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martes, diciembre 07, 2010

Reseña: Legión (2010)

Legión (2010), primer largometraje como director del técnico de efectos especiales Scott Charles Stewart, es otro ejemplo más de Cristianismo pop, aquello que alguien por aquí definió tan acertadamente como Deuxploitation; una historia con posibilidades de desquiciada película de acción en la que hay ángeles luchadores, batallas con espadas, armas de fuego y hordas de gente poseída por espíritus celestiales que en poco se diferencian de salvajes zombificados. Todo ello, además, estructurado por medio del ya conocido arquetipo narrativo del estado de sitio en el que un grupo de personajes humanos se atrinchera en un apartado restaurante en medio del desierto americano para hacer frente a los ejércitos de un Dios que ha decidido acabar con la Humanidad de la peor manera posible y ante quien sólo se ha rebelado el último de los arcángeles con Fe en la raza humana.

La película echa mano de varios elementos ya conocidos al abordar un tono bastante reconocible en este tipo de cine, tomando como referente especial la obra de John Carpenter, no sólo Asalto al precinto 13 (1976) sino también Príncipe de las Tinieblas (1987) o algunas de las más recientes como Vampiros (1998), con la que comparte sus ambiciones de western sobrenatural con Paul Bettany haciendo de héroe oscuro tocado por poderes divinos, en lo que se antoja una evidente preparación para su inminente papel protagonista en la adaptación al cine de Priest (2011), la que casualmente estará realizada por el mismo director. Aunque no lo parezca en un principio, Legión también se asemeja a estas cintas en el hecho de contar con unos recursos bastante limitados que justifican en parte la escogencia de los "poseídos" como principal fuente de peligro, ya que el presupuesto destinado a efectos especiales por lo visto sólo daba para crear dos ángeles antagonistas y nada más. Es aquí por desgracia donde se acaban las semejanzas, ya que la película no tiene mucho más que mostrar a nivel de argumento ni (quizás esto sea lo más grave) a nivel de acción.

Ejemplo de esto es que momentos supuestamente inquietantes como la aparición de una anciana poseída en el restaurante terminan causando el efecto contrario al ser una secuencia francamente cómica. El resto de enfrentamientos con los monstruos no pasan de ser momentos muy puntuales que hacen que la película pierda continuidad y se sienta como un montón de escenas concatenadas que siguen todas el mismo patrón de incrementar la "dificultad" con una serie de criaturas en las que el diseño se siente bastante perezoso y convencional (salvo la aparición breve del siempre genial Doug Jones en una escena en la que parece que la película se ha detenido). Encima, y esto es una apreciación bastante personal, el supuesto carácter transgresor de hacer de Dios el "villano" no funciona porque no queda claro exactamente cual es el alcance de las fuerzas celestiales ni se establecen claramente los "monstruos" pertenecientes al bando del enemigo. Con esto sólo quiero decir que los ángeles parecen realmente demonios/zombis y el imaginario de las criaturas no está acorde con lo que en un principio parecía una interesante idea del Hombre acosado por la fuerza destructura del Bien contra la que se ve obligado a luchar. La premisa en este caso no funciona porque la manera como se presenta Dios (y los ángeles) contradice la concepción que teníamos de estos y lo que hacía la premisa atractiva en primer lugar, aparte de hacer de la resolución final algo cuanto menos confuso e incomprensible, como si Dios en lugar de un ser omnipotente fuese un niño caprichoso o al menos un esquizofrénico.

Pero lo que quizás no se pueda perdonar en realidad es que con todo y sus artificios y sus concesiones a su estética de película de acción por encima del relato de terror, Legión es una película muy predecible y vacía que finalmente resulta bastante aburrida y deudora de algo muchas veces visto y en muchas ocasiones mejor hecho. Los numerosos palos que se llevó en el momento de su estreno hacen improbable la idea de una secuela sugerida por el final abierto con el que se cierra este argumento desperdiciado. Para ejemplos de ángeles luchadores resulta mucho más recomendable acercarse a The Prophecy (1995), película con la que Legión tiene muchos puntos en común pero que resulta infinitamente superior a esta fallida extravagancia visual.

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