En los últimos años hemos tenido varios casos de lo que significa el revival del estilo de cine de terror que marcó la década de los 70. Directores como Rob Zombie o Eli Roth han dedicado sus respectivos estrenos a explorar ese género que marcó una década y que se caracterizaba por una violencia extrema, a menudo de ambiente rural. Ni hablar de los ya comunes remakes que han ocupado las carteleras. Por todo esto, ¿quién iba a pensar que sería un francés el que nos trajera lo que es sin duda uno de los mejores homenajes a este estilo cinematográfico? Porque es eso precisamente lo que el galo Alexandre Aja nos ha dado con Alta tensión (2003), su particular gorefest que nos llegó con retraso pero que está destinado a alcanzar status de culto, una película con poco diálogo que resulta todo un canto a la brutalidad hecho prácticamente a la medida de todo aquel que se considere un seguidor del cine de género.
La historia habla de Marie y Alexa, dos estudiantes universitarias que deciden pasar un fin de semana de retiro en la casa rural de los padres de ésta, donde esperan encontrar la paz necesaria para su maratónica jornada de estudios. Precisamente eso es lo que no van a tener, porque en mitad de la noche aparece un misterioso asesino al volante de una furgoneta que, tras desatar una auténtica carnicería con la familia de Alexa, rapta a la chica y se la lleva con paradero desconocido. Marie, que ha logrado pasar desapercibida a los ojos del criminal, debe ahora seguirlo e intentar rescatar a su amiga sin convertirse ella en la próxima víctima. A partir de aquí comienza un juego de persecuciones que sólo puede terminar en una orgía de sangre, cosa que esta película tiene en abundancia.
Decir que Alta tensión es violenta sería no hacerle justicia, incluso para los estándares de hoy en día. Porque después de todo, ¿qué otra película actual nos ofrece un opening como este, en el que tenemos desde un hombre masturbándose con una cabeza decapitada hasta multiples desmembramientos, cada uno más gráfico y grotesco que el otro? ¿Qué otra película es capaz de retomar los mejores elementos de las primeras joyas de Tobe Hooper y Wes Craven y volcarlos sobre nuestras cabezas? ¿Qué otra cinta actual es capaz de poner todas sus apuestas a la insoportable tensión (nunca mejor dicho) que mantiene la persecución de Marie hacia el asesino que, de manera inexplicable, ha entrado forzosamente en su vida? Mención especial para la secuencia en la que la chica debe pasar inadvertida por el matón en una gasolinera a la vez que intenta pedir ayuda. Sin desperdicio.
Ahora, el punto polémico de esta película es, sin duda alguna, el final. Porque Alta tensión requiere, como pocas cintas, una suspensión de la incredulidad a toda prueba. La "sorpresa" que nos ofrece el clímax de la historia puede dejar a más de uno con una expresión de seño fruncido capaz de impresionar al más pintado. Si analizamos la película desde el punto de vista de un espectador, el final no tiene sentido. Si la analizamos desde el punto de vista de los personajes, entonces tiene algo de sentido, aunque deja algunas variables en el aire. En lo particular, reconozco que necesité ver la película dos veces para poder aceptarlo por completo. Quizás sea este el único punto débil de la película. Pero por todo el resto, la cinta de Alexandre Aja merece la pena para cualquier fan de los excesos sanguinolentos, y estos no quedarán decepcionados. En cuanto al director francés, en sus manos ha quedado el rodaje del remake de Las colinas tienen ojos (1977), película que le viene como anillo al dedo después de esta. Lo estaremos esperando.