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viernes, octubre 17, 2008

Reseña: Hellraiser: Bloodline (1996)

Hellraiser: Bloodline (1996) es no solamente famosa por ser la cuarta película de la saga iniciada con Hellraiser (1987), sino también por muchos otros motivos: es la única que cambia de registro para pasar al sub-género de películas "de antología", la última que se estrenó en cines, la última que explotó el personaje de Pinhead como centro absoluto de la historia, y es aquella en la que su director, Kevin Yagher, quedó tan decepcionado de los resultados que optó por el seudónimo de Alan Smithee. Con todo y eso, hay que reconocer que no es la peor de las películas de Hellraiser (eso lo cubrirían las secuelas posteriores).

Hellraiser: Bloodline fue, además, la primera de las sagas de terror que acometió la "valentía" de trasladar sus personajes al espacio, un camino que han seguido Leprechaun (1993) y Viernes 13 (1980). En este caso, dicha ambientación futurista es una de las tres historias que se entremezclan en la película, y que giran alrededor de tres miembros de la familia Merchant, sobre quienes pesa una maldición producto de haber creado la Configuración de los Lamentos. Es precisamente la historia de Phillipe Merchant, un fabricante de juguetes del siglo XVIII que accede a fabricar un artilugio para un aristócrata francés con preferencias por la magia negra, uno de los tres "cuentos" de los que se conforma la película, que salta luego a un joven arquitecto del siglo XX y finalmente a un científico del siglo XXII, que ha construido una gigantesca nave espacial que usará para atraer a los Cenobitas y acabar con ellos para siempre.

La idea, con todo y sus fallos, es ambiciosa, y se nota que al menos en su concepción inicial pretendió llegar más allá de sus fallidos resultados; la historia ambientada en la Francia pre-revolucionaria es lo suficientemente grotesca para haber salido realmente de los escritos de Clive Barker, y el edificio en el que se desarrolla la trama del "presente" enlaza a la perfección con el final de Hellraiser 3: Hell on Earth (1992). Asimismo hay detalles que dan a unidad a las tres historias, y no sólo en el hecho de que los tres Merchant son interpretados por el mismo actor, sino también en la presencia de la actriz chilena Valentina Vargas, que aporta el imprescindible atractivo erótico común en todas las entregas de la saga. Su personaje, una criatura infernal llamada Angelique, aparece en las tres historias y sirve de enlace entre ellas incluso más que el propio Pinhead, quien sólo aparece en el presente y en el futuro en su nuevo rol de pseudo-slasher (sobre todo en la historia ambienteada en el espacio).

Por desgracia los resultados no pueden ser más catastróficos: el argumento no se sostiene por ningún lado, y da la sensación de que el guión no hace sino saltar de una escena a otra sin ninguna coherencia interna. Esto es comprensible ya que gran parte del material rodado por Kevin Yagher nunca vió la luz (incluyendo secuencias enteras de los Cenobitas), y para colmo se le impuso la inclusión de un absurdo marco narrativo sin justificación alguna más que para mostrar a Pinhead antes de tiempo. El montaje del estudio ciertamente explota la figura de Doug Bradley al precio de hacer que la historia no tenga sentido y se queden muchas cosas sin explicar más o menos porque sí.

Al final de Hellraiser: Bloodline, la historia de los Cenobitas y su demoníaco puzzle llega a una conclusión final, aunque ya todos sabemos que cuatro secuelas más llegarían, esta vez con un enfoque totalmente distinto. La última entrada "cinematográfica" de la saga tiene así un cierre bastante lamentable, pero al menos ha pasado a la historia como uno de los grandes proyectos fallidos del cine de terror. Eso y poco más. Podríamos decir incluso que con esta película muchos habrían pensado que ambientar historias de terror sobrenatural en el espacio era una mala idea que no podía dar resultados decentes, lo cual hubiera sido cierto de no ser por el estreno al año siguiente de Horizonte final (1997), una gran e injustamente menospreciada película que sacaba precisamente de Hellraiser gran parte de su inspiración.

5 comentarios:

  1. Justo la semana pasada la vi en el OnDemand!!!

    Completamente deacuerdo. Pretende narrar la historia de los cenobitas desde el origen del cubo, creado por un Toy Maker llamado LeMarchand hasta la supuesta destrucción del mismo y de Pinhead (por parte del descendiente del juguetero, pues si linaje está maldito), con saltos de 200 años o así sin ningún tipo de interés.

    Y coincido en lo grande que es Horizonte Final.

    Ayer intenté (duré 20 o 25 minutos) ver Leprechaun 5 (Leprechaun in da hood). Me superó... "He's been in the country side, he's been downtown, he's been to Las Vegas, he's even been in space, now that evil Leprechaun is in DA HOOD! " eso sí, me entró curiosidad por lo de "in space"

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  2. con Event Horizon me tocaste la tecla nostálgica! No recuerdo haberte visto una reseña de esa película o sí?

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  3. Muy buena reseña, como siempre

    Una vez y suficiente, no creo que la vuelva a ver: Verdaderamente no entendi bien esta pelicula, el argumento mas o menos se puede comprender si pones de tu parte. Pero da la sensacion que la historia va a la deriba, perdida en el limbo.

    Un detalle que no olvidare fue ese chucho que tienen por mascota los cenobitas. ¿Como pueden haber animales cenobitas?

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  4. jaja, ese "chucho" es el peor y más falso muñeco aunque en la primera pelicula hubo uno más falso se cubriò porque esa pelicula fue genial.Pues bien yo creo que Angelique no debió convertirse en una cenobita su protagosnismo en esta película quedó en el olvido una vez covertida en cenobita creo que simplemente dibió dejar de existir ya que jamàs estaría a la altura de Pinhead.¿Si o no monorojo?

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  5. Yo creo que esta película pretendía se mucho más de lo que llego a ser, más ambiciosa, pero por x motivos no logro, una lástima, porque con un mejor planteamiento del guión hubiesen hecho una historia más atractiva, sobre todo con Angelique y su relación con Pinhead, bueno lo del "chucho" concuerdo con que era el animal más falso e innecesario que pudieron haber puesto, pero va a la par con el engendro de la primera entrega ese de los pasillos con un aguijón... fuera de serie

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