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lunes, marzo 01, 2010

Reseña: Pulse 3 (2008)

Este cierre de la trilogía iniciada con la versión americana de Pulse (2006) salió, como su antecesora, directamente en formato casero, y con ella forma una dupla bastante diferente del remake que vio nacer la saga. En realidad, esta tercera parte, titulada Pulse 3: Invasion (2008) abandona las pretensiones de monster-movie de la primera y continúa la senda post-apocalíptica iniciada por Pulse 2: Afterlife (2008). De esta forma su guionista y director, Joel Soisson, parece querer compensar una carencia de medios bastante evidente que se traduce en la que probablemente sea la más sencilla de las tres películas.

Tanto es así que el argumento podría haber transcurrido en menos de la mitad del metraje: Justine, la niña superviviente de la segunda película, ha pasado los últimos siete años viviendo en una comunidad de refugiados, un ambiente sucio y ruinoso que ha rechazado la tecnología pero que al parecer se ha ido rindiendo poco a poco a la superstición y a la miseria. Pero un día Justine encuentra entre las ruinas un ordenador en el que halla la voz de Adam, un enamorado virtual que asegura estar vivo entre las ruinas de la ciudad y por el que iniciará un viaje que la llevará a través de los despojos de la antigua civilización humana. Tal como ocurriera con la película anterior, la idea de la que parte esta tercera entrega ciertamente no es mala y daba para un desarrollo interesante que cerrara la trilogía de forma decente. Por desgracia no es así, ya que las carencias de las que hacía gala Pulse 2 están aquí bastante exageradas. Uno de los principales problemas es, como ya mencionaba arriba, que el argumento se siente demasiado estirado. En el viaje de Justine hasta la ciudad no ocurre prácticamente nada salvo una visita a una antigua granja de algodón que no aporta gran cosa al argumento.

Pero es que además, gran parte del tiempo de metraje se va en situaciones dramáticas que no conducen a ninguna parte. Hay una escena, por citar un ejemplo, que busca crear un supuesto drama entre Justine y el fantasma de su madre (reminescencia de la película anterior) que no sólo resulta intrascendente dadas las motivaciones reales del personaje para haber iniciado su viaje sino que encima da pie a un monólogo bastante pobre y de un dramatismo de culebrón. La reaparición de otro personaje de la segunda película da pie a una revelación no-tan-sorprendente acerca de las verdaderas intenciones de Adam, pero la resolución que se da a este conflicto es cuanto menos confusa al dejar las motivaciones de Justine como una gran incógnita.

Estéticamente la película es tan terrible como la anterior; el uso reiterado de la pantalla azul en prácticamente todas las escenas está muy mal hecho y (digan lo que digan) distrae demasiado. Nuevamente la película insiste con el diseño estático-electrónico de los fantasmas, pero la ambientación de ciudades ruinosas con espíritus deambulando lentamente tiene ecos inconfundibles a Soy Leyenda y a práticamente todas las cintas de zombis que se han hecho en los últimos años. Nada de esto salva la monotonía de Pulse 3, una película que termina con una vergonzosa moralina final acerca de las "bondades de la vida sencilla". Es una pena porque dentro de todo hay buenas ideas en el planteamiento inicial que no encuentran una salida digna.

3 comentarios:

  1. Despues del fiasco que resulto ser la segunda (bueno, y la primera) ni siquiera me atrevi a ver esta.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Ademas la 2 y la 3 carecen de efectos y se torna aburrida. Lo mejor hubiera sido dar mas protagonismo al hombre de rojo Zigler en el que trataba de escapar de la ciudad arruinada y llena de fantasmas.

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