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martes, diciembre 22, 2015

Reseña: Krampus (2015)

Desde hace algún tiempo atrás vengo reivindicando la Navidad como época perfecta para una maratón de películas de terror, por encima incluso de Halloween, y aún así debo reconocer que en los últimos años estábamos cortos de ejemplos que pudiesen formar parte del imaginario de horror de estas fiestas. En este sentido la llegada de Krampus (2015) ha sido toda una sorpresa, y para variar de las más positivas que he tenido últimamente. Por mucho que este personaje del folklore austro-bávaro se haya puesto de moda últimamente (de hecho no es la primera ni la segunda cinta que hay por ahí suya), estamos ante una gran historia de terror que a pesar de su ligereza tiene un gran componente de crueldad y está llamada a convertirse en una referencia del horror navideño como en su momento lo fue Gremlins (1984). Así de contento he quedado.

Todo esto, repito, ha sido toda una sorpresa para mí, puesto que las anteriores cintas que tenían al Krampus de protagonista habían sido por lo general subproductos bastante lamentables, por lo que cuando por primera vez escuché hablar de este proyecto no estaba lo que se dice muy entusiasmado. Mis esperanzas aumentaron al ver que al frente de todo estaba el director Michael Dougherty, quien después de la muy recomendable Trick'r Treat (2008) se apuntaba nuevamente a un relato de horror basado en una festividad, y ha sido precisamente adaptando un personaje que ni siquiera forma parte de la tradición americana aunque sí de un arquetipo muy popular en este tipo de cine: el Papá Noel malvado. En el fondo es de eso de lo que trata Krampus: la pérdida de fe de un niño en la Navidad que invoca a un terrible demonio que viene a castigar a aquellos que han destruido la esencia de las fiestas. Ya desde los créditos iniciales se nos deja muy claro que el principal tema de esta película es la degradación de la Navidad y el ajusticiamiento de sus profanadores a través de unos monstruos que hablan mucho de los orígenes paganos de esta celebración.

Y es precisamente en este imaginario donde la película de Dougherty destaca: el diseño de las criaturas, y especialmente del propio Krampus, es glorioso, completamente alejado de cualquier atisbo de caspa o ironía, y a pesar de sus muy evidentes intenciones cómicas durante gran parte del metraje hay escenas y secuencias realmente horribles que no temen ni siquiera a meter caña a través de la muerte (espantosa) de niños. En un principio la película parece engañarnos debido a un elenco compuesto en gran medida por actores famosos por comedias, pero el tono de la película está perfectamente equilibrado y aunque nunca llega a ser realmente terrorífica, tampoco llega a ser del todo cómica. La comparación de arriba con Gremlins en este sentido no es nada fortuita porque al igual que aquella construye la comicidad al mismo tiempo que presenta una amenaza real que pone la vida de los protagonistas en verdadero peligro.

Unos efectos especiales muy buenos, un diseño de criaturas sobresaliente y una atmósfera muy buena que me recordó en más de un momento a otras películas de estado de sitio como La niebla (2007), Krampus es el nuevo clásico de las Navidades y probablemente la película que más satisfecho me ha dejado este año, un año en el que los trabajos más interesantes han estado fuera de lo común. No llega a los niveles de excelencia de Trick´r Treat, pero es sin duda muy recomendable como ejemplo de un tipo de cine que ya no se hace, aquel que puede servir para iniciar a un joven público en el cine de terror, una oscura fantasía muy superior a cualquier otro ejemplo de Papá Noel maligno que se me pueda ocurrir ahora mismo. 

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, en especial ese diseño de criaturas y efectos especiales y esa magnifica parte animada. Sin embargo, el final, como le pasa a tantas películas de terror, me ha dejado algo frío. Creo que no sabían muy bien como acabarla. El resto, bastante bien.

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  2. je je je, la comparación con Gremlins es obligada.

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  3. Anónimo3:40 a. m.

    De acuerdo en que está por debajo de Trick´r Treat. No me pareció tanto de "terror", más la vi como de "humor negro", de ahí que las muertes de los infantes me parecieran hasta graciosas. Punto a favor al no hacer concesiones ni por género ni edad. Lo que me baja el listón son las actuaciones, incluyendo de Ms. Collete, y ni hablar de Conchata Farrel que casi era un calco de su papel en “Two and half men”. Y eso, pienso, es por el guión que, como señalaron anteriormente, hace agua hacia el final. ¿Y por qué tan poca sangre si el krampus y su gente hacían lo que hacían? Mucha pulcritud me hizo recordar la asepsia de "World War Z".
    Lo superlativo son: la historieta contada por la abuela y ese comienzo del logo de Universal congelado.
    Ni fú ni fa, agua tibia.

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  4. Totalmente de acuerdo con la parte de los efectos especiales. Probablemente, Krampus es la película que más satisfecha me ha dejado el año pasado, además considero que puede ser el nuevo clásico de las Navidades. Es fresca, divertida, original, ágil y con un muy buen diseño de producción, la atmósfera está totalmente conseguida y la película cuenta con algunas escenas buenísimas. Es bastante recomendable por intentar hacer algo diferente. Las actuaciones son buenas (en especial Koechner, que logra humanizar a un personaje detestable) y tiene sus momentos; el problema es que le falta filo como comedia negra y la premisa es algo vaga. Pero en general, es una película con mucho estilo ochentero y por momentos me recordaba a la maravillosa Gremlins.

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