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miércoles, diciembre 14, 2005

Reseña: The Blob (1988)

Una razón por la que a veces los remakes no funcionan es porque sus realizadores olvidan aquel principio según el cual aquello que funcionó en una época no necesariamente tiene el mismo resultado tiempo después. En este sentido, la clave para que una versión nueva de una película funcione es que la actualización pueda descubrir nuevos filones que la original no había explorado, o en su defecto pueda compensar aquellos fallos de la original a un nivel puramente técnico pero al mismo tiempo manteniendo cierto respeto hacia el material del cual proviene toda la magia. Algo similar sucede con The Blob (1988), versión ochentera del clásico serie B que se hiciera treinta años antes, y que en la actualidad está por ver la luz una tercera vez.

El tono de esta película viene dado desde el principio por su título maravillosamente onomatopéyico. Al igual que la original, la trama trata acerca de una forma de vida gelatinosa que devora toda criatura viviente a su paso y que crece en forma descontrolada a medida que se va cobrando más víctimas. Los orígenes del monstruo nos son desconocidos al principio, de manera que la historia arranca muy pronto con las visiones constantes de esta aformidad color rosa que mata y devora de la manera más brutal posible.

Libre ya del contenido pseudo-político habitual de los años cincuenta, el remake de The Blob se hunde en las raíces de serie B convirtiéndose en un espectáculo grotesco y autoconsciente, aunque no por eso menos disfrutable. Mientras que la original, con un joven Steve McQueen que debutaba en su primer papel protagónico, participaba de aquella filosofía de "tenemos que salvar el mundo porque somos jóvenes americanos", esta nueva versión nos pone de protagonista a un adolescente gamberro e irresponsable (interpretado por Kevin Dillon, hermano de Matt Dillon y, como él, todo un icono homo-erótico) con la típica motocicleta, chaqueta de cuero y melena, un delincuente juvenil que por supuesto encuentra su lado sensible gracias al amor de una jovencita virginal con niño que cuidar y todo. A partir de allí, la película comienza a repasar uno a uno los tópicos del horror típico de auto-cine, incluyendo la ya clásica escena de la pareja en el coche aparcado. Pero donde destaca realmente la cinta es en las muertes, cada una más gráfica e inverosimil que la anterior, no sin cierta dosis de hilaridad (el momento que aparece en la foto, en el que la masa gelatinosa coge a una de sus víctimas y la disuelve hasta pasarla por la tubería de un lavaplatos es realmente antológico).

El director de esta película es Chuck Russell, director de género que actualmente prepara otro remake, el de Piraña (1978), el clásico de Joe Dante. Russell tiene encima toda la carga de una década en la que abundaron los productos casposos de terror, y por eso es que esta versión de The Blob sabe que se enfrenta a toda una tradición de creature features y películas de desastres: memorable resulta la escena en la que el monstruo coge a sus despavoridas víctimas colgado del techo de una sala de cine (!), de cuyo público selecciona su comida como si se tratase de un mostrador de frutas, repitiendo el que sin duda era el mejor gag de la original y que treinta años después seguía teniendo el mismo valor.

Por todo esto nos encontramos ante otro de esos casos en los que un remake puede plantarle cara a la versión original con mucho orgullo. Ahora que estamos a punto de ver una nueva versión, es justificable que se renueve el interés por las anteriores ediciones de los ataques de esta gigantesca bacteria capaz de desatar el Apocalipsis a donde quiera que vaya. En mi opinión se merece mucho más que un vistazo.

4 comentarios:

  1. Una pelicula con muchísimo encanto. Muy divertida, y entretenida. Consigue con creces lo que se propone.

    Un saludo!

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  2. A mi me gustaba mucho esta peli, llegué a grabarmela en video una vez que la pasaron por la tele en mi adolescencia y a visionarla varias veces.

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  3. Muy divertida. Una serie b muy digna y como remake mas que correcto ( aunque no es que tenga muy fresco el recuerdo de la original). Tiene bastante gore y los fx estan bastante currados.

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  4. Tanto esta como la original son dignas hijas de su epoca, tanto en lo bueno como en lo malo. Me gustan las dos, aunque puede que haya que ser, por lo menos, aficionado al genero para disfrutarlas a día de hoy...

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