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martes, enero 24, 2017

Un mundo propio

No llegué a anunciarlo nunca por aquí, pero desde hace poco más de un mes está disponible en Internet mi nuevo atrevimiento narrativo, titulado Un mundo propio. Se trata de algo un poco alejado de los géneros que suelo tratar, una pieza sci-fi sobre realidad virtual e invasiones alienígenas con algún que otro toque de horror, pero a pesar de lo lejos que me toca estoy muy orgulloso del resultado y les invito a que le echen un vistazo y me dejen sus comentarios en esta ficha de Goodreads que le hemos montado.

El relato está disponible en formato mobi y epub, por lo que se puede leer en cualquier dispositivo. Se puede descargar de forma gratuita en mi tienda de Selz, en Google Play, en Smashwords, en iBooks y en Lektu. También hay una versión para leer en línea en Wattpad

No suelo comentar mis trabajos por aquí pero creo que la ocasión lo amerita. Espero que os guste y, sea como sea, me encantaría saberlo.

La portada, por cierto, es obra del gran Raúl Gil, quien ha sido habitual visitante de esta casa desde hace muchos años, prácticamente desde el inicio.

domingo, enero 22, 2017

Reseña: Bajo la sombra (2016)

Si estás leyendo esto muy probablemente hayas visto Bajo la sombra (2016) incluida en numerosas listas de lo mejor del año pasado en materia de cine de terror. Si aquí no hicimos lo mismo fue en parte porque cuando la vimos allá por el verano pasado no nos dejó tan impresionados, al menos no inicialmente. De hecho, ha sido la insistencia de gran parte de la crítica mainstream la que nos ha animado a revisitarla y ver si efectivamente nos habíamos perdido una obra maestra. Aunque es cierto que este segundo visionado me ha revelado cosas que había pasado inicialmente por alto, sigo pensando que gran parte de la complacencia de la crítica ante esta película tiene que ver con su condición de producto foráneo alejado del círculo comercial tradicional, aunque la cinta en sí misma no sea muy innovadora.

Ambientada en el Teherán de finales de los ochenta, en pleno clímax de la guerra Irán/Irak (la película, sin embargo, no es iraní, sino una coproducción británica rodada en Jordania y con diálogos en farsi), en Bajo la sombra asistimos a la historia de una mujer que se refugia en un edificio junto a sus vecinos y su hija pequeña mientras su esposo es llamado al frente. A la amenaza constante de la guerra y el miedo a los misiles que aleatoriamente caen por la ciudad, se suma el peligro de una presencia demoníaca que parece haber llegado al edificio y fijado su objetivo en la niña, ante la mirada inicialmente incrédula de la madre quien poco a poco se va quedando sola a medida que el edificio se vacía y sus inquilinos huyen de la ciudad en ruinas.

La idea es muy buena, y a su favor tengo que decir que lo mejor que tiene la película es su guión, redondo y prácticamente perfecto en cuanto a estructura, sin momentos de relleno y con una genuinamente interesante progresión del hecho terrorífico. La idea de la guerra que poco a poco va cercando la ciudad es maravillosa porque realmente existe la sensación de que hay un peligro inminente que se acerca y que hace más urgente la huida de los personajes. Pero al mismo tiempo, el progresivo deterioro del edificio y la manera como se va quedando despoblado dan la sensación de otro peligro que acecha dentro de la vivienda y al cual no es tan fácil eludir. Al igual que como ocurría en Paranormal Activity (2009), el paso del tiempo se manifiesta en la repetición cíclica de ciertos elementos, en este caso la alerta de bombardeos que obliga a los inquilinos a refugiarse en el sótano durante unas horas, escena en la que cada vez que se repite hay menos gente. Esta imagen por sí sola ya contiene toda la información que necesitamos saber acerca de la situación por la que pasan los protagonistas, y está muy bien llevada en una película que en general está casi desprovista de datos inútiles: no hay ningún misterio del pasado por resolver y las "reglas" que gobiernan a la presencia demoníaca son muy básicas y están muy bien delimitadas.

Con todo y eso no es una película que yo pondría entre las mejores del año, ya que a pesar de que me ha gustado tampoco es que ofrezca nada que no hayamos visto antes en materia de cine de terror. En muchos aspectos, me recordó mucho a la japonesa Dark Water (2002), con la que tiene en común muchas cosas a nivel de ambientación y de historia, tales como su premisa de madre coraje, la idea del padre ausente y el deterioro progresivo del edificio como símbolo de lo sobrenatural (en Dark Water era una mancha de humedad en el techo y aquí una grieta en el techo). Aparte de eso, hay algunos momentos CGI un tanto pobres y el final es bastante apresurado y dejará a mucha gente con una sensación anticlimática algo molesta. Pero es sin duda una película muy buena y merece la pena por más que su reciente elevación crítica se deba (probablemente) a la tendencia que tienen algunas personas a sobreanalizar ciertas obras con el propósito de darles una intelectualidad que no necesitan. Un ejemplo de esto último es que algunas reseñas han destacado un supuesto subtexto político sobre las condiciones de la mujer en la sociedad iraní, cosa que honestamente pienso se trata sólo de un agregado superficial, sobredimensionado únicamente por el hecho de que el demonio parece ser un ente femenino. Pero sí, recomendada sin duda alguna.

miércoles, enero 11, 2017

Reseña: Before I Wake (2016)

A pesar de no ser la última en rodarse y de haber estado un tiempo perdida en un limbo esperando estreno, Before I Wake (2016) es la película más reciente de Mike Flanagan, un interesante director que hemos recomendado aquí muchas veces y que todavía, visto lo visto, tiene mucho que ofrecernos. Este largometraje, que originalmente estaba titulado Somnia (tengo entendido que incluso dejaron este título en varios países fuera de Estados Unidos) vendría a completar una especie de trilogía no-oficial de lo sobrenatural en concordancia con dos de sus trabajos anteriores, Absentia (2011) y Oculus (2014). Se trata, sin embargo, de una película muy distinta en la que incluso su clasificación dentro del género de terror queda en entredicho, siendo en cambio una especie de drama sobrenatural con algunos elementos de miedo. 

Este drama comienza con una pareja (Kate Bosworth y Thomas Jane, a quién últimamente estoy viendo en cuatro de cada cinco estrenos de terror comerciales) que ha perdido a su hijo en un trágico accidente y que decide adoptar un niño, sólo para descubrir muy pronto que este crío tiene una muy extraña habilidad: la facultad de materializar sus sueños cuando duerme. El problema, y algo que sin duda podéis anticipar tratándose de una película de este género, es que las pesadillas del joven Cody también se manifiestan en el mundo real, en ocasiones con terribles resultados. 

La idea de la que parte es muy buena, y lo bueno es que una premisa tan atractiva como esta está bien aprovechada ya desde el principio, sobre todo evitando la trampa usual en este tipo de historias al hacer del niño alguien consciente de su poder y que desesperadamente intenta ser "normal", al mismo tiempo revirtiendo uno de los principales miedos infantiles como es el miedo a la oscuridad y a esa hora justo antes de dormir donde todo es posible. Aquí ocurre al revés: el verdadero peligro tiene lugar durante el sueño, lo que al principio puede parecer una vuelta a los preceptos de Pesadilla en Elm Street (1984) pero al contrario se muestra como algo nuevo y una idea bastante original que da para mucho juego. También a diferencia de muchas otras películas, los padres adoptivos de Cody no tardan mucho en descubrir las habilidades del niño e incluso surge una muy interesante subtrama acerca del aprovechamiento de sus poderes en una forma que casi califica como explotación sentimental. Es en general un guión con unas ideas muy buenas.

Donde quizás esté el ángulo decepcionante, para algunos, es que no estamos realmente ante una película de terror sino ante una obra de fantasía oscura con un mayor hincapié en el lado dramático de los protagonistas, la pérdida del ser querido y la presencia en todo esto de un "monstruo" que en cierta medida representa el dolor de esa pérdida. En muchos sentidos me recordó mucho a Mamá (2013), aquella producción de Guillermo del Toro que ya reseñamos tiempo atrás y con la que comparte tanto sus fortalezas como sus principales problemas; al igual que en aquella película, el monstruo del que hablamos aquí está sobrexpuesto, se muestra prácticamente desde el principio y cada vez que aparece lo vemos, por lo que resulta cada vez menos inquietante. Mucho más tenebroso, en cambio, es el ambiente creado por algunos de los momentos más "felices" de la película, especialmente todo lo que tiene que ver con el recuerdo del hijo muerto. Algunas de esas escenas son sin duda las más terroríficas y memorables de todo el conjunto. 

Al igual que como suele ocurrir en el cine de Flanagan, el final es lo mejor de todo porque se niega a dejarle todo masticadito al espectador y es, en cambio, bastante ambiguo en cuanto a su resolución. En muchos aspectos es un final "feliz" pero ciertamente no es un final "fácil". Al menos carece del cinismo fatalista que suele impregnar la mayor parte del cine de terror de hoy en día, a pesar de que ocurren cosas terribles. En definitiva, es una muy buena película que por desgracia no parece haber tenido mucha repercusión, quizás por haber sido vendida como una película de miedo y por haber retrasado su estreno considerablemente debido a la quiebra de su distribuidora en Estados Unidos.

lunes, enero 02, 2017

Reseña: Poltergeist (2015)

Recuerdo que el de Poltergeist (2015) fue uno de esos remakes que se anunciaron durante muchos años; casi una década llevaba escuchando sobre él hasta que finalmente se estrenó, y no fue hasta que vi el primer trailer que acepté que, efectivamente, se haría realidad. El avance no me dejó lo que se dice muy impresionado, pero le di el beneficio de la duda al ver que su elenco contaba con Sam Rockwell, un actor muy bueno poco dado a prestarse al tipo de producción banal que la cosa auguraba. Al final, resulta que las impresiones iniciales no iban demasiado desencaminadas: esta nueva versión del clásico de Tobe Hooper hecho 32 años después es un remake bastante superficial y sobre todo innecesario ya que decide tomar el camino fácil de cambiar muy pocas cosas con respecto a su antecesora, y los cambios que sí acomete son todos para peor.

La historia es exactamente la misma: una familia en dificultades económicas se muda a una casa en los suburbios y poco a poco descubre que su nuevo hogar está embrujado. Tal como en la cinta del 82, la irrupción de lo sobrenatural en el hogar familar es al principio benévola, para luego ir adquiriendo tintes cada vez más oscuros cuando resulta obvio que los fantasmas desean apoderarse de la pequeña niña de la familia, quien es pronto secuestrada por los espíritus y arrastrada a otra dimensión donde deberá ser rescatada por sus padres, con la ayuda de investigadores paranormales que conforman el lado puramente esotérico del argumento.

En su favor debo decir que en esta nueva entrega hay un intento sincero por hacer una versión moderna de Poltergeist (1982), sólo que siguiendo la filosofía de gente que piensa que la definición de "moderna" es simplemente volver a hacer la misma película amplificando aquellos elementos superficiales de la original, es decir los efectos especiales. Esto también significa que todos aquellos detalles que en la original eran mostrados con sutileza y ambigüedad aquí son arrojados a la cara del público de forma explícita. El mejor ejemplo de esto que estoy diciendo es algo que ya sabía iba a ocurrir desde mucho antes: en esta nueva versión, a diferencia de la original, llegamos a ver el mundo de espíritus al que es arrastrada la hija menor, por supuesto en toda su gloria CGI y en tres dimensiones. El imaginario de esta zona fantasma es, además, tremendamente convencional, lo que delata el abandono de esta nueva película de los preceptos esotéricos "new age" que tanto caracterizaron a la cinta original en su contexto de los ochenta. Aquí, por el contrario, el investigador paranormal interpretado por Jarred Harris es mucho menos interesante que Zelda Rubinstein, quien se convirtió en la imagen más identificable de la saga original junto con la pequeña niña, quien también es mucho menos memorable en esta ocasión. 

Pienso aún así que la mayoría de la gente rechazó este remake por los motivos equivocados. A juzgar por las expectivas que despertó antes y después de su trailer, casi todo lo que leí al respecto fue un cúmulo de prejuicios ante lo que intuían sería sólo un entretenimiento familiar cargado de efectos especiales. Dichas quejas eran un poco absurdas porque, tal como comentábamos al reseñarla hace un tiempo, la original era exactamente eso: un espectáculo de efectos con una trama sobrenatural que nunca llegaba a ser completamente de terror sino más bien de asombro hacia lo Desconocido. En esta, todos estos elementos están suavizados a excepción de los efectos, y aunque la película sí que intenta por momentos ser terrorífica de la manera más barata posible (léase el payaso malévolo y cierta escena con un taladro), todo se siente muy desganado y tremendamente superficial, con lo que incluso la subtrama de los apuros económicos de la familia, que parecía que sería importante al principio, es dejada pronto de lado.

Esta nueva versión de Poltergeist es poco más de lo que esperaba, y verla sólo me hizo sentir una mayor reverencia hacia la original de 1982, que todavía se mantiene vigente como una muy buena historia con la que iniciar a los más jóvenes en el cine de terror. Esta en cambio se siente como otro ejemplo más de un horror mainstream plagado de sustos típicos y fantasmas agresivos con niños de por medio, con todo bien explicado y que difícilmente será recordado después.