En la última reseña publicada aquí aprovechamos para hablar de Pesadilla en Elm Street 2 (1985), la más ninguneada de las secuelas de Freddy Krueger, y asimismo la que más se alejaba de las marcas de la casa en cuanto a la saga se refiere. Pues bien, su secuela inmediata, Pesadilla en Elm Street 3 (1987), parece decidida a retomar el camino perdido. La película, en esta ocasión, es una auténtica secuela que continúa los planteamientos de la primera parte, y si bien no le llega ni de lejos en cuanto a calidad, sí que hace un buen intento y es una muy digna prolongación de la mitología del personaje, e incluso se sostiene en el tiempo mejor de lo que recordaba.
El primer acierto del guión (firmado entre otros por Frank Darabont) es que su argumento ignora por completo la segunda película y vuelve a centrarse en los chicos de la calle Elm, descendientes de aquellos que ajusticiaron al asesino de Springwood y que ahora están todos internados en un hospital psiquiátrico, donde sufren el acoso de Freddy en sus sueños. El "gancho" de la película, sin embargo, está en la revelación de que cada uno de estos chicos tiene una especie de super-poder cuando está en el mundo de los sueños, y es precisamente el dominio de esta habilidad lo que les permite enfrentarse a Freddy (de allí el título de la película, The Dream Warriors). Este elemento, que parece sacado directamente de un cómic de superhéroes, está muy bien planteado, y se centra tanto en el personaje de Nancy Thompson (la "final girl" de la primera entrega) y una chica que posee la extraña facultad de meter a otras personas en sus sueños, esta última interpretada por una jovencísima Patricia Arquette en lo que fue su debut cinematográfico.
Pesadilla en Elm Street 3 fue también la película que comenzó la tendencia de Freddy a convertirse en un payaso siniestro, y así lo demuestran las increíbles metamorfosis de las que hace gala en cada una de sus apariciones, a menudo acompañadas de uno que otro one-liner. A pesar de que el abuso de este recurso sería el que terminara por hundir la saga, en esta película a veces funciona (la primera muerte es muy buena a nivel visual y todavía resulta una imagen difícil para mí). Con todo y eso, no se salva de ciertos problemas: el recurso de los poderes de los jóvenes al final resulta menos espectacular de lo que promete (ninguno de ellos es realmente rival para Freddy) y la subtrama en el mundo real, aquella en la que un personaje busca los restos insepultos de Krueger, tiene momentos un poco estrafalarios que parecen sacados de una película completamente distinta.
Por cierto, hay un detalle ya comentado (de momento no encuentro el enlace, pero sé que lo leí en algún sitio) que no puedo dejar de repetir, y es el tremendo parecido que hay entre esta película y la segunda parte de Hellraiser, estrenada justo al año siguiente; ambas cintas están ambientadas en un hospital psiquiátrico, en ambas regresa la protagonista de la primera entrega, y en ambas hay una rubia desquiciada con "poderes" que resultan centrales para la trama. Ignoro, sin embargo, si fue casualidad, plagio o un poco de las dos cosas.
Pero esto no es más que anecdótico: Pesadilla en Elm Street 3 es en realidad una secuela bastante respetable, mejor de lo que recordaba y bastante respetuosa con el concepto original de Pesadilla..., y aunque como película de terror no sea demasiado destacable, sí que es un punto de luz en cuanto a ese cine juvenil de monstruos que tanto proliferó durante esta década en particular. La imagen final, a pesar de lo que muchos puedan creer, es positiva y encierra una conclusión de la trama que hubiese sido muy buena como final si no hubiesen decidido extenderla durante más secuelas, que por supuesto serán comentadas aquí en otro momento.