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domingo, julio 13, 2014

Reseña: Splinter (2008)

Injustamente desconocida (quizás por el hecho de no tener actores conocidos en su elenco), Splinter (2008) es una de esas películas que vale la pena revisitar, y uno de los raros casos hoy en día en los que una cinta de terror llega hasta mí sin haber visto un avance o sin haber leído nada sobre ella con anterioridad. La he vuelto a ver recientemente tras varios años después de haberla encontrado, y no sólo se sostiene muy bien sino que merece sin duda una mayor notoriedad aunque sea por el hecho de ser probablemente el mejor plagio que jamás se haya hecho de La cosa (1982).

Realizada por Toby Wilkins (a quien más adelante veríamos en trabajos menos agraciados) Splinter trata de un grupo de desconocidos que toman refugio en una gasolinera ante el ataque de un misterioso monstruo mutante, una bacteria inteligente que se vale de los cadáveres de sus víctimas para construir su propio cuerpo. Parca en efectos especiales, la película sabe hacer de sus limitaciones su principal arma; es precisamente el diseño del monstruo (al que decide mostrar sólo lo necesario y nunca en todo su esplendor) lo más sobresaliente. Los efectos no sólo están muy bien trabajados sino que el concepto de la criatura es en sí una idea muy buena que en su ejecución adentra a la película en los terrores de la carne y genera una auténtica repulsión que francamente no recuerdo haber visto en muchos años, al menos no en el cine de terror comercial.

Es este alarde de creatividad en la recreación del monstruo lo que me hace perdonar un esquema de estado de sitio que es todo menos novedoso: los personajes no son lo que se dice muy interesantes aunque la sensación de peligro es bastante real y, nuevamente, el hecho de que se haya decidido mostrar poco a la criatura se agradece mucho en estos tiempos de sobrexposición de efectos especiales. Esta misma película en las manos equivocadas hubiese sido un desastre, pero curiosamente sus responsables parecen haber decidido alejarse lo más posible de lo que hubiera sido el tratamiento típico, y con ello han creado un muy memorable trabajo que sorprenderá a muchos como me sorprendió en su momento a mí.

Todo esto no debe hacernos olvidar, sin embargo, que tal como decía en el primer párrafo estamos ante una película con un estilo muy similar al de La cosa y que recicla varios de los elementos que John Carpenter popularizara en su faceta de terror más exitosa. Pero eso es algo que ya se viene haciendo desde hace mucho tiempo y no siempre con buenos resultados. Así que si queréis echar un vistazo a una muy buena película de monstruos que para variar sí que da aquello que promete, entonces echad un vistazo a Splinter, todo un acierto que ha aguantado sin problemas los seis años que tenía sin verla. Muy recomendable.

sábado, julio 12, 2014

Reseña: The Sacrament (2014)

Aquí en Horas de oscuridad somos seguidores confesos del director Ti West, y aunque Cabin Fever 2 (2009) nos haya dejado un tanto fríos, lo cierto es que tanto The House of the Devil (2009) como The Innkeepers (2011) son dos grandes películas de terror que no nos cansamos de recomendar. Por eso estábamos muy emocionados cuando vimos que se avecinaba su nuevo trabajo, The Sacrament (2014), y con ella la mirada de West al mundo de las sectas chungas y perturbadores cultos religiosos que ya nos han dado grandes obras en el pasado. Esta ilusión se diluyó un poco, sin embargo, cuando vimos que la nueva película de nuestro querido director es también otro exponente de esta pesada moda del horror con formato documental que se ha hecho tan popular en los últimos años.

De hecho es así; en un intento de mezclar el cine de terror con el periodismo gonzo, The Sacrament cuenta la historia de un equipo de periodistas de Vice que viajan hasta una selva remota en Suramérica para hacer un reportaje sobre una secta religiosa conducida por un carismático líder. Este grupo de gente ha decidido abandonar el mundo moderno y construir una comunidad idílica desprovista de crimen, odio y racismo en medio de la jungla, un lugar en el que por supuesto descubren que tras esa fachada utópica se encuentra algo mucho más siniestro. A pesar de que en ningún momento se menciona, la película está claramente inspirada en un hecho real ocurrido hace ya algunas décadas y que muy probablemente muchos conseguirán identificar. Si no digo explícitamente cuál es es sólo porque hacerlo sería un spoiler de los gordos.

Si algo bueno se puede decir de la película es que Ti West una vez más demuestra ese manejo tan certero del suspense que ya asomaba en las dos cintas arriba mencionadas; toda la primera mitad es maravillosa en cuanto a la tensión generada y en cuanto al ambiente conseguido en el escenario donde se desarrolla la acción. Además la película sube muchísimo cuando aparece el personaje del líder de la secta, una figura imponente que se come la pantalla durante la tensa secuencia de la entrevista con el grupo de reporteros. Toda esta primera parte es en realidad muy buena a pesar de que a nivel de argumento y forma no aporta nada que no hayamos visto antes.

Este, por desgracia, es el principal problema que tiene The Sacrament. Si bien es admirable el hecho de que Ti West haya decidido hacer algo distinto al resto de su filmografía, no deja de ser un bajón el que su nueva película pertenezca a un género tan manido como este. Aparte de que no es cien por cien coherente: la película en ocasiones parece metraje crudo y en ocasiones parece un documental perfectamente editado y montado, dependiendo de lo que convenga para hacer avanzar la trama, como si West no terminase de hallarse cómodo por las restricciones de la perspectiva en primera persona y nos condenase a preguntarnos una vez más por qué ciertas escenas están siendo filmadas. Pero quizás lo más lamentable del asunto es que es una película sin sorpresas ni riesgos: si quien está leyendo esto conoce el caso real en el que la película se inspira, sabrá exactamente cómo termina esta cinta. Hasta el final estuve esperando un giro que llevase la historia por derroteros diferentes a los que me esperaba, pero ese golpe de efecto nunca llegó. Es una lástima porque, repito, Ti West me encanta como director y realmente le tenía muchas ganas a esta película. Se queda en un manejo muy bueno de la tensión (sobre todo en su primera mitad) y en algunas actuaciones sobresalientes, pero al final se queda también en lo evidente y eso me decepcionó un poco.