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domingo, junio 12, 2016

Reseña: La bruja (2015)

Si habéis estado al menos ligeramente pendientes del panorama de cine de terror de las últimos semanas entonces es más que probable que hayáis escuchado hablar de La bruja (2015), debut como director del norteamericano Robert Eggers y un trabajo que ha causado sensación incluso más allá de los aficionados de dicho género dondequiera que ha estado. tanto que a diferencia de la mayoría de estas producciones independientes de cine de miedo, incluso ha tenido un pase comercial en sitios donde normalmente estos trabajos no suelen tener mucha cobertura. Con esto quiero decir que cuando me acerqué a ella lo hice motivado por un hype tremendo que, para variar, ha resultado estar muy bien fundado; estamos sin duda ante una de las películas de terror más sobresalientes de este año, y sé que lo estamos porque ya incluso tenemos un buen puñado de críticos que dice que realmente no se trata de una película de terror.

Saliendo airoso del nada desdeñable desafío de hacer cine de terror con ambientación de época, Eggers lleva su película al pasado colonial de Estados Unidos cuando una familia de puritanos de la Nueva Inglaterra son expulsados de su comunidad debido a su heterodoxia religiosa y se mudan a los límites de un misterioso bosque, donde sufrirán el acoso de una bruja que utilizará a los niños de la familia en su contra. Es importante mencionar que a pesar de que el drama entre los personajes y su subtexto de resentimiento, sexualidad reprimida y secretos contribuye en gran medida a las desgracias de la familia, la existencia sobrenatural del Mal es presentada como algo real desde el principio: la bruja en cuestión existe, como existe la magia negra que poco a poco se va apoderando de la familia hasta desembocar en un inmejorable y sangriento final. Lo que realmente impresiona es que Eggers no se ha conformado con utilizar las formas típicas de este tipo de cine sino que ha logrado imprimir a su cinta de un realismo más apropiado para un drama de época: todo en la película está dedicada a conseguir esa inmersión total del espectador en el mundo que ha creado, desde el impecable diseño de producción y vestuario, pasando por ese inglés deliberadamente arcaico extraido de la Biblia de Ginebra, hasta la fotografía de luz natural y las proporciones de una pantalla con un mayor espacio vertical para poder captar en su plenitud la altura de los árboles y la inmesidad del bosque. Estéticamente es una película maravillosa cuyas imágenes se quedan en tu mente mucho después de haberla visto, y que al mismo tiempo consigue un ambiente en verdad inquietante que hace que el espectador se sienta, como la familia, completamente desamparado en aquel sitio inhóspito que parece alejado de la mano del hombre civilizado y de su Dios protector.

Esto último me lleva a una cosa que se ha mencionado hasta la fecha en muchas reseñas, y es supuesta presencia de una especie de crítica hacia la religión en cuanto a la actitud de la familia y la naturaleza del mal que les acecha. Me ha parecido curiosa esa visión ya que mi experiencia con la película ha sido precisamente la contraria, y esto es algo que se ha reforzado después de leer varias entrevistas a su director e incluso haberle escuchado en el pase del festival donde la vi: La bruja me ha parecido ante todo una cinta que habla sobre la religión como símbolo supremo de comunidad, y lo que desencadena las desgracias que caen sobre la familia protagonista es precisamente el haber abandonado la seguridad que brindaba su comunidad y su religión y haberse expuesto por lo tanto a los peligros de aquella presencia foránea que habita en el los bosques fuera de su civilización, ese monstruo que acecha fuera de su Fe. Esto también se ve reflejado en su final, el único posible si tenemos en cuenta la necesidad por parte de la protagonista de buscar su seguridad adentrándose en otra comunidad que le ofrece la protección que su familia ya no puede darle.

Pero claro, esto es tan sólo una opinión muy subjetiva, y lo más interesante de esta película es la gran cantidad de lecturas que ofrece y su negativa a darnos los clásicos puntos reconocibles de una historia de terror convencional. Esto último quizás explique el que tantos críticos hablen de ella como algo que "trasciende" su género, como también puede que explique el otro punto que más se ha comentado en casi todas las reseñas que he leído, y es la gran diferencia de apreciación que ha tenido esta primera cinta de Eggers entre la crítica y el público mayoritario, que al parecer no ha quedado tan impresionado con ella como el selecto público cinéfilo. Craso error, si me lo permitís, y uno que muy probablemente se deba a la negativa por gran parte del espectador medio de salirse de los esquemas marcados por los grandes éxitos del gore o el horror sobrenatural. Por favor, dadle un pase, porque esta es sin duda una de las mejores de este año del que todavía no hemos gastado ni la mitad.