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sábado, junio 28, 2014

Reseña: El hombre sin sombra 2 (2006)

La decisión de hacer una secuela de El hombre sin sombra (2000) es algo francamente inexplicable, ya que dudo mucho que alguien haya estado esperando una continuación de la que es considerada por muchos como la más floja de las aventuras hollywoodenses del director Paul Verhoeven. Pero por lo visto algún atractivo tenía que haber, ya que el propio Verhoeven pone la mano como productor ejecutivo de El hombre sin sombra 2 (2006), tardía secuela lanzada directamente a formato doméstico y que intenta nuevamente mostrarnos lo que ocurre cuando un hombre es dotado con el poder de la invisibilidad y pierde el control de sí mismo.

Algo que hay que destacar como positivo es que la película, a pesar de no guardar casi ninguna relación de continuidad con la anterior entrega, no nos hace pasar nuevamente por todo el proceso de descubrimiento del suero de invisibilidad y va directamente al grano. Curiosamente, en esta ocasión la historia no está contada desde el punto de vista del hombre invisible sino de aquellos que deben enfrentarse a él. Esto hace que el personaje del villano (interpretado por un Christian Slater que por motivos evidentes casi no sale en la película más allá de su trabajo de voz) no sea ya el protagonista sino una amenaza a derrotar, un asesino a sueldo traicionado por el gobierno a quien el poder de hacerse invisible ha roto su ya de por sí frágil psique y lanzado en una senda homicida para conseguir la cura para el inevitable deterioro físico que trae su condición. 

Todo esto está muy bien, he de reconocer, y sobre todo me gusta que al menos el hecho de hacer del personaje un supersoldado (con todo y lo poco creíble que pueda resultar Christian Slater en dicho rol) es una buena excusa para el carácter casi invencible de alguien que en el fondo no deja de ser un hombre desnudo y descalzo que se enfrenta a personajes armados hasta los dientes. Este desequilibrio de fuerzas alcanza a veces momentos francamente ridículos de lo inverosímil que resulta, pero esto es algo que ya ocurría en la primera entrega así que no sé hasta qué punto se le pueda reclamar. El principal defecto que tiene la película es que su desarrollo es muy aburrido, su argumento es demasiado sencillo y el elenco está compuesto por actores de tercera fila entre los que destacan negativamente los dos nefastos protagonistas construidos como sendos clichés de este tipo de historias: la joven y guapa científica que tiene la respuesta para todo y el joven y guapo policía que aporta el músculo y que está (por supuesto) motivado por la muerte de su compañero a manos del villano.

Siendo sinceros, El hombre sin sombra 2 no es peor que la mayoría de estas secuelas tardías directo-a-vídeo que son hoy por hoy un género en sí mismo; es innecesaria, plana y sólo ligeramente entretenida, hecha con actores en sus horas bajas (Christian Slater tiene además una pinta extrañamente femenina en esta película) y francamente olvidable. La primera se salvaba al menos por sus increíbles efectos especiales y por un elenco carismático que se sostenía gracias al trabajo de Elisabeth Shue y Kevin Bacon. Esta ni siquiera tiene eso. Pero la he visto hasta el final y de corrido, cosa que en estos casos no siempre ocurre.

sábado, junio 14, 2014

Fantasy Filmfest 2014

El próximo 27 de agosto tenemos una cita con el Fantasy Filmfest de Berlín, y este año es especial porque finalmente tengo un pase y hasta me he pedido vacaciones para absorber todas las películas que pueda durante los 12 días que dura el festival. 

Las cintas que se podrán ver durante estos doce días ya están comenzando a salir en la página oficial, pero para poder llevar bien la cuenta e ir actualizando lo que será nuestra actividad de reseñas de los meses siguientes, he decidido crear esta lista de Letterboxd en la que iré metiendo aquellos títulos que vayan siendo confirmados. Llegado el momento, en esa misma lista caerán micro-reseñas en caliente que luego serán extendidas aquí en Horas de oscuridad

Mientras tanto, seguiremos intentando revitalizar esto mientras seguimos enfrascados en proyectos personales que han acaparado nuestra atención en los últimos meses. ¿Qué se le va a hacer?

martes, junio 03, 2014

Reseña: Retornados (2013)

Habría que reconocer el inmenso mérito de Retornados (2013) tan sólo en el hecho de haber conseguido algo nada fácil hoy en día: sacar un ángulo novedoso al muy manido tema de lo zombi. Y efectivamente, es la idea base de la que parte una de las cosas más interesantes de esta producción hispano-canadiense que llegó a mi ciudad luego de haber pasado por varios festivales. Es curioso, sin embargo, que no haya escuchado hablar más de ella durante su paso por España (ni siquiera sé si se llegó a estrenar comercialmente) porque, insisto, me ha gustado mucho y pienso que da mucho juego en una época en la que el cine de muertos vivientes se ha uniformizado aún más de lo habitual.

Su premisa tiene lugar precisamente años después del Apocalipsis Zombi, cuando la humanidad se ha salvado gracias no sólo a la erradicación de los muertos vivientes, sino al descubrimiento de una droga capaz de mantener a raya la transformación en aquellos víctimas que están todavía en la fase inicial después de haber sido infectados. Pero la droga tiene un inconveniente, y es que debe ser inyectada periódicamente para detener el virus, por lo que nos encontramos ante una sociedad en la que una parte importante de la población es una bomba de relojería. Estos habitantes, conocidos en todas partes como los "retornados", se convierten así en seres temidos por todos y señalados por el gobierno, lo que por supuesto no pintará bien cuando llegue la inevitable crisis producto de la escasez de la milagrosa cura.

La ambientación de sci-fi realista y la mezcla de elementos de horror con una obvia metáfora social empareja a esta película con otras obras que ya hemos reseñado aquí como Daybreakers (2009) o The Purge (2013), aunque Retornados es quizás mucho menos explícita al tener lugar después de la crisis que da inicio a la trama y manejarse por el contrario bajo la amenaza de que dicha situación de horror pueda regresar. Este detalle es muy significativo porque estamos ante una de las pocas muestras de cine zombi en el que dichos cadáveres ambulantes brillan por su ausencia; de hecho, quitando el prólogo, en toda la película sólo hay una escena de violencia zombi, mientras que todo el resto del metraje no hace sino resaltar que el verdadero peligro reside no en los infectados sino en el miedo que poco a poco domina a la sociedad cuando la escasez y la amenaza del Otro se hacen presentes.

Esto último tiene también una interesante consecuencia y es que ninguno de los personajes se libra de momentos de ambigüedad moral; una de las cosas que la película explota (y muy bien) es hasta dónde somos capaces de llegar por proteger aquello que amamos incluso a costa de actos moralmente reprochables. Son estas ideas y la forma inteligente y honesta en la que maneja su premisa lo mejor que tiene y el motivo de que me haya gustado tanto, ya que del resto es una película muy sencilla en cuanto a estética y desarrollo. Con todo y eso, muy recomendable.