Hace un par de años quedamos gratamente sorprendidos con The Woman (2011), una película de terror de Lucky McKee que rápidamente demostró ser de lo mejor que nos llegara ese año. Lo que en aquel momento yo ignoraba era que se trataba en realidad de la secuela de esta cinta de la que hablamos hoy. Al igual que la película de McKee, Offspring (2009) está también basada en una novela del inconfundible escritor de horror Jack Ketchum (quién además escribe el guión), y aunque se trata en apariencia de un trabajo más convencional, no deja de ser una película muy recomendable para los amantes del horror físico y las depravaciones varias por las que este autor es conocido.
Offspring echa mano de una tradición muy recurrente en el terror americano, que es la de las historias de caníbales situadas en el ambiente rural. En este caso encontramos un clan de salvajes nómadas que irrumpe en la vida de una familia de la frontera americano-canadiense en busca no sólo de alimento sino también de un bebé que aparentemente les servirá para algún ritual que necesitan. No hay muchos detalles acerca de dicho rito porque la película no se encarga de darlos, aunque no hace falta: basta decir que la confrontación entre los dos grupos familiares se lleva a cabo al mejor estilo de Las colinas tienen ojos (1977), con la familia "civilizada" descubriendo hasta dónde es capaz de llegar para proteger a los suyos.
Por supuesto, el auténtico motivo por el que terminé viendo esta película es precisamente el éxito de The Woman y el general buen recibimiento que tuvo. Asumo que para la mayoría de los que leen estas líneas habrá ocurrido igual, por lo que las comparaciones entre las dos cintas son inevitables. Sabiendo esto, esta primera parte no es tan impresionante como la entrega de McKee, que la supera gracias a su estética, su banda sonora y en general por su recargada atmósfera de cuento perverso. Lo que sí tiene esta primera parte es que es mucho más violenta, sangrienta, y a pesar de que su argumento es mucho más típico, hace honor al resto de la obra de Jack Ketchum al mostrar sin pudor algunos grandes ejemplos de miseria humana, no todos provenientes de los caníbales. Además, pocas películas hoy en día pueden presumir de mostrar una lucha a muerte entre dos niños. En este sentido puede hacerse difícil de soportar para algunos, puesto que está a años luz de otras muestras de terror mainstream en su exhibición de la brutalidad tanto sangrienta como sexual.
Pero aparte de eso, y esto es algo que han mencionado muchos antes que yo, es interesante ver cómo esta película nos adentra más en el universo de esos personajes que The Woman apenas esbozaba. Sabemos más sobre la historia de los caníbales, quiénes son y de dónde vienen, y aunque todos estos detalles no son necesarios para disfrutar de la película de McKee, sí que le dan otra dimensión y hacen del conjunto una experiencia mucho más rica. Así que si os gustó la secuela, tenéis que echarle un vistazo a esta. Quizás no sea tan destacable técnicamente, pero es una cinta de horror muy efectiva, y sobre todo incómoda, que es cómo este género tiene que ser. Ah, y por supuesto, la actuación de Pollyanna Mcintosh como la jefa de los caníbales es también uno de los puntos altos de la película, como no podía ser de otra forma.