Tenía pocas esperanzas en un principio para Hatchet 3 (2013), creyendo que se trataba de una continuación forzada simplemente por el hecho de que esta vez no está dirigida por Adam Green, quien "únicamente" trabaja aquí como guionista y productor. Sin embargo, estaba equivocado; esta tercera (y según sus creadores, última) parte de la saga del slasher Victor Crowley está lejos de ser una obra maestra pero tiene innegables aciertos que la convierten en una película muy divertida, en un sentido descerebrado pero al menos fiel a lo que han sido sus principios estéticos desde el estreno de la primera parte.
La película empieza justo donde terminó Hatchet 2 (2010). Lo digo literalmente; el último plano de la segunda parte es el primero de esta tercera entrega, con Marybeth (una vez más interpretada por Danielle Harris) despedazando el cadáver de Victor Crowley y dando con sus huesos en la cárcel, hasta que es reclutada por una reportera que conoce la leyenda y asegura saber la forma de detener la maldición para siempre y poner al monstruo en su tumba de una vez por todas. Una nueva expedición por parte de la policía se salda por supuesto con la montaña de cadáveres que todos esperamos. Lo primero que llama la atención es la presencia en el elenco de antiguas caras conocidas del horror como Zach Galligan (a quien recordaréis como el protagonista de Gremlins (1984) y su secuela) y Caroline Williams (la protagonista de La matanza de Texas 2 (1986), y una final girl crepuscular). La presencia de Derek Mears se siente además como un evidente guiño a los fans de la saga de Viernes 13 al darnos la inevitable confrontación entre él y Kane Hodder, quien una vez más interpreta a Victor Crowley de manera sobresaliente incluso rozando los sesenta años.
Lo que sí es cierto es que esta es una de esas películas en las que todo el presupuesto parece haberse ido por el lado de los efectos especiales; los decorados son nefastos (una vez más se nota que es el mismo trozo de pantano reconfigurado para cada toma) y los uniformes de los polis están al nivel de una película de The Asylum, pero nada de eso importa: Hatchet 3, al igual que sus antecesoras, reniega por completo del CGI y se decanta por los efectos sangrientos de toda la vida, y de esos precisamente no faltan; la película desborda sangre y violencia en cada minuto de metraje, pero aunque su regodeo en la brutalidad es serio, comete el acierto de volver al espíritu de la original e inclinarse más por la comedia (a diferencia de la segunda entrega que parecía intentar ser algo más seria). Es una comedia, sin embargo, hecha desde el respeto, llena de chistes en las interacciones entre los personajes, pero que se pone seria una vez que los ataques de Victor Crowley ocurren. La presencia del monstruo de Kane Hodder, una vez más, es un gran acierto y el alma de la película. A decir verdad son él y sus masacres los auténticos protagonistas porque incluso la final girl Danielle Harris está relegada a un papel secundario y no hace casi nada hasta llegar el desenlace.
Lo más polémico de Hatchet 3 es sin duda el final. Sin revelar realmente nada, puedo decir que llamar a este final "abrupto" es quedarse corto, tanto que sentó bastante mal en el público durante la sesión en la que vi la película. Dicho final se siente en gran parte como una broma a costa del espectador al jugar con las expectativas que solemos tener en cuanto a cómo termina un slasher, pero es tan radical que me hace pensar que Adam Green y compañía no son completamente sinceros cuando afirman que esta es la parte final de la saga. Entretanto, yo recomiendo esta película a aquellos que les haya gustado la primera parte y a los seguidores de aquellos slasher divertidos y con una energía especial. Definitivamente no es para aquellos que esperen ver una película de terror seria, pero en el estado de ánimo correcto se hace muy entrañable.
las pasadas cintas de hatchet fueron muy interesantes, esta promete ser mucho mejor que las anteriores porlas escenas y por quien es el productor
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