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jueves, enero 20, 2011

Reseña: Night of the Demons (2009)

Aquellos que hayáis estado por aquí hace unos dos años y medio, recordaréis sin duda esta lista con cinco (entonces) próximos remakes de terror a estrenarse y el por qué todos ellos estaban condenados irremediablemente al fracaso. De los cinco, uno de ellos todavía no ha llegado a concretarse, y de los otros cuatro, el único que nos faltaba por reseñar era esta versión de Night of the Demons (2009), película ante la cual nos vemos obligados a matizar un poco nuestro prejuicio inicial; si bien es cierto que este refrito del director Adam Gierasch (quien tiene un mayor número de créditos como guionista en cuanto a cine de terror) está muy lejos de alcanzar incluso los modestos niveles de la original, es también mucho más divertida de lo que originalmente esperaba y al menos una digna continuación del estilo de la primera.

La premisa base sigue siendo la misma, en la que un grupo de jóvenes realiza una fiesta clandestina de Halloween en una casa embrujada y terminan invocando por accidente un grupo de demonios que los irán poseyendo y asesinado uno por uno a lo largo de toda una noche. Hay que destacar sin embargo que este remake está mucho más inclinado hacia la comedia que la película original de 1988, lo cual no es decir poco ya que esta era en gran medida una cinta en la que el tratamiento del horror estaba hecho desde una perspectiva juguetona sin dejar de ser cruel y sangrienta. En este último apartado la nueva versión también tiene lo suyo ya que es mucho más dada a los excesos, aunque por desgracia sólo en el apartado de violencia: si bien es cierto que esta versión de Night of the Demons afianza (muy previsiblemente) su fuerza en el despliegue indiscriminado de tías buenas (Shannon Elizabeth, Diora Baird, Monica Keena, Bobbi Sue Luther y un largo etc), la verdad es que en lo referente a despliegues de erotismo hay mucho menos tela que cortar que en la versión original.

Sin embargo, el verdadero punto difícil de perdonar está en la forma como esta versión desaprovecha lo que había sido el elemento más destacable y el verdadero punto de unión de la trilogía original, y es que la Angela de Shannon Elizabeth no sólo no tiene tanto protagonismo como en la original (de hecho es el personaje que está menos desarrollado, incluso para los estándares de esta película) sino que además es completamente distinto, muy alejado de la gótica reina de los demonios que encarnara en el pasado Amelia Kinkade. Esto es sólo uno de los muchos puntos en los que el argumento se separa de aquel mostrado en el original optando por hacer una película más violenta y más dada a las exageraciones que sin embargo no se olvida de evidenciar más que nunca las auténticas influencias de esta saga, principalmente The Evil Dead (1981), de Sam Raimi, y Demons (1985), de Lamberto Bava. No obstante esto no impide que la película haga referencia a su antecesora por medio de un breve cameo de Linnea Quigley y obvias referencias a la trilogía original, con las que los cazadores de guiños se lo pasarán pipa.

Evidentemente se hace necesario tener unas expectativas bajas para disfrutarla, ya que después de todo la película no está exhenta de problemas: se hace un poco larga una vez que comienza el ataque de los demonios, principalmente porque todo esto ya lo hemos visto, hay unos efectos especiales de chichinabo bastante cutres (especialmente en lo que se refiere a la transformación de los demonios), y la presencia de un Edward Furlong resucitado de entre los profesionalmente muertos e hinchado hasta perder el cuello descoloca muchísimo y es tremendamente desacertada. Pero con todo y eso, acomete la sabia decisión de no tomarse demasiado en serio a sí misma, a diferencia del 99 por ciento de los remakes de terror de hoy en día, y consigue algunos momentos de humor muy logrados incluso a costa de la propia película que son muy de agradecer. Es una verdadera película de Halloween aunque no llegue a los niveles de la original (que ya ganaba puntos con ese prólogo y epílogo tan típicos de esta entrañable fiesta) y al menos bastante digna de la trilogía iniciada en los ochenta. No todo el mundo parece haberlo visto así, ya que tras rodar en varios festivales, esta Night of the Demons no consiguió distribución en cines y tuvo que conformarse en pasar directamente a formato casero. Prejuicios aparte, y aunque como remake y película es indudablemente fallida, es sorprendentemente mejor de lo que me esperaba, tanto como para hacerla recomendable.

4 comentarios:

  1. Como bien dices, para verse sin demasiadas expectativas.

    Aún así, disfruté la actuación de Shannon Elizabeth en tantos niveles que de inmediato se volvió una de mis actrices favoritas para volverse Reina de las películas Serie B.

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  2. Cuando yo ví hace años Night of the Demons 1988 puedo asegurarles que sufrí de principio a fin. La vi por segunda vez hace poco y aunque no experimenté la vivencia de mi infancia, tampoco me dormí del tedio. El reemake de Night of the Demons es un ejemplo patético de como te puedes aburrir mirando una película a los quince minutos de comenzar a verla. Es la continua necesidad de Hollywood de querer explicarnos el terror (lo que no hace George Romero y no pasa nada) con absurdas conspiraciones de espectros para sumir al mundo en total oscuridad bla, bla, bla. Es el colmo de las patrañas en querer acabar con los malos inventando nuevos metodos (los demonios de ahora sucumben al contacto del hierro oxidado); mostrando jóvenes con coeficiente intelectual increible al descifrar en segundos esa paradoja. Es la falta de respeto por el público al poner en escena demonios canivales tan estúpidos que sus presas les pasan por un lado mientras ellos se distraen comiendo visceras. Es el asco de observar "actuaciones" planas, acartonadas, simples, patéticas; gente que trota mientras lo persigue una criatura del infierno, gente que echa chistes a la vez que los demonios van matandolos uno a uno, gente que no llora, no sufre, no se asusta por estas situaciones extremas (deberían ver The Texas Chainsaw Massacre 1974, para que Marilyn Burns les de una clase de espanto). En la película original nos preparan para un escape final, la lucha de los protagonistas al correr por sus vidas, una situación que pone los nervios al filo; en este remake no hay tensión, no hay emoción, no hay nada, solo unos estúpidos encerrados en una habitación llena de fracciones algebráicas o quien sabe que. En fin, estamos ante una absoluta falta de respeto y consideración para con un público que no merece recibir un producto tan pésimo de una obra a la que algunos catalogan como de culto.

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  3. Nunca he sido muy amigo de remakes a no ser que la película a remakear tenga muchos pero que muchos muchos años. No he visto esta y no puedo opinar, pero si es medio divertida y medio digna como dices, le echaré un vistazo a pesar de todo.

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  4. Anónimo5:35 p. m.

    Vista.

    Aunque es cierto que se hace un poco pesada a veces, se disfruta, sobre todo por el desfile de impresionantes mujeres. Eso sí, no me creo que Monica Keena saliera con Edward Furlong, pasadísimo, gordo, sin cuello y encima camello.

    Saludetes!

    Mario Parra

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