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miércoles, febrero 22, 2017

Reseña: Split (2016)

Tras haber pasado ya demasiado tiempo en la lista negra de gran parte de la critica mainstream, y luego de un interesante pero definitivamente tímido regreso con La visita (2015), M. Night Shyamalan pone todas las cartas sobre la mesa con Split (2016), con la que no sólo se ha marcado un impresionante regreso sino que ha conseguido la que en mi opinión es una de sus mejores películas, sin duda alguna la mejor en más de una década. También es uno de sus trabajos más pequeños: bajo presupuesto, pocos personajes y escenarios, elementos que muy han sabido ser muy bien explotados por el omnipresente productor Jason Blum, quien una vez se ha aliado con M. Night en una interesante propuesta que construye el suspense principalmente a base de diálogos y actuaciones, y lográndolo de forma envidiable.

Es poco lo que se puede decir sobre la trama porque es muy básica: un trío de chicas adolescentes son secuestradas a plena luz del día y llevadas al sótano de un misterioso hombre que las ha recluido con un fin que de entrada no les es revelado pero que tampoco augura nada bueno. El hombre en cuestión sufre además de una enfermedad mental conocida como trastorno de identidad disociativo, que hace que en su cuerpo convivan veintrés personalidades distintas, cada una con su propia historia y características, por lo que las chicas deberán buscar la manera de lidiar con todos estos "individuos" si desean escapar con vida. Todo esto está narrado con el acostumbrado tono oscuro y tenso del cine de Shyamalan, y la película engancha desde el primer momento y crea un genuino interés por saber qué es lo que ocurrirá después a medida que la situación se vuelve más desesperada y las posibilidades de supervivencia de las chicas se ven reducidas.

Por supuesto, si tal como ponía arriba esta es una película que se sostiene mediante diálogos, está claro que las actuaciones tienen que ser su principal fuerte, y es así; tal como ha mencionado todo el mundo ya, James McAvoy en el rol del secuestrador "Kevin" está absolutamente enorme, demostrando una vez más ser un actor que domina una gran cantidad de registros por mucho que su reciente omnipresencia en el cine comercial haga poco por lucir su talento. No es el caso aquí: McAvoy consigue dominar las seis o siete personalidades que muestra en la película con una sutileza que pone los pelos de punta. Esto no es raro porque Shyamalan suele sacar trabajos muy buenos de sus actores incluso cuando estos no son tan conocidos por sus dotes histriónicas (no es el caso aquí, pero es importante señalarlo). Otra que está espectacular es la chica protagonista, Ana Taylor-Joy, a quien ya conocíamos de La bruja (2015) y que, aunque tiene una considerablemente menor cantidad de diálogos, tiene un arco argumental muy interesante que se va desenvolviendo a lo largo de la película y que hace de ella una heroina bastante poco común. En general todo el aspecto del secuestro está muy bien llevado a cabo y huye de prácticamente todos los clichés que se podrían esperar de un trabajo así. Si esta película se hubiese hecho hace diez años en plena efervescencia del cine de torturas, el resultado habría sido mucho menos interesante.

Es una lástima quizás que estos dos personajes, la chica protagonista y el secuestrador, sean los únicos que están realmente desarrollados ya que Shyamalan no parece haber mostrado ningún interés en los demás más que como apoyos para la trama principal. También imagino que esta película se granjeará comentarios negativos por la si se quiere amarillista manera que tiene de retratar la enfermedad mental y sus características, pero honestamente creo que juzgarla en ese sentido sería un error: la intención de Split no es en ningún momento erigirse como una representación seria de un trastorno psicológico real, sino que pertenece a un universo de ficción cien por cien fantástico, como sin duda alguna queda claro por su tramo final. No lo voy a revelar aquí porque vale la pena verlo de primera mano, pero digamos simplemente que esta película transcurre en un mundo con unas reglas distintas a las nuestras y que termina siendo partícipe de esa ruptura con la realidad que el cine de M. Night nos ha mostrado tantas veces: ya sea con fantasmas, alienígenas o superhéroes, este es un mundo en el que hay cosas más allá de lo que podemos ver o conocer, y eso me ha convencido.

Definitivamente muy recomendable, de las mejores de su director con diferencia. Aquellos que han venido siguiendo su obra desde el principio la disfrutarán mucho porque en muchos sentidos es un regreso de M. Night a aquellos trabajos de sus inicios que le hicieron ganarse nuestro corazón. Pero como bien han dicho por ahí, Split debería funcionar al menos como una prueba de que en realidad nunca se fue, por mucho que fracasos comerciales y ocasionales trampas del ego hayan podido dar señas equívocas de lo contrario. Me ha encantado. Quiero más.

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