco la verdadera naturaleza de este tirano doméstico. El tema que se va forjando poco a poco es interesante porque calza bastante bien con el ya citado discurso protofeminista de McKee, el cual consiste simplemente en el usurpamiento del poder y lo que ocurre cuando ese poder es súbitamente recuperado tras una larga serie de maltratos y humillaciones. En este sentido la imagen de esa mujer bestial atada de pies y manos y con una ferocidad completamente inhumana anticipa momentos terribles que desembocan en un clímax sangriento que se ve venir pero que no deja de impactar.

Debido a todo lo ocurrido antes de este final y el regodeo de la película en la miseria humana de los personajes masculinos, el público se sentirá inevitablemente identificado con la mujer feral del título y celebrará sin duda la llegada de la justa venganza, tal como ocurre en los más famosos ejemplos del Rape & Revenge como I Spit on Your Grave (1978), pero esto es sólo superficial puesto que McKee y Ketchum van mucho más allá al dotar a la venganza de la Mujer un componente inhumano que revierte a través de la violencia la subyugación de lo femenino.

Como nota final, esperad el final de los créditos para ver uno de los epílogos más surrealistas pero a la vez más sugerentes de este año. En general, The Woman es un descubrimiento notable que puede que dificulte el regreso de Lucky McKee a los predios del cine de terror mainstream, pero francamente con estos resultados eso importa más bien poco.

domingo, octubre 02, 2011

Reseña: Wrong Turn 3 (2009)

Mientras esperamos a ver la cuarta parte lanzada este año, repasamos aquí esta tercera entrega de la saga de Wrong Turn (2003), ese simpático plagio/homenaje de Las colinas tienen ojos (1977) con sus mutantes caníbales de la profunda West Virginia. Como ya habíamos comentado en una ocasión anterior, la primera parte dirigida por Rob Schmidt resultó ser una película de terror más que eficiente que en cierta forma se adelantó a un resurgir del horror físico que habría de demostrar ser muy fructífero en años posteriores, si bien las comparaciones con la obra anteriormente citada de Wes Craven no se hicieron esperar. La segunda parte, dirigida por Joe Lynch y lanzada directamente en formato doméstico, abrazó radicalmente esta nueva ola de cine sangriento y resultó ser (al menos en la opinión de quien esto escribe) una película muy superior a su antecesora que rescataba el auténtico espíritu cafre del material en el que se basaba, con un sentido del humor muy entrañable y una brutalidad que aprovechaba al máximo las posibilidades de su formato en cuanto a censura. Esta tercera entrega, mucho más modesta, parece tomar sin embargo un camino diferente.

Al igual que la secuela inmediatamente anterior, Wrong Turn 3: Left for Dead (2009) parte de una premisa que sólo es una excusa para situar a sus personajes en el bosque, en este caso un autobús lleno de presidiarios que tras intentar un aparatoso escape deben cruzar los parajes de West Virginia para alcanzar la tan ansiada libertad. Hay asimismo una subtrama acerca de unos sacos de dinero encontrados por accidente en medio del bosque pero todo no es más que un pretexto; el verdadero interés está en enfrentar a esta panda de maleantes contra un mutante caníbal que los irá cazando sistemáticamente uno a uno, dificultando su odisea. De entrada esto, que en un principio pareciera ser un enfoque más dedicado al suspense, termina demostrando las carencias de medios de la película, ya que efectivamente esta vez sólo hay un mutante que da caza a los protagonistas, y no la ya acostumbrada familia de caníbales.

Este detalle en apariencia meramente anecdótico es la primera de muchas señas que hablan de un estancamiento de la saga de Wrong Turn y de las prisas en realizar una secuela que carece del sentido del humor de la segunda entrega y en la que tampoco vemos rastros de la genuina falta de restricciones que mostraba en cuanto a violencia y desmembramientos. Tampoco ayuda el subordinar la premisa de terror al drama carcelario que representa el juego de poder de los personajes, así como la inexplicable insistencia en obtener el dinero perdido, como si la lucha por la supervivencia no fuese ya sufiente motivación. Aún no he visto la cuarta entrega, pero por lo poco que he podido leer, parece ser que en esta ocasión sus responsables han decidido reinventar la franquicia cambiando radicalmente el entorno rural de estos paletos asesinos. Wrong Turn 3 representa en todo caso un traspié si se le compara con la muy superior segunda parte, y en general resulta un entretenimiento demasiado ligero comparada con otras muestras similares de un grupo enfrentado rivales terribles en tierras extrañas.