La película parece entender esto y ya desde el principio parece empeñada en corregir el rumbo de la saga hacia derroteros más acordes con lo que el público esperaba de ella: si eres de los que esperaba conocer lo que se anunciaba al final de Prometheus y ver respondidas aquellas preguntas acerca de los Ingenieros y el por qué deseaban acabar con la raza humana, pues lamento decirte que te vas a quedar con las ganas porque nada de eso se explora aquí. Por el contrario, Alien: Covenant se centra en otro grupo de exploradores humanos con su propio drama y su propio objetivo, y una vez que se retoma el argumento de la película anterior, el guión se encarga de despacharlo en un par de escenas y seguir su propio camino hasta desembocar en la aparición del xenomorfo clásico. Cuando esto ocurre la película se vuelve, en mi opinión, mucho menos interesante y se dedica simplemente a repetir el mismo esquema de las anteriores sin prácticamente ninguna variación.
A pesar de que la fotografía y la estética están al mismo nivel de entregas anteriores, hay una seria falta de consideración a la hora de montar un argumento interesante. No hablo aquí por supuesto de las decisiones tontas por parte de los personajes o de la muy poco creíble forma de actuar de lo que se supone son un grupo de científicos espaciales, sino de que el mayor número de persnajes (es decir, víctimas) de la película ha hecho que estos sean menos importantes y dibujados apenas con un par de brochazos que en ningún momento serán explorados. Esto es tremendamente evidente durante el tramo final, cuando la película se convierte en un slasher film del montón y en un enfrentamiento con la criatura en los pasillos de la nave muy predecible y sin nada de la tensión que lograron otras entregas. Tampoco ayuda la insoportable protagonista que se pasa media película llorando. De hecho, el único que salva esta historia de la mediocridad es, una vez más, Michael Fassbender en un doble papel que es por un amplio margen lo más destacable de la película y a quien parecen haber dado las mejores líneas de diálogo y los mejores momentos de una cinta mucho más trash de lo que había esperado.
Por supuesto, muy probablemente no estéis de acuerdo conmigo, visto que ya incluso Prometheus parecía dividir al público de forma irreconciliable. Así que si lo que estáis buscando es simplemente otra película de monstruos que repita los esquemas clásicos de Alien aunque sea de forma superficial, quizás veáis esta entrega de una forma más positiva. Si por el contrario estáis esperando algo distinto que explore las ideas que su antecesora contenía acerca de la creación y la mitología de ese universo que Scott nos había presentado, me temo que os llevaréis una gran decepción. Por mi parte, a pesar de sus innegables logros técnicos y del hecho de que se trata de una película aun así bien hecha, la idea de un director veterano como Ridley Scott forzado a tirar por la borda todas sus ideas y reconducir todo a algo más convencional simplemente para darle al público lo que quiere es algo que me deprime, así que me es imposible recomendarla.